ene de mamá de papel cuché (Naty Abascal) y de papá Grande de España condenado por pederastia y tráfico de drogas (el anterior Duque de Feria): Veo que, de algún modo, sigue honrando su herencia genética y su sangre azul. Gracias a la tragedia colectiva, en lo más crudo de la pandemia, le bastaron tres llamadas telefónicas -una de ellas, al primo del alcalde de Madrid-, para pillar un millón de euros como comisión por apañar unos miles de mascarillas. Su socio, otro pijo que atiende por Alberto Luceño, fue aún más listo y se levantó cinco kilos que, como usted, se pulió en ¡doce! coches de lujo, varios Rolex, un casoplón y hoteles de 6.000 pavos la noche. Les deseo fervientemente a ambos un final parecido (no diré igual) al de su padre.