Pues sí, lo que leen arriba es el crujir de dientes del día en Diestralandia. En realidad, he titulado copiando groseramente a Federico Jiménez Losantos, que encabeza su pieza de El Mundo con un toque a rebato. "¡La ETA en el CNI!", ulula el latigador de Teruel, e inmediatamente debajo corre a atizar a los culpables: "Incluso en alguien tan propicia a la prevaricación como la presidenta del Congreso, meter de extranjis a la ETA en el CNI es un delito excesivo. Hace falta todo un Gobierno de traidores redomados y cobardes ilimitados para que a una banda terrorista con casi cuatrocientos asesinatos por juzgar y cuyos crímenes han sido declarados de lesa humanidad por el Parlamento Europeo se le facilite el acceso a los informes de inteligencia sobre sus fechorías, a los nombres de los agentes que los investigaron, tal vez a sus familias, a los vecinos que ayudaron a la Policía o la Guardia Civil a pillar al terrorista, al fiscal y al juez que tenía que haber instruido el caso y a los funcionarios que lo intentaron. A los que lo impidieron, ya los conocen".
En la página de al lado, el editorialista se mesa los cabellos. "Batet rinde las Cortes al chantaje de los separatistas", titula. Más abajo, anota: "Batet vuelve a demostrar por desgracia que su lealtad al Estado está muy por debajo de su sumisión a Sánchez. Si hay dos partidos que justamente jamás deberían tener acceso a esa comisión, son justamente el de los herederos de ETA y el de los promotores de una sedición para liquidar la unidad del Estado. Por eso regía la norma que exigía el acuerdo entre los dos grandes partidos sistémicos para acceder a los secretos oficiales".
Como no hay dos sin tres, al pasar unas hojas nos encontramos con Santiago González rumiando sus cagüentales por lo mismo: "Cabe preguntarse para qué se necesitan unos servicios de Seguridad del Estado si se va a dar entrada en ellos a fuerzas que tienen como fin la destrucción de ese Estado. Claro que hay una contradicción más flagrante: que un Gobierno pacte con los enemigos del Estado y luego los haga vigilar por los Servicios de Inteligencia".
En La Razón, Pedro Nárvaez destila sus espumarajos por idéntico motivo, y termina con una peculiar divagación: "Cómo podemos estar tranquilos si a la fosa de los secretos oficiales se asoman señoros tan de dar su palabra como los de Bildu. Habrá que crear un CNI que espíe al CNI y así hasta el infinito, pequeños átomos espías que se olfateen y se enamoren como en una de Pixar. Si Otegi va a saber. Si Junqueras va a saber. Si todos son conocedores de los secretos, habrá que cambiar la palabra o su significado pues lo que saben todos no es un secreto menos para el cornudo/a que suele enterarse el último".
"El Estado claudica ante Bildu", protesta el editorialista de ABC. La descarga se extiende por varios párrafos biliosos que se pueden resumir en uno. Nada que no hayan leído más arriba: "A partir de ahora, Sánchez consentirá que un partido con terroristas en sus filas acceda al corazón de los secretos de Estado y fiscalice al Centro Nacional de Inteligencia. En el pasado, ERC sí tuvo acceso a esa información sensible y la utilizó filtrándola a su conveniencia, algo prohibido por ley. Pero que Bildu acceda desde ahora a información determinante marca un antes y un después en la cesión de la democracia al chantaje de quienes pretenden derruirla".
En El Debate, Luis Ventoso se siente creativo y cuenta el episodio ubicándolo en un país imaginario: "Además, dio un golpe de mano y en un solo día cambió de un plumazo el reglamento del Parlamento de Tontolandia para meter en la Comisión de Secretos Oficiales al partido de la banda terrorista y al de los golpistas separatistas. Es decir, abrió la caja fuerte de los secretos del Estado a unas fuerzas cuya única meta es romper ese Estado".
Por si no se hubiera entendido la gracia, entra al quite el editorialista del diario catolicón para traducirla al cristiano: "Desde hoy y por vía exprés, se reduce a mayoría absoluta con lo que Sánchez abre las puertas de las interioridades de la inteligencia nacional de Bildu o ERC. Una vez más, Sánchez demuestra que es capaz de rendir lo que haga falta con tal de mantenerse en el poder. Hasta el Centro Nacional de Inteligencia".