Qué tendrán los mercados medievales para conseguir que este evento siga atrayendo una gran afluencia de público en las ciudades con rico patrimonio histórico y cultural en las que se celebran. En el de Vitoria, sin ir más lejos, lleva la friolera de 22 ediciones organizándose y a tenor del éxito de visitantes de este sábado, en su segunda de las tres jornadas que empezaron el viernes, va para largo, puesto que el comentario general del día fue el de “menos mal que hemos venido a las once, porque, a medio día ya no quedaría ni el pan”.
No en vano, desde que abrió, a esa hora de las once de la mañana, gasteiztarras y personas llegadas de territorios vecinos conquistaron sus calles y plazas en una jornada de fantasía única, como los puestos con más huevos de dragón, que los de la Casa Targaryen de Juegos de Tronos, y colgantes vikingos, con un sinfín de variedades, que harían dudar hasta el mismísimo Ragnar Lothbrok de cuál es el mejor. Tampoco faltaban los de incienso, repostería, orfebrería y hasta los que ayudaban a calmar la sed de los 25 grados del día, con hidromiel, que también podía ser servida en cuernos, si se llevaban a casa por 20 euros.
'Repetidores'
Y es que por muchos años que lleve haciéndose este veterano zoco, siempre se llena de curiosos, muchos de ellos “repetidores”. Entre ellos, William, su esposa Miki y sus mellizos Aarón y Aria, de tres años. “Vivimos en la ciudad desde hace 15 años y siempre que podemos, venimos. Lo que más nos gusta es darnos una vuelta por los puestos, aunque no sabemos si se pueden ver animales”, decía William en el Machete.
Y entre sus vendedores, también muchos repetidores. Este caso era el de Iñigo Castro, llegado de Bilbao con su puesto Marielita, en el que vende mochilas, con telas importadas de Japón, también con tejidos mayas, de Belice, y brocados que se pueden plegar para hacerlas también bandolera, desde 58 a 64 euros.
“Es el segundo año que vengo porque es un mercado muy bueno. Se vende bien. Tiene pocas calles malas”
“Es el segundo año que vengo porque es un mercado muy bueno. Se vende bien. Tiene pocas calles malas”, comentaba su responsable, que este año está en los Arquillos, y el año pasado estuvo en el Machete. “Pero son ferias caras. Este puesto que tiene unos tres metros, me sale a 475,50 euros”, precisaba mientras mostraba la factura.
Plantas sin maceta
“El de Vitoria es un mercado que está consolidado y muchos compañeros me han hablado bien de él”
También en Los Arquillos estaba Verdearte, llegado de Valencia, para vender plantas sin maceta. En este caso, en su primer año en Vitoria “porque es un mercado que está consolidado y muchos compañeros me han hablado bien de él”, explicaba Sebastián Pedotti, mientras ataba una de sus variedades que hace con diferentes sustratos y musgos.
"El viernes hubo bastante gente y hoy venimos con expectativas más altas, porque hace buen tiempo”, añadía.
En la Cuesta de San Vicente se vendían txoripanes a dos euros y novelas, como La Vitoria perdida.
“Es Swarovski, el cristal más parecido al diamante”, comentaba a una clienta uno de sus orfebres.
Orgón
Cerca de allí, también debutaba en esta cita el llamativo puesto de orgón, del vitoriano Iñaki, disfrazado de guerrero medieval.
“Suelo estar en el mercado de la almendra”
“Suelo estar en el mercado de la almendra”, aclaraba este hombre. Y es que este mercado también cuenta con la participación de 45 stands de la Federación de Comercios y Servicios del Casco Medieval (Fedasoc), integrada en Gasteiz On, y con 28 establecimientos hosteleros con medio centenar de propuestas en forma de menús especiales, bocatas, pintxos y tapas para comer sin tener que alejarse del ambiente medieval.
El año pasado, el 89% declaró haber cubierto sus expectativas. “Yo, de momento, voy tirando porque el orgón es poco conocido, aunque sí que la gente me pregunta mucho por él. Está formado por aluminio, resina y cuarzo de cristal y entre sus beneficios, permite dormir mejor, transformar la energía etérica negativa del hogar en una vital, saludable, y ayuda a las plantas a crecer mejor, así que el que tenga una huerta...”, animaba este gasteiztarra.
Los clásicos
A medida que avanzaba la mañana, más crecía la hilera de personas que se paseaban tanto por el zoco como por sus tabernas, entre los que no faltaron clásicos, como los stands de talos, el de kebab, con un enorme cerdo, que se asaba en la plaza Santa María “con verduras frescas y ricas salsas de pan de pueblo”, por ocho euros, el de mojitos, a siete euros el medio litro y a 12 el litro, o el de bocadillos de jamón, chorizo y longaniza por siete...
En Las Escuelas, la botella de sidra estaba a siete euros y el pintxo de champiñones a 2,50 euros.
Solidaridad
“El grupo de mujeres de la asociación Goian, del Casco Viejo, estamos vendiendo pasteles que hemos hecho nosotras a favor de Palestina"
Una hostelería que también permitía alimentar la solidaridad. “El grupo de mujeres de la asociación Goian, del Casco Viejo, estamos vendiendo pasteles que hemos hecho nosotras a favor de Palestina. Los tenemos de Marruecos, Argelia y hasta de la propia Palestina, porque hay una vecina que es de allí y ha hecho galletas maamoul”, destacaba Hafsa, mientras decoraba el mismo con poemas de Mahmud Darwish. “Las madres erguidas sobre un hilo de flauta y el miedo que los recuerdos inspiran a los invasores”, incidía uno de sus versos.
Espectáculos
Pero no solo por sus productos acude la gente a esta señalada cita. También por espectáculos circenses, de malabares y magia y de títeres o el de bufones, como que empezó al mediodía en el Machete. La novedad este año fueron dos de gran formato en la plaza de la Burullería: La captura de la bruja (a las 19.00 horas) y El hechizo (a las 21.30 horas), a lo largo de esta tarde-noche.
Muestras
Y por exposiciones, como la del campamento con las tres culturas (cristiana, judía y árabe), la de armas de asedio o sobre mitología vasca, como la lamia que cepillaba sus kilométricos cabellos dorados, junto a Mari, la dama de Amboto, y Akerbeltz, creados y realizados por Tira ta floja, en el parque dedicado a Teresa Sánchez de Bilbao.
A su derecha, un cuentacuentos narraba a una veintena de niños que las arañas también pueden ser trípodes: “Sí, con tres patas, como la de este altavoz”.
Del Athletic y de AC/DC
“¿Qué moneda de la suerte quieres?”, preguntaba a un cliente txiki, un comerciante en la calle de Santa María. “Del Athletic y de AC/DC”, respondía su aita.
“Atrás. Martinator, me llaman, ábranse paso”, pidió a los espectadores este vendedor, que haciendo honor a su apodo, con un impresionante martillazo, consiguió acuñar este diseño.
Elfos
“¿Qué es eso?”, preguntaba a su ama, Irati, de apenas un añito y medio a su ama. “¡Unos elfos!, contestaba entusiasmada ella, Jaione, mientras veía salir de El Campillo a los integrantes de Skaldir:
“Somos una compañía de Segovia, con componentes de Asturias, como Josefina, una argentina que ahora vive allí y que toca la gaita, Kilian, de Madrid y yo, de Valencia, que nos dedicamos a la percusión"
“Somos una compañía de Segovia, con componentes de Asturias, como Josefina, una argentina que ahora vive allí y que toca la gaita, Kilian, de Madrid y yo, de Valencia, que nos dedicamos a la percusión”, aclaraba Eva en su primer año en Vitoria.
Sin tiempo para la pausa, la tarde siguió con coplas y romances del medievo, danzas tribales, orientales y paganas… Y hasta con una aldea de brujas con akelarre nocturno. Mañana más.