Abascal, vicepresidente - Qué alegría, qué alboroto, PP y Vox se han casado en Valencia. No hay mejor noticia al fondo a la derecha porque indica que la derechita cobarde repetirá la jugada después del 23 de julio. Al editorialista de ABC se le saltan las lágrimas de la emoción: “La configuración de un Gobierno a nivel nacional y no otra cosa debe situarse como el último objetivo de una ruta en la que tanto Vox como el Partido Popular tendrán que renunciar a algunas de sus aspiraciones. Este primer acuerdo debería marcar el rumbo futuro y debería servir para asentar el surgimiento de un nuevo ciclo político”. Unas páginas más allá del vetusto diario, Ignacio Camacho proclama: “A Abascal se le ha puesto cara de vicepresidente”.
PP y Vox, yin y yan - En el diario digital ultracatólico El Debate, atruenan los aires de fiesta y los dedos se hacen huéspedes soñando con el binomio de hierro expulsando a Sánchez de La Moncloa: “PP y Vox son complementarios y su sintonía es imprescindible para darle a España una alternativa seria, reformista, solvente y alejada del sectarismo aventurero de una coalición variopinta, sin un programa común y cohesionada exclusivamente por la conservación de un poder malgastado en objetivos disgregadores y contraproducentes”. Y me llevo una.
Valencia marca el camino - Con sonrisa de oreja a oreja, el editorialista de El Mundo celebraba la buena nueva: “El rápido acuerdo sellado entre PP y Vox para la Generalitat Valenciana marca el camino de los pactos que ambos partidos cerrarán de cara a la conformación de otros ejecutivos autonómicos y municipales o sencillamente investiduras. El mandato del 28-M fue claro: la ciudadanía quiere estabilidad y políticas confiables que el centroderecha liberal que proyecta Alberto Núñez Feijóo no debe traicionar”.
Abuelo alicantino - En primera línea de celebración, el director de La Razón. Francisco Marhuenda, dedica el triunfo a su abuelo: “Mi abuelo era alicantino, hablaba catalán y era una persona muy centrada. No hubiera reconocido las cosas excéntricas que se dicen sobre su tierra. Es el nivel de la política actual, donde la campaña de Sánchez y sus aliados se basa en el radicalismo más desaforado. (...) Es bueno que se formen los gobiernos autonómicos y municipales respetando la voluntad de los votantes”.