Ha vuelto al micrófono año y medio después. ¿Cómo ha sido el primer mes en antena?
-¡Intenso! Pero estoy encantada, la vuelta a la normalidad es lo mejor para encontrarse bien. Pasados los nervios del retorno ya estoy disfrutando con unos oyentes fantásticos que lo hacen más fácil.
Regresa, además, a una Onda Vasca profundamente renovada.
-Ha cambiado todo, desde los procesos hasta la web pasando por el logo o el claim, ahora estamos más conectados que nunca.
Esta radio, y ya no hablo solo de la emisora, no es la misma que cuando usted y yo empezamos.
-La radio se ha transformado por dentro y por fuera, adaptándose al mercado, a la pandemia y a los nuevos usos y demandas de los oyentes.
Defíname su programa en una sola frase...
-Sonríe, la tarde es mucho más divertida si participas.
Como la conozco, sé que lo más importante es cada oyente.
-Siiiiií. Es algo a lo que le doy mucha importancia, atrapar a los pasivos. Intento que se diviertan siendo natural y espontánea, hablándoles de tú a tú. Al oyente participativo siempre le respondo por privado e intento cumplir con sus peticiones. Esto es una familia y queremos que crezca.
¿Cuándo sale satisfecha del estudio? (Y sé que se lo estoy preguntando a una perfeccionista).
-Cuando hay una buena interacción con el oyente, aunque sea crítico o esté disconforme, ¡Hay que atenderlos y mimarlos para mantenerlos con nosotros.! También vuelvo a casa feliz si el buen rollo se ha generado espontáneamente con un invitado. Deja buen regusto. De todas formas, aún queda mucho por limar. Sigo engrasando la máquina.
¿Por qué a pesar de los años que llevemos, seguimos sintiendo vértigo cuando se enciende la luz roja?
-Es bueno que sigamos sintiendo "mariposas en el estómago" porque nos importa lo que hacemos y cada día depara una emoción diferente. En la radio siempre hay que estar alerta, informados de lo relevante y lo accesorio. Hay que tener cuidado con lo que uno suelta por la boquita. Soy bastante natural, en ocasiones yo misma me digo "pero Begoña. ¡qué tontería acabas de decir!". Jajajaja.
El covid se lo ha hecho pasar muy mal. ¿Ya recuperada del todo?.
-Más o menos, con alguna pequeña secuela que sin embargo me permite hacer una vida casi normal. Lo he pasado muy mal pero ahora mismo tengo un subidón anímico tremendo, estoy contenta y celebro ver la luz cada mañana.
¿Qué le ha enseñado esta enfermedad?
-Que somos más fuertes y resilientes de lo que pensamos, que la soledad no buscada es horrible y que hay que agarrarse a lo bueno que nos da la vida. Ahora duermo bien, he recuperado relaciones especiales que estaban en punto muerto y me siento en paz. No merece la pena guardar rencor. Como decía la canción, "cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da".
¿Qué piensa cuando ve que ya la damos por superada tan pronto?
-Bufff... No soy tan optimista. No veo tan cerca la normalidad. El brote en Basurto, la subvariante Delta en el Reino Unido, la gente desbocada. Solo pido prudencia. No creo que me quite la mascarilla tan fácilmente, aunque he dado abrazos y besos selectivos que tenía pendientes. ¡Ya sabes que los necesito!