Marta Vicente (Plasencia, 8 de marzo de 1983) llegó a Bizkaia hace ya diecisiete años y forma parte de la asociación Ola sin plástico desde hace ya varios años. Es una organización que conoció a través de una de sus fundadoras, Raquel Clemente, “y como ella sabía un poco de mis inquietudes en relación con el medioambiente, pues me propuso entrar”.

Basura en la playa de Arrigunaga Jose Mari Martinez Bubu

Así empezó como voluntaria en la limpieza de playas y después pasó a formar parte del equipo motor. Y, aunque reconoce que debido al trabajo de jornada completa que tiene no tiene mucho tiempo, explica que se puede compaginar. “La asociación está creciendo bastante a nivel de demandas porque hacemos limpieza de playas y damos charlas en colegios y en otros centros. Muchas veces, últimamente sobre todo, nos están demandando que demos más charlas y se hace un poco como se puede”, sonríe. 

Todo esto nos lo cuenta mientras paseamos por la playa de Arrigunaga que, tras las mareas y lluvias de las últimas semanas, se encuentra llena de plásticos. “Cuando vas dando un paseo, ya sea por la playa, el monte o por la calle incluso, basta con fijarte en la basura que muchas veces no tiene que estar ahí”, explica. Así podemos ser conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor porque señala que, a veces, puede haber sido el viento el que ha arrastrado todos esos residuos -colillas, etc.-.

También explica que todo esto, el plástico que nos rodea, se puede evitar reduciendo el consumo de plásticos de un solo uso. “Yo creo que la teoría nos la sabemos todos, pero creo que ponerlo en práctica da como pereza porque implica cambiar ciertos hábitos que igual eso lleva a salir de tu zona de confort, y el cambiar hábitos no siempre es fácil”, resume. Porque, ¿somos realmente conscientes de las consecuencias de todo lo que consumimos? “Sí que es verdad que hasta que la gente no viene, por ejemplo, a hacer limpiezas con nosotras, no se da cuenta de la magnitud del problema. Por eso animamos a hacer limpiezas con nosotras”, reflexiona. 

Playa de Arrigunaga Jose Mari Martinez Bubu

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Pero, como sociedad, ¿qué es lo que podemos hacer? Tal y como reseña Vicente, en nuestra mano está sobre todo reducir el consumo de plásticos de un solo uso, “porque hay alternativas. También muchas veces ponemos mucha responsabilidad en los ciudadanos, y también los políticos o las personas que gobiernan deberían meter mano ahí en las empresas, o no sé dónde, para dar otra alternativa que no fuera todo plástico”. Porque reconoce que el plástico es importante para ciertas cosas, pero hay productos que se fabrican con plástico “que igual es necesario fabricarlos con otro tipo de material”. 

Y, hablando de voluntariado, Vicente reconoce que muchos se animan a acercarse a las limpiezas, pero también necesitan personas para dar charlas en los colegios. “Lo único que se necesita para colaborar es tener un poco de inquietud sobre este tema y la verdad es que con el tiempo se va aprendiendo. Al final, nosotras tampoco somos expertas, somos más facilitadoras”. Con ellas podemos hablar a través de sus perfiles de redes sociales, así como por la web olasinplastico.org.

Aportar su granito de arena, una satisfacción al terminar el día

Compaginar trabajo y voluntariado no siempre es fácil, pero Marta Vicente reconoce que vale la pena

Para Marta Vicente, aportar su granito de arena en Ola sin plástico es algo de lo más enriquecedor. Y, aunque gestionar el tiempo no siempre es tarea fácil, reconoce que “ves que estás haciendo algo completamente altruista y es como una doble sensación: por una parte vienes a limpiar y se te cae el alma a los pies cuando lo ves, pero por otra ves que lo que estás quitando ya no está ahí”. 

Y es que incluso alguna vez les ha pasado de venir a limpiar alguna playa y que gente que se encontraba paseando por allí se acercara a echar una mano, a llevarles cosas que se habían encontrado durante sus paseos. Pero, donde especialmente cambian conciencias, es en los colegios. “Nosotras hacemos la charla, pero luego lo acompañamos de limpieza. No es lo mismo que te lo cuenten que verlo y lo que queremos es empezar a concienciar desde pequeñitos para que se lo puedan decir incluso a sus aitas”, señala Vicente en ese sentido. 

Pero, ¿qué hay que hacer en una recogida? Ellas les dan a los voluntarios sacos de patatas y guantes “porque a veces se encuentran cosas peligrosas”. También cuentan con cribas, para cuando hay muchos microplásticos, pinzas, navajas... “Y lo que hacemos es eso, echarlo en las bolsas de plásticos para poder tirarlos. Porque lo que recogemos lo clasificamos, sobre todo entre lo que se puede reciclar y lo que no, porque casi nada se puede reciclar”, explica. Al fin y al cabo, si una botella o lata está muy degradada no puede ser reciclada.