Uno de los elementos del hogar al que probablemente menos tiempo se le dedica, en lo que a limpieza y mantenimiento se refiere, son las persianas. Y es que, al contrario de lo que se puede llegar a pensar, limpiar las persianas no es tan complejo como, a priori, puede llegar a parecer. Estas grandes aliadas para regular el paso de la luz y tener un control de la privacidad terminan acumulando suciedad en las ranuras y polvo y suciedad tanto en la parte interior como exterior de las mismas.
Para evitar que ese polvo y suciedad terminen afectando a la calidad del aire que se respira en el interior del hogar, es fundamental limpiar, cada cierto tiempo, las persianas de los diferentes espacios de la casa.
El truco del calcetín para eliminar la suciedad de las persianas
Para eliminar el polvo y la suciedad de las persianas de una forma sencilla y eficaz a partes iguales, lo que se necesita es, nada más y nada menos que, un calcetín de algodón. Aunque también se puede hacer uso de un jersey, una prenda vieja de lana o unos leotardos de microfibra, por ejemplo. Unos tipos de prendas que, para sorpresa de muchos, tienen la capacidad de atraer y retener el polvo que se acumula en los espacios reducidos de la persiana.
Quienes se posicionan a favor de este curiosos truco de limpieza, proponen que, en caso de no contar con un calcetín viejo, se puede sustituir por un paño de microfibra sujeto a unas pinzas de cocina con una goma. El uso que se le va a dar a este utensilio es el mismo. Lo que se va hacer es pasar este elemento por cada lado de la persiana para eliminar el polvo y la suciedad que se haya acumulado en la misma. Para eliminar la suciedad de las persianas con un calcetín hay que seguir los siguientes pasos:
- Preparar una mezcla de agua con un poco de jabón.
- Coger un calcetín de algodón con la mano y colocarlo en la misma como si de un guante se tratara.
- Sumergir la prenda en la mezcla de agua y jabón hasta que quede bien empapada.
- Deslizar el calcetín por cada una de las láminas de la persiana.
- Observar la suciedad que ha recogido el calcetín y volverlo a sumergir en la mezcla de agua y jabón.
- Escurrir el calcetín para eliminar el exceso de agua y repetir el cuarto paso, es decir, el que hace referencia a deslizar el calcetín por las láminas de la persiana hasta asegurarse de que la persiana está limpia.
- Una vez se haya retirado el polvo y la suciedad de la persiana, hace uso de otro calcetín de algodón, en este caso seco, para secar y eliminar los restos de humedad que hayan podido quedar en las láminas.