¿Qué estaríamos dispuestos a hacer por nuestros hijos? Es una de las preguntas que podemos hacernos tras leer lo nuevo de Nativel Preciado que, bajo el nombre de El pan de mis hijos, nos presenta un relato tierno en el que una herencia pondrá patas arriba la vida de una familia en una historia llena de intrigas. 

Al inicio de la novela nos encontramos con una herencia repentina. En la vida real, muchas veces esas herencias repentinas de familiares a los que no recordamos pueden sonar casi a inicio de una estafa. 

(Risas). Bueno, es un sueño, es un poco el cuento de la lechera. Si me tocara la lotería, si me tocara una herencia, algo así caído del cielo con lo que no tuviera que trabajar todos los días de mi vida para ganarme el pan de mis hijos... Todo el mundo ha soñado con esa herencia, porque es verdad que hay gente a la que le toca una herencia de verdad. La novela, aunque es todo un sueño, está basada en una historia que le sucedió a unos amigos mexicanos, o sea que tiene mucho de verdad. 

¿A ellos también les pusieron condiciones para acceder a la herencia, como a su protagonista?

No, esa condición la he puesto yo. Lo de que la heredera se encuentra con una cláusula que dice que para heredar se tiene que hacer cargo del perro de su tía Luisa. Lennon es un perro muy grande y mayor. Entonces, la heredera, que tiene la misma edad que yo, se pregunta cómo va a ocuparse de un perro tan grande. Por eso, reúne a sus hijos y les dice: “¿Qué hacemos?”. Y esa es la historia de la novela. 

Vamos conociendo más a medida que vamos avanzando en la lectura. Es una historia de buenos, pero es verdad que cuando se obtiene una herencia puede sacar dos cosas, o lo mejor o lo peor de cada uno. 

Claro. Yo creo que las herencias son muy conflictivas, porque te remueven mucho por dentro. Te sacan los buenos y los malos instintos, como dices. Yo desgraciadamente he tenido muertes prematuras de gente que estaba en mi vida, y a la hora de deshacer las casas, los recuerdos..., yo hubiera agradecido que no me dejaran tantas cosas, tantos recuerdos, tantas figuritas... Porque, ¿qué haces con eso que no es tuyo? Ese recuerdo no es tuyo, y destruirlo es muy doloroso. Entonces, la protagonista aquí, que en esto sí me identifico con ella, quiere dejar una herencia limpia, donde no haya que pelearse por un Rolex por ejemplo, que yo he visto pelearse por un Rolex. 

'El pan de mis hijos'.

'El pan de mis hijos'. Cedida

Antes comentaba que para poder acceder a la herencia debe cuidar de Lennon. ¿Coincide con la frase de Kafka de que los perros contienen todo el conocimiento?

Sí, porque yo he tenido una perrita llamada Rita, y cuando he estado sola en alguna circunstancia con un accidente que tuve se ponía a mi lado, me daba la pata y aullaba cuando yo me quejaba. Adoro a los animales desde antes de que existiera el adjetivo animalista. Pero, aparte de eso, es que en este caso Lennon es el que guarda todos los secretos del libro. Es testigo de todo lo que se va contando en esta historia. Si pudiera hablar y lo contase todo... 

Esta novela es también un viaje. Nos ha llevado por multitud de lugares, pero también nos ha llevado por diferentes estadios vitales, reflexiones... Habla del paso del tiempo, de la jubilación... En profesiones como la escritura o el periodismo, ¿se contempla la jubilación?

El creador, que puede ser un escritor, un pintor, un jardinero o panadero, en realidad no se jubila nunca. Yo me voy a jubilar de la actualidad porque no la puedo soportar más. Pero lo que no voy a dejar es de escribir libros. La labor de documentación y de soñar que voy a escribir una historia que quiero escribir -luego a lo mejor no te sale-, esa parte previa, es maravillosa. Luego te pones a escribir y sufres un poquito más porque no consigues encajar todo ese puzle de piezas que has soñado, y te cuesta. Bueno, esta me ha costado poco porque ha sido la que he escrito con más desinhibición y desvergüenza porque hay muchas cosas mías que cuento sin ningún pudor. Pero para escribir una cosa que te libere de verdad no tienes que pensar en el efecto que produce en los demás, sino en el efecto que te produce a ti. Para mí esta novela ha tenido un efecto liberador y es un paquetito que dejo también para mis hijos.

¿Su herencia?

Es mi herencia, sí. 

No podemos hablar de herencias sin hablar de la pérdida. Uno de sus personajes, cuando se sabe cerca, asegura que tiene miedo a morir. ¿Por qué nos da tanto miedo?

Yo, que he viajado y he visto personas que creen en la reencarnación y estas cosas, es el único consuelo. Es muy difícil despedirse de la vida. Cuando falleció mi perra Rita yo seguía yendo por casa sin hacer ruido con las llaves, porque cuando sonaban se ponía alerta pensando que iba a salir a la calle. Es muy difícil encarar la muerte, e incluso te digo que las personas que tienen religiones que creen en la eternidad o la reencarnación también tienen miedo. Casi nadie se quiere morir. He visto personas muy enfermas que quieren seguir viviendo, porque la incertidumbre te mata, y es doloroso pensar que no queda nada. 

Quedamos en los demás. 

Eso sin duda. El consuelo es que yo hablo con mis muertos, rezo a mis muertos. Son algo que está en otro mundo que desconoces y que piensas que te protegen de algún modo. Es una creencia que te salva de mucho desamparo. Los recuerdos son la mejor herencia que puedes dejar.