Si hubiera una equivalencia entre los votos que coseche Yolanda Díaz en las generales y el número de columnas que está generando la presentación de su candidatura, la hoy vicepresidenta segunda dormirá en la Moncloa. Tres días después del acto del Magariños, los amanuenses diestros siguen, como Stajanovic, venga y dale a escribir sobre la lideresa de Sumar.

La página 6 de El Mundo es el ejemplo gráfico. Los tres opinateros pontifican sobre ella y en todos los casos ponen su nombre en el título. Así, Ricardo F. Colmenero encabeza “Yolanda Díaz es el mayor acierto de Pablo Iglesias”, mientras que Félix Ovejero opta por “Yolanda, significante vacío pero no del todo”. La elección de Emilia Landaluce es “Yolanda se lleva como las ‘crocs’”. La idea es que se trata de una moda que pasará, como la de esas sandalias: “Y fue Iglesias quien colocó a la entonces desconocida Yolanda Díaz, que ahora presume de no ser de nada ni de nadie. Y tiene razón. Ella se puede quedar en nada y en nadie. No hay tanta casta guay entre el electorado y la gente no odia tanto a los viehos como el influencer extremeño que sacó al escenario”. ¿Entonces desconocida?

"Yolanda es como Pablo, pero más en agraz y con trasposición de género"

Santiago González (El Mundo)

Y por sí parecía poco, dos páginas después, Santiago González insiste con la monserga: “Yolanda es como Pablo, pero más en agraz y con trasposición de género, como se dice ahora. Hay que recordar que la puso él en los cargos que ocupa. En realidad, es como a él le gustan las mujeres desde el punto de vista intelectual, de un modelo al que pertenecen las novias que le hemos conocido y la secretaria general a la que puso al frente de Podemos al irse él. Yo lo comprendo, teniendo en cuenta el balance que ha sacado de su encuentro con mujeres más dotadas: Rocío Monasterio lo echó de un debate electoral e Isabel Díaz Ayuso lo echó de las instituciones”.

"Yolanda es lo que más se aproxima a Moisés bajando del Monte Sinaí con las Tablas de la Ley"

Francisco Marhuenda (La Razón)

En La Razón, Francisco Marhuenda también hace dedos sobre la política gallega. Esta vez, incluso se le escapa algo parecido a un elogio, junto con la sonrisa al maliciarse que la operación le va a venir muy bien al PP: “He de reconocer que la puesta en escena ha sido impecable. Han calentado bien los días previos. Yolanda es lo que más se aproxima a Moisés bajando del Monte Sinaí con las Tablas de la Ley. Es la heroína que necesitaban los 15 partidos de la plataforma, Comisiones Obreras y, sobre todo, Sánchez. Todos se han dado cuenta de que Podemos resta y que las amenazas de Iglesias son palabras vacías, porque los votos los tienen los que se reunieron este domingo para encumbrar a su enemiga Yolanda. Nada sería más favorable para el PP que Sumar y Podemos fueran juntos”.

También en el diario azulón, Pedro Narváez evacua unas letras a menor gloria de Díaz: “Ser limpio es una incitación al voto. Sumar lleva ropa interior recién lavada, preparada por si ocurre un accidente. Calzoncillos, bragas, tangas. La gente, sí, la «gente», está dispuesta a comprar luminosidad, como en las cremas para la cara con vitamina C. No se entiende cómo el rey del lado oscuro, guardián del ejército de la noche, Pablo Iglesias, no lo vio venir. Tampoco por qué Pedro Sánchez la entroniza como una Virgen sin dolor, que es la antítesis de una santa, cuando puede tragárselo también a poco que descuide la manicura y su lado femenino. La izquierda quiere votar a una mujer sacerdotisa que aplica ungüentos para el alma con el que fusionar la política bancaria”.

En ABC, María José Fuenteálamo cuenta un sucedido de un amigo suyo que sostiene que cuando se es infiel, hay que negarlo. Es la introducción para contarnos que lo de Iglesias y Díaz es una historia de cuernos: “No sé si Yolanda Díaz y Pablo Iglesias se prometieron fidelidad política en algún momento, pero como en esas parejas que no han pasado por altar o ayuntamiento, se daba por hecho. Además, el enfado de Podemos demuestra que no habían pactado pareja abierta. La vicepresidenta ha puesto los cuernos políticos más transparentes, anunciados y públicos que hayamos conocido nunca. El suyo ha sido un modus operandi mucho más elegante que la burda negación. Sonrisas y muy buenas palabras como estrategia para introducir la infidelidad”.

"Lo de Yolanda Díaz es la degradación definitiva del comunismo antes de desaparecer en el alcantarillado de la Historia "

Pablo Molina (Libertad Digital)

En Libertad Digital también hay una hemorragia de artículos sobre la novedad que ya no lo es tanto. Al azar, escojo el que firma Pablo Molina. Tampoco es original. Como otros tantos, señala que por muy de blanco que se vista, Díaz es comunista: “Lo de Yolanda Díaz es la degradación definitiva del comunismo antes de desaparecer en el alcantarillado de la Historia y evitarnos para siempre su horror mefítico. Aquí ya no se trata de fingir un análisis riguroso que demuestre que el destino de la humanidad es el socialismo, sino de fichar a youtubers, tiktockers, influencers y gilipuerters con capacidad de seducir a un electorado infantilizado que prefiere el Ingreso Mínimo Vital a vivir la realidad con todas sus consecuencias. Desde ese punto de vista, Yolanda Díaz tiene razón. El pobre jovenzuelo que se ha hecho famoso insultando a las generaciones anteriores, de nombre tan etéreo como su cerebrín, es la mejor carta de presentación del nuevo partido de ultraizquierda, que su lideresa pretende convertir en la casa común de lo perroflauta”.

La aspirante a ser la primera mujer en presidir el gobierno de España tampoco es del gusto de José Antonio Zarzalejos. El veterano opinatero lo deja claro en El Confidencial: “Yolanda Díaz no dijo entonces que ella “no era de nadie” ni afirmó que se desentendía de cualquier “tutela”, como aseguró el domingo cuando pronunció el más empalagoso de los discursos con que nos castiga: diálogo, suma, entendimiento, todos juntos, ilusión y otras zarandajas entre sobreactuados besos, abrazos y aplausos. Díaz aceptó el regalo de Iglesias y se complotó con Sánchez para, como ha quedado demostrado, formar un tándem en las próximas generales”.

Ya ven que lo de la tutela es un comodín muy socorrido. También lo usa Cristian Campos en El Español: “Como en el chiste ("mi novia me invitó a un restaurante 'de brasas', me llevó a un vegano con sus amigas y se pasaron la noche intentando convencerme de que no coma carne"), el acto de presentación de Yolanda Díaz fue una estrafalaria ceremonia de adhesión en la que la mujer más tutelada de este país, primero a manos de Pablo Iglesias y ahora de Pedro Sánchez, dijo no querer tutelas, ser independiente y aspirar a un cambio en el gobierno del que ella es vicepresidenta”.

Hay más, pero va siendo hora de parar. El último entrecomillado que les pongo ante los ojos lleva la firma de Xavier Pericay en The Objective, aunque el autor se apoya en otro colega para darse la razón a sí mismo: “Luca Costantini viene demostrando aquí mismo desde hace tiempo –y acaba de publicar incluso una monografía sobre el personaje– que, aunque Yolanda se vista de seda, Yolanda Díaz se queda. En otras palabras: esa naturalidad y simpleza con que se comporta oculta un cainismo hecho de traiciones y navajazos del que dan cuenta las hemerotecas políticas y que tarde o temprano volverá a aflorar”. Qué hartura.