“Me gusta mucho escuchar. Soy de esas personas que hablan bajito y escuchan alto”

¿Cómo definiría usted la estabilidad emocional, y más en los tiempos que corren en estos momentos? 

La estabilidad emocional, para mí, radica en una mínima distancia entre el mundo exterior y el mundo interno. Con esto quiero decir que nosotros tenemos una percepción de lo que es la realidad. La realidad es como es, pero nosotros tenemos una percepción. Desde la realidad que es hasta nuestra percepción, en esa distancia, pasan muchas cosas, porque nuestra percepción muchas veces es cómo nos sentimos o cómo somos. O lo que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida. Entonces, si la realidad se parece cada vez más a tu percepción, vas a estar más estable, vas a estar más integrado en el mundo y vas a tener más estabilidad emocional, desde mi punto de vista.

Los psicólogos se convierten en compañeros de viaje para muchas personas, en esa mano amiga cuando más lo necesitan. ¿Qué le hizo a usted querer ser psicóloga?

Alrededor de los doce años empecé a darme cuenta de que yo, aparte de ser la hija de mis padres y que estaba adquiriendo este conocimiento y educación que ellos me daban, al mismo tiempo me di cuenta de que era una persona independiente a ellos que tenía esa voz interna que me iba diciendo para qué estaba yo en esta vida. Yo desde muy jovencita me empecé a plantear los porqués, y la mente me fascinaba; las emociones, la neurociencia... Con doce o trece años empecé a leer libros de psicología que ni siquiera entendía. Yo tenía muy claro que iba a estudiar Psicología, pero no sabía si iba a ejercer como psicóloga. Lo que sabía es que la psicología tenía muchas cosas que contarme, y por eso decidí estudiar. Y fíjate, yo nunca he ejercido como tal. Nunca he ejercido como psicóloga pero he practicado mucho la psicología en mi vida, tanto personal como profesionalmente, y también en la vida de los demás. Me gusta mucho escuchar. Soy de esas personas que hablan bajito y escuchan alto. Mis amigas me contaban todo, y hoy por hoy me sigue pasando. Creo que sé escuchar muy bien.

“Desde muy jovencita me empecé a plantear los porqués, y la mente me fascinaba”

O sea que además de psicóloga, es una buena amiga. 

Yo creo que sí, que soy una buena amiga (risas). 

¿Cuál es la principal enseñanza que le ha regalado la vida en todos estos años y experiencias? 

Pues que la vida puede ser maravillosa, es fascinante, también es cruel y difícil. La vida es peligrosa, pero no deja de ser maestra. Y lo que yo he aprendido en todo este tiempo es que detrás de una experiencia lo mejor que podemos hacer es tener un aprendizaje. Hay gente que no quiere aprender porque no quiere asumir, a lo mejor, que se ha equivocado, porque nos cuestionamos las cosas cuando tenemos experiencias negativas. Pero creo que tienes que estar abierto a equivocarte, abierto a aceptarlo y abierto a aprender. Yo soy una alumna todavía. Tengo muchas cosas que aprender en la vida. 

¿De dónde nace ahora Para que no te olvides? 

Soy aficionada a la escritura desde que tengo uso de razón. Me gusta mucho escribir, pero siempre lo he hecho desde la piel para adentro. Cuando nacieron mis hijos, cuando nació el primero, yo escribía muchas cosas que veía que él iba descubriendo en el mundo, pero era tan chiquitito que no podía explicárselo. Entonces lo escribía. Iba apuntado cositas, para cuando fueran grandes dárselo. Cuando me llamaron de Planeta para ofrecerme la posibilidad de escribir un libro, sabía que tenía que ser acerca del crecimiento personal, porque es algo que me encanta. Pero el hilo conductor no lo tenía muy claro, y cuando un día me topé con todas estas notas de mis hijos, y mi hijo vino del colegio diciendo que la vida es muy dura, le dije que no se olvidara de todo lo que tiene dentro. Siempre le decía “pero no te olvides”. Y de ahí nació este libro. 

“Escribir este libro ha sido una terapia; lo que he amasado lo he soltado con un lenguaje fácil”

Arranca con un apartado titulado Carta a mis hijos. Ya lo hacía a través de notas, pero ¿cómo ha sido ahora plasmar sobre el papel y compartir con tantas personas eso que recorre su mente?

Superterapéutico. Escribir este libro ha sido una terapia, porque de repente todo eso que he ido amasando durante tiempo lo he soltado con un lenguaje muy fácil, accesible, que sea casi como un cuento... Y la verdad es que para mí ha sido muy gratificante, muy satisfactorio. 

Podemos encontrar apartados como Amor propio y autoestima. ¿Cómo afectan las redes sociales a esa autoestima, a ese querernos a nosotros?

Cuando no lo has ido desarrollando y cuando no lo has tenido, digamos, bien instalado, te puede desmantelar de un segundo para otro. Sobre todo en este mundo de lo estético, la apariencia, la carne... Cuando no tienes una autoestima bien trabajada y sólida, y un amor propio en el que sabes que tienes que tratarte con cariño, y que tienes que poner los límites a la gente, que la belleza es proporción... Para mí lo fundamental para tener una autoestima fuerte es el conocimiento. Tener mucho conocimiento de ti mismo y del mundo, porque cuanta más información y más datos tengas, menos miedos vas a tener y más autoestima vas a cultivar.

Usted que además es muy activa en redes, ¿qué consejo les daría a los lectores para que tengan una relación sana con las propias redes y con quienes interactúan en ellas?

Que se conozcan mucho. Tenemos el superpoder de dominar nuestra mente, los miedos, de dominar estos límites que nos ponemos... Que a pesar de que el mundo nos exija y nos obligue a ciertas cosas, nosotros tenemos que ser los que gobernamos nuestra vida. Que no tengan miedo de ser las personas que verdaderamente son. Esa vocecita que tenemos todos por la noche que nos dice “Tú en el fondo quieres hacer esto, pero tienes miedo”... Que la escuchemos y nos hagamos fuertes ahí.