Que sí, que seguro que fue puñetera mala suerte, pero qué puntería la de Pablo Casado eligiendo una iglesia en la que se pidió una oración por el alma de Franco. "¡No es eso, no es eso!", corre a poner las cosas en su sitio La Razón en una sección llamada (Toni Cantó, tome nota) Fact-Ckecking: "Falso. Casado no fue a una misa en memoria de Francisco Franco, sino a una Eucaristía ordinaria, que se celebró en la iglesia del Sagrario, que era la más próxima al hotel donde se alojaba en Granada". Lo gracioso es que en el párrafo anterior queda claro que la eucaristía no era tan ordinaria: "Ignoraba que, a petición de varios feligreses, se iban a realizar preces por Franco. La Archidiócesis de Granada ha señalado que se trataba de una misa más, en la que se reza por un difunto al ser solicitado ese servicio por algunos fieles".
Francisco Marhuenda, director del diario de la mancheta azul con tilde rojigualda, entra con todo al asunto: "Pablo Casado decidió ir a misa el pasado sábado, algo que a los pijo progres nacionales anticlericales les parecerá espantoso, y entró en la iglesia parroquial del Sagrario, al lado de la espléndida catedral de Granada". Y después de repetir lo que hemos leído arriba, deja el recadito: "Lo que es una anécdota permite reflexionar sobre el grado de manipulación que se vive en nuestro país y cómo el tema de Franco es utilizado como cortina de humo por una izquierda que está desesperada porque las encuestas auguran una victoria clara y contundente del centro derecha en las próximas generales". ¡Anda! Era eso.
En El Español, Pedro J. Ramírez se siente inspirado. "Misa negra contra Pablo Casado" es el título del editorial que se dedica al pequeño enredo. Según el de los tirantes, todo es ganas de manipular e ignorancia: "Tampoco ayuda el desconocimiento generalizado en la sociedad española de la liturgia católica y que ha llevado a confundir una misa de difuntos, en la que se reza por santos y por villanos en la creencia de que el único con potestad para juzgar es Dios, con un homenaje a Franco".
Los presupuestos "de la ETA"
Vayamos al otro gran filón opinatero. "La nueva factura de Bildu al Gobierno: la emisión de ETB en euskera en todo el territorio navarro", se desgañita el digital El Debate, con un subtítulo reiterativo: "La formación proetarra votará a favor de los Presupuestos Generales tras la nueva cesión de Sánchez". Luego, curiosamente ni el editorialista ni los columneros entran a la materia. Lo dejarán para mañana.
En ABC, sin embargo, el director, Julián Quirós, sí aprovecha para lo que verán que es un triple tirabuzón: "El mismo día, a miles de kilómetros de distancia, dos líderes del PSOE reescriben el ADN del partido. Groseramente. El expresidente Zapatero prestigiando la farsa electoral de Maduro, el siniestro régimen de miseria y terror del que se ha convertido en primer avalista. Mientras en Madrid, Sánchez logra el apoyo a sus presupuestos de los diputados de Bildu, dispuestos a dar el alma que les falta para que el Gobierno beneficie a los etarras presos". La pieza se titula "Bildu, Maduro y PSOE", tres en uno.
"Sánchez consolida a Otegi como socio estratégico del Gobierno", clama El Mundo en su primera. Eso se merece un editorial destemplado: "Lo que se conoció ayer es la aceptación de que el canal infantil en euskera de la televisión vasca se pueda ver en toda Navarra, una concesión que da alas a una reivindicación histórica del nacionalismo proetarra: la anexión de la comunidad foral. Que el objetivo de esta medida sean los niños añade un punto de sordidez al acuerdo".
En Vozpópuli, Jorge Vilches matiza: "No es la tele vasca. Es el Estado". Y para argumentarlo, hace dos curiosas preguntas: "¿En serio creen que a ERC, que dio un golpe de Estado en 2017 del que no se arrepiente, le importa el doblaje de las series en Netflix? ¿O que Otegi, condenado por terrorismo sangriento, queda satisfecho porque los niños navarros vean Bob Esponja en vasco?".
Y el último sarpullido lo cosechamos en Libertad Digital, cuyo editorialista no escatima en vitriolo, aunque sea de garrafón: "Además de con proetarras y esquerristas, el Gobierno espera contar también con los seis diputados del PNV, votos subastados por los hijos de Sabin a un precio de salida exorbitante: y es que la sobrefinanciación que recibe el Gobierno de Vitoria gracias al pufo vasco (Mikel Buesa dixit) parece no ser ya suficiente para la banda de Urkullu y Ortuzar".