El origen alavés del pintxopote: 20 años de una tradición que cambió nuestro ocio
Vitoria vio nacer a principios de la primera década de los 2000 una costumbre muy extendida a nivel gastronómico y social
El pintxopote, una costumbre que ha ganado popularidad, tiene sus raíces en Álava, concretamente en Vitoria y hace ya 20 años. Lo que nació como una brillante idea a nivel local fue, con el paso el tiempo, extendiéndose y ganando mucha fama más allá de nuestra tierra, debido a la buena acogida del mundo hostelero y los vecinos.
Por lo tanto, no es de extrañar que hoy día casi cualquier establecimiento gastronómico ponga en marcha el pintxopote los días más señalados de la semana. Pero, ¿cuál es su origen y cómo surgió? Vamos a descubrirlo.
¿Qué es el pintxopote?
El concepto de pintxopote es sencillo: una tapa o pintxo acompañado de una bebida (por lo general vino, cerveza o sidra) por un precio que oscila entre 2 y 3 euros. La palabra en sí es una combinación de "pintxo" (que en euskera hace referencia a pequeñas raciones similares a las tapas) y "pote", es decir, tomar una bebida.
En esencia, el pintxopote es una celebración de la cultura culinaria vasca, conocida por sus pintxos elaborados, que combinan ingredientes locales con técnicas de gran nivel, de modo que el ocio no suponga un impedimento económico.
Los bares y tabernas preparan estas delicias en pequeñas raciones, donde se pueden degustar desde recetas clásicas como la tortilla de patata o el bacalao al pil-pil, hasta creaciones más modernas que buscan la innovación.
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Origen alavés
Según cuenta Víctor Manuel Ibáñez, presidente de laAsociación de Comercios de la calle Gorbea y de Arabadendak, la agrupación y sus miembros fueron los precursores decidieron poner la idea en conocimiento de sus asociados hosteleros y restauradores.
Así lo cuenta en una entrevista realizada a este medio en 2022, con motivo del 18 aniversario del pintxopote. Pero la idea nació el 7 de octubre de 2004, jueves, y como antesala del fin de semana. En Vitoria, 10 locales se unieron para incluir un pintxo con una tapa por un euro.
En palabras de Ibáñez, al final se lograron dos cosas importantes: “Primero, juntar a mayores y a jóvenes en una campaña, porque los txikiteros seguían tomando vino, pero los jóvenes no”, afirma.
“Lo segundo que logramos, para que la gente no se fuera hecha polvo a casa, con el estómago destrozado si se habían tomado cinco vinos y los cinco distintos, fue que todos los hosteleros comprasen a la misma bodega el vino", resalta Ibáñez.
Expansión del pintxopote
Lo que comenzó como una estrategia local rápidamente traspasó fronteras y muy pronto ganó adeptos. Tanto muchas localidades de Euskadi como grandes urbes de otros puntos del Estado recibieron con brazos abiertos esta iniciativa, adaptándola a su entorno.
Asimismo, el pintxopote ha conseguido darle un empujón a la hostelería mediante la creatividad gastronómica. Los bares compiten por ofrecer el pintxo más sabroso o innovador, lo que ha llevado a un nivel de calidad inesperado.
En muchos casos, lo que empezó como un sencillo pintxo de chorizo o queso, ha evolucionado hacia propuestas más sofisticadas, con ingredientes como foie, trufa o pescados ahumados.
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El impacto cultural
A lo largo de los años, el pintxopote se ha transformado en mucho más que una opción barata para salir a comer y beber. Se ha convertido en una parte integral de la vida social y cultural en Álava y en otras ciudades donde se celebra.
Las calles se llenan de personas de todas las edades, desde estudiantes universitarios hasta familias y trabajadores que se reúnen para relajarse después de una jornada laboral.
Este fenómeno también ha servido para fortalecer la interacción social y las relaciones interpersonales. Además, ha revitalizado muchas zonas de las ciudades, atrayendo a turistas y curiosos que buscan disfrutar de esta experiencia única.