on muchas las dudas y pocas las certezas sobre los efectos del covid en nuestras sociedades. ¿Han cambiado las prioridades de gobiernos y ciudadanía? ¿Estamos mejor preparados para futuras pandemias? ¿Qué huella dejará en la salud física y mental? ¿Llegará la vacunación universal aunque sea por puro egoísmo? ¿Salimos mejores? También hay certezas como el papel clave de la ciencia y la sanidad y otra que se cumple en todas las desgracias: siempre hay quien saca provecho entre el desastre. El último informe de Intermon Oxfam desvela que una privilegiada minoría sale muy bien parada de estos dos años de pandemia mundial. Los diez hombres más ricos del mundo han doblado sus fortunas mientras el 99% de la humanidad ha visto caer sus ingresos y al tiempo que "se creaba un millonario cada 26 horas", 160 millones de personas más caían en la pobreza. Datos que agrandan una desigualdad que cuesta vidas y que se deben contraponer cuando se alega que no hay dinero para mantener los servicios públicos que hacen la vida más fácil y acortan las diferencias sociales. Afirma la directora de la ONG, Gabriela Bucher, que "no hay una escasez de dinero sino del coraje y la imaginación necesarios para ser liberados de la camisa de fuerza fracasada y mortal del neoliberalismo extremo". Nada más que añadir.