La prensa de orden celebra por todo lo alto que el Tribunal Supremo haya restituido al Coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos el puesto y el sueldo que le retiró el ministro Fernando Grande-Marlaska. La sentencia ha sido miel sobre hojuelas. Se devuelve el honor a un aguerrido benemérito y, sobre todo, supone el enésimo trompazo al cada vez más chamuscado titular de Interior.
Por la intensidad de la fanfarria, destaca El Mundo, que le dedica al asunto cuatro páginas, el editorial y dos columnas de opinión, además, por supuesto, del titular de apertura a todo trapo. “La Guardia Civil celebra el varapalo del TS a Marlaska por el cese del coronel”, se lee en el epígrafe. Debajo una cita de un uniformado a quien por suspuesto, no se identifica: “Lo de Pérez de los Cobos fue la vendeta del peor ministro”.
"Pérez de los Cobos es un hombre respetado, bregado en la lucha contra ETA y en la respuesta al referéndum del 1-O"
“Marlaska: desautorización moral y continuidad insostenible”, reza el encabezado el editorial, que mezcla el coscorrón al ministro con (de nuevo) las referencias a la alegría benmérita por la decisión judicial: “El cese del coronel en mayo de 2020 –en el que tuvo una participación directa la ahora ex directora de la Guardia Civil, María Gámez– fue el pecado original de Marlaska: el primero de una serie de escándalos que han degradado la imagen de Interior. En su día generó mucho malestar en la Guardia Civil, donde Pérez de los Cobos es un hombre respetado, bregado en la lucha contra ETA y en la respuesta al referéndum del 1-O. Se produjo incluso una cascada de dimisiones. Ayer la decisión del Supremo provocó una notable alegría en altos mandos, mandos intermedios y sindicatos del cuerpo. La sensación extendida es que la Justicia corrige una injusticia”.
Dos páginas más allá, el columnero Santiago González atiza otro sartenazo: “Todas las cañas se han vuelto lanzas para el partido ¿principal? de los que sustentan al Gobierno, empezando por el golpe del Tribunal Supremo al Gobierno en general y al ministro del Interior en particular por el cese del coronel Pérez de los Cobos, a quien destituyó Fernando Grande (por parte de padre) por su negativa a vulnerar la ley en su papel de policía judicial y por su decisión de investigar si la manifestación del 8-M de 2020 contribuyó a la expansión de la pandemia. Él sí lo sabía cuando instruía el caso Faisán”.
"Lo quemado ya no arde más, así que Marlaska programó su bautismo de queroseno cuanto antes"
Y como remate, Jorge Bustos, ocupando la habitual columna de la contra de Raúl del Pozo, aporta su óbolo: “Hoy, cinco años y 176 etarras acercados después, la honorabilidad de Marlaska es como ese pellizco de polvo gris con el que los cristianos arrancan la cuaresma; como un pájaro dodo que nadie recuerda vivo; como la libertad de un preso pálido de no ver el sol. Pero lo quemado ya no arde más, así que Marlaska programó su bautismo de queroseno cuanto antes”.
"Me gustaría que el ministro propusiera inmediatamente su ascenso a general, que es el rango que siempre se ha merecido Diego Pérez de los Cobos"
En La Razón, sorprende que el asunto solo ocupe un recuadrito perdido de la primera. En la última, sin embargo, Francisco Marhuenda festeja. “El honor del coronel está más que repuesto, aunque nunca estuvo en duda entre sus compañeros y una gran parte de la sociedad que contempló asombrada la decisión del ministro. No sé cómo se resolverá esta injusticia y espero la lectura de la sentencia del Supremo. Me gustaría que el ministro propusiera inmediatamente su ascenso a general, que es el rango que siempre se ha merecido Diego Pérez de los Cobos. Un digno oficial de la Benemérita y un hombre de bien”.
ABC sí lleva a primero la cuestión, con foto del restituido y este nada inocente titular: “El Supremo anula la represalia al coronel Pérez de los Cobos”. En el editorial, leña al juez en excedencia: “Es de una indignidad alarmante que el titular de una cartera tan relevante como la del Ministerio del Interior, y que a la sazón es juez de carrera, autorizara la destitución de un subordinado por el mero hecho de cumplir la ley. Que desde este ministerio se intentara coaccionar al coronel Pérez de los Cobos para que incumpliera el imperativo legal y judicial y que, posteriormente, se decidiera su destitución como forma de represalia revela una conducta profundamente antidemocrática e imposible de justificar”.
"Fernando Grande-Marlaska, otrora magistrado de renombre, ahora zombi del sanchismo, es uno de esos casos de figura de renombre arruinada por su vanidad"
También en el vetusto diario, Alberto García-Reyes se ejercita con el zurriago: “El ministro juez, hombre de antigua reputación y acelerado desprestigio, purgó al coronel Diego Pérez de los Cobos de forma despótica e ilegal por no chivarle el contenido de las investigaciones secretas de la Guardia Civil. Dicho en román paladino, por cumplir con su deber y negarse a pastelear con el Gobierno. Lo ha dicho el Supremo. Ya puede decirlo con acompañamiento de cornetas y tambores hasta el sursuncorda. Fernando Grande-Marlaska, otrora magistrado de renombre, ahora zombi del sanchismo, es uno de esos casos de figura de renombre arruinada por su vanidad”.
Pedro Jota Ramírez no pierde la ocasión de sumarse a la golpiza. “¿Qué más hace falta para que dimita Marlaska?”, se pregunta en el encabezado del editorial sin firma. En la letra menuda, lo esperable: “La decisión del Tribunal Supremo es una mancha más en el historial de un ministro del Interior que, en otras etapas de la democracia, ya habría sido fulminantemente cesado por el presidente del Gobierno. Hay que recordar que fue el propio Marlaska el que afirmó en el Congreso que no iba a dimitir porque "no había cometido ninguna ilegalidad". Confirmado por el Supremo que sí la cometió, ¿dimitirá ahora?”.
En El Debate, Luis Ventoso suma y sigue: “Ahora el más alto tribunal vuelve a decir lo mismo: cese ilegal. Y Marlaska no solo no se va, sino que antes de que se haga público el contenido de la sentencia, el Gobierno pretexta que solo hubo un defectillo de forma. Qué vergüenza. Y qué escarnio que este señor, que se ha embadurnado hasta las rodillas –o hasta más arriba– en los barrizales del sectarismo sanchista pueda volver a ejercer de juez cuando pierda su cartera de ministro. ¿Qué crédito tiene un mentiroso compulsivo para ponerse a impartir justicia?”.
Y la bofetada final la firma José Antonio Zarzalejos desde El Confidencial: “Al llegar a Interior, el magistrado y ahora ministro, avalado por el PP para una vocalía en el Consejo General del Poder Judicial, cesó, también por pérdida de confianza, al coronel Manuel Sánchez-Corbí, al frente de la UCO, un mando icónico en la Guardia Civil por su arrojo y valentía en la lucha contra ETA. El viernes pasado, ¡qué contraste!, Arnaldo Otegi, coordinador de Bildu, no escondió su “alegría” por el acercamiento a cárceles del País Vasco de todos los presos etarras, muchos de los cuales podrían aclarar la autoría de más de 350 atentados sin resolver. El ministro le podía haber pedido al exetarra Otegi, al menos, un poco de discreción. Ni eso”.