No va de justicia - La constitución de los ayuntamientos no va de justicia. Ni siquiera de merecimientos. Porque si fuera así, por poner un ejemplo que siento personalmente cercano, Aritz Abaroa jamás habría sido desposeído de la alcaldía de Bermeo. Su trabajo en estos cuatro años ha sido ejemplar. Con todo el viento en contra, el 28M mantuvo prácticamente el número de votos pero perdió un escaño y se quedó en 8. Al otro lado, EH Bildu repitió resultados (5), pero la agrupación local GU llegó a los 4, y ahí se impusieron las matemáticas y las negociaciones. La coalición soberanista vuelve a la alcaldía. Lo hace de modo absolutamente legítimo. Esas son las reglas y no hay más que hablar. O sí, bueno, se puede hablar, pero serán declaraciones por boca de ganso o ejercicios del derecho al pataleo.

También en Iruña - Volveré de nuevo a la demarcación autonómica, pero paso antes por la foral. Por más que se me lleven los demonios, lo de arriba sirve exactamente igual para Iruñea, Lizarra u otros municipios donde el PSN ha aupado, con su pasividad activa -átenme esa mosca por el rabo- a UPN a los gobiernos municipales en detrimento de EH Bildu. Vuelvo a repetirme: no ha sido ni medio justo, pero sí legítimo. A partir de ahí, cada quien deberá asumir las consecuencias de sus actos. No solo de los pasados, ojo, sino de los que están por venir. Rebasado este mojón, toca retratarse de verdad en las negociaciones para el gobierno de Navarra. Y, de nuevo, gustará más o menos lo que resulte -ojalá la reedición de un gobierno de progreso, aunque se cada vez con menos fuelle-, pero nadie podrá poner en duda la legitimidad.

Gasteiz, Sopela... - Esto nos devuelve a la CAV, cuya capital administrativa tiene como alcaldesa desde ayer a la socialista Maider Etxebarria. Y eso es así porque a los votos de su partido y los del PNV se unieron los determinantes del PP sin que hubiera mediado la menor negociación con los populares. Provoca vergüenza aunque no sorpresa que medios que se tienen como la recaraba del periodismo fetén hablen de pacto a tres en los titulares. Pura y triste batalla del relato. Pero de nuevo nos encontramos con una vara de mando obtenida gracias al respeto de los mecanismos legalmente establecidos. Otra cosa es que los repudiemos cuando provocan resultados que nos disgustan o que los glosemos como la máxima expresión de la democracia cuando nos benefician. Resumiendo: nos duela o nos regocije, no hay nada que objetar a lo que ocurrió ayer en Iruñea, Lizarra, Gasteiz, Labastida, Zigoitia, Durango, Sopela, Urduliz, Hondarribia, Deba, Andoain o Azkoitia.