Un perro activo, un perro que juega y que ve satisfecha su curiosidad, que es sociable es un animal sano de cuerpo y mente. Salir de casa, explorar todos los rincones, socializar con sus iguales harán de él un can equilibrado.

Uno de los juegos preferidos de los perros suele ser el perseguir y recuperar objetos que se les lanzan, una pelota, un palo, un muñeco. También le gustan los tira y afloja con juguetes de cuerda, goma o cuero. A ellos se une el gusto por mordisquear cosas duras cuando juegan solos. Todos tiene en común el uso de la boca para jugar, ejercitarse y entretenerse.

Una niña y un teckel juegan al tira y afloja con un modedor Freepik

De esto se deduce que los mordedores, en cualquiera de sus modalidades, son sus juguetes preferidos. Eso sí, en plena interacción con su humano ya que es un animal social.

Para qué un mordedor

Dado que los perros usan su morro, su boca para casi todo, los mordedores son una herramienta-juguete esencial en su desarrollo. De entrada, son un puente que une al perro y al resto de su familia. Es un juguete con el que pasar mucho tiempo el uno con el otro en un actividad que afianza la relación entre ambos. Yo me lo paso bien, tú te lo pasas bien, nos divertimos, qué bien estamos juntos.

Pero además de esto, los mordedores tienen la función principal de satisfacer su necesidad de masticación, algo que les ayuda, por un lado a mantener sus dientes y encías sanas y limpias y, por otro, a liberar estrés, les ayuda a relajarse de una forma entretenida.

Si hay algo que odian los perros, y además les sienta fatal a ellos y a quienes convivan con ellos, es el aburrimiento. No tener estímulos, algo que hacer que les interese puede acabar en una ansiedad destructiva que haga que muerdan otras cosas, zapatos, alfombras, muebles... Un mordedor les da la oportunidad de desfogarse de forma saludable a la vez que se entretienen y juegan.

En esto de la salud, estos juguetes también mejoran la actividad física, ya que jugar a coger la pelota, el muñeco o el palo les obliga a ir de un lado a otro quemando energía y evitando la obesidad.

Finalmente, resultan también útiles para educarlos y adiestrarlos en las ordenes básicas de ven, busca, sienta, suelta y similares.

Posibles problemas

Pero no todo va siempre bien con los mordedores. Un ejemplo es el de la obsesión por perseguir la pelota. Puede que nunca tengan suficiente de este juego. Lo normal es que tras un rato, uno de los dos se aburra y corte el juego. Puede ser el perro, que se ha cansado y busca cambiar de actividad, o el humano al que le duele el brazo de lanzarla. Si tras un rato de miraditas, nuestro perro se conforma y busca otra cosa, todo va bien, pero si insiste demasiado, si siempre quiere jugar, puede que la pelota sea algo más que un juego y se convierta en una obsesión.

Esto puede trasladarse a los mordedores, que resultan ser el desahogo de una ansiedad de origen desconocido. Esto ocurre con perros muy nerviosos o con muchos miedos que no saben gestionar sus emociones y en momentos de crisis las desahogan con ellos o en casos de crisis, muerden lo primero que tienen cerca de ellos, una manga, la correa o, peor, una mano o una pierna.

Un perro de raza beagle juega con un pelota Freepik

Por ello es importante que lo primero que se les enseñe es a soltarlo en cuanto se les dé la orden, por si acaso. Además, es importante que cuando se empiece a usar mordedores como juguete o como ejercicio sea la relación con su humano lo que le motive y no la emoción que siente cuando muerde o sujeta el objeto.

Pautas para usar los mordedores

Para un buen uso de los mordedores estas son algunas pautas necesarias:

Ofrecer el mordedor adecuado, que se ajuste al tamaño, edad y potencia de mordiscos. la fuerza de mordida de tu perro.

Estar atentos a cómo el perro usa el mordedor mientras juega. Se trata evitar accidentes o lesiones, ademas de deshacer se él si esta muy dañado

Utilizarlo como recompensa, cuando hace algo bien. Así lo asociarán un comportamiento positivo.

Limpiarlo regularmente con agua y jabón para evitar la acumulación de suciedad y eliminar patógenos.

Limitar el tiempo de juego con el mordedor para evitar que se aburra o se vuelva dependiente de él. Lo ideal es tener varios y que los coja cuando quiera.