Somos mayores - Algún siglo de estos se eliminarán de la normativa electoral vigente dos memeces insostenibles. La primera, la prohibición de difundir encuestas una semana antes de los comicios. Es una limitación que no tuvo sentido cuando se impuso y, mucho menos, en estos tiempos en que manejamos información (verdadera y falsa, ahí no me meto) al segundo. No veo yo qué puede cambiar que cada cabecera mediática arrime el ascua demoscópica a su sardina hasta el último día. Se supone que somos lo suficientemente mayorcitos como para distinguir el grano de la paja. O, qué carallo, para dejarnos inluir por lo que nos dé la gana.

Reflexión - La otra gachupinada es la imposición de la “jornada de reflexión”, con la prohibición de difundir llamamientos expresos al voto. Nos vuelven a tomar por chiquilines a los que hoy vamos a optar, primero por votar o no votar y, segundo, en el caso de que decidamos acercarnos al colegio electoral, por qué papeleta concreta para el Congreso y por qué tres personas específicas -vale que sean de diferentes partidos- para el Senado. Nos sobran esas 24 horas porque a) ya lo tenemos pensado desde hace un buen rato y b) de lo nuestro gastamos si seguimos sin tenerlo claro. El colmo del castigo es tener que hacer como que no es un acto electoral el clásico posado de las candidatas o los candidatos durante el sábado reflexivo. Que si este en mallas se echa una carrerita, que si esta otra se toma el vermú con la cuadrilla o que si el de más allá va a hacer la compra porque tiene la nevera vacía. En serio, me sobra esa falsa intimidad y creo que a las propias víctimas propiciatorias de los teatrillos, exactamente igual. Independientemente de mi cercanía personal y/o ideológica, creo que bastante se lo han currado como para tener un día libre justo antes del momento de la verdad.

Las y los “de prensa” - Y esto vale para quienes ponen la cara, pero también para las y los que están fuera de foco. Hablo de quienes forman los equipos de prensa. Por razones que no vienen al caso, en esta campaña he vuelto a tener contacto muy directo con los diferentes gabinetes y solo puedo expresar mi inmensa gratitud por la profesionalidad, la diligencia y, de nuevo, la cercanía, incluso cuando se trataba de partidos con los que soy pública y notoriamente crítico. Me lo han puesto increiblemente fácil y necesito decirlo abiertamente.

Su decisión - A partir de ahí, querida lectora, querido lector, la decisión es suya. Hoy le evito la parrapla sobre lo importante que es votar, igualmente en la demarcación autonómica como en la foral, donde habrá escaños que dependan de un puñado de papeletas. Que sea para bien.