Recorrer barrios para tender la mano a los jóvenes de Vitoria
La figura de los 21 educadores de calle es clave para atender, de forma socioeducativa, a niños y adolescentes con mayor necesidad o vulnerabilidad
Más de tres décadas son las que lleva ya en activo el Programa municipal de Educación de Calle (PEC) en la capital alavesa. Un proyecto de largo recorrido que, desde su nacimiento en 1988, ha sido testigo de los contextos cambiantes en los que se han visto envueltos los jóvenes; convirtiéndose asimismo en todo un referente a nivel estatal.
Y bajo ese paraguas, los 21 educadores de calle con los que actualmente cuenta Vitoria, son la pieza clave del puzzle. Ellos son quienes atienden de forma socioeducativa a niños, niñas y adolescentes de entre 8 y 18 años que reúnen unos factores sociales, familiares o personales que pueden poner en peligro su desarrollo personal y social.
En este sentido, el objetivo de estos profesionales es apoyar y mejorar ese proceso de desarrollo, tomando parte en la relación que la población juvenil tiene con su entorno más cercano. Y lo hacen mediante una observación directa de lo que ocurre en los espacios públicos y mostrándose siempre abiertos a recibir información de otros agentes sociales así como de los vecinos y vecinas; que en muchas ocasiones son los grandes conocedores de lo que se cuece en la zona.
Los educadores de calle de Vitoria detectan un preocupante aumento de los discursos de odio
Antes de entrar de lleno en materia, subrayar que el programa se desarrolla dentro de los Servicios Sociales de Base (SSB) del Ayuntamiento de Gasteiz que a su vez se ubican en los distintos centros cívicos. Por lo tanto, es un trabajo conjunto, una amplia red donde también entran trabajadoras sociales, psicólogas, responsables de los servicios sociales, personal administrativo además de los propios equipos técnicos de los centros cívicos.
“Es un programa que se desarrolla en los espacios donde hacen vida los jóvenes; en los barrios, parques o centros cívicos”, explica el responsable técnico municipal, Antonio Ruiz, a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. A su lado, asienten Noe Bribián, educadora de calle, e Idoia Martínez de la Hidalga, coordinadora del PEC, quienes advierten de que las distintas problemáticas que puedan tener estos “chavales y chavalas” también “las tenemos los adultos”.
Si bien, destacan que, el factor distintivo es que los jóvenes “son personas que están en crecimiento, que están desarrollando su personalidad y que a veces, por problemas familiares, personales, sociales o escolares”, requieren de estas figuras que les acompañan.
Un apoyo vital que está más que estudiado a través de estrategias que se enmarcan en una metodología a seguir. “No es estar por estar con ellos en la calle”, apunta el responsable técnico. En este sentido, son tres los ámbitos en lo que trabajan; a nivel individual, grupal y comunitario. Precisamente destacan este último como un área clave para que los jóvenes puedan convertirse en “agentes que participen de forma activa” en la comunidad. “De manera individual, estamos con ellos para que vayan mejorando en sus propias competencias, además de apoyarles en sus necesidades”, observa la coordinadora del programa.
Educadores sociales: Esenciales en protocolos de prevención de suicidio o casos de acoso en los colegios de Álava
Asimismo, destaca la importancia del trabajo en grupo por el carácter identitario que los adolescentes van adquiriendo, “sobre todo en la edad adolescente”. “Utilizamos mucho el ámbito grupal a través de actividades y talleres para objetivos más grupales que también están muy vinculados a lo individual”, apunta Martínez de la Hidalga.
Como tercer “pata” de esta intervención socioeducativa se encuentra “la relación con el tejido asociativo del barrio” que, a su vez, se complementa con las actividades que se llevan a cabo desde los SSB. “El objetivo de todo lo comunitario es que las propias chavalas y chavales sean parte activa de la comunidad, que participen y que, de la misma manera se sientan protagonistas y la comunidad las vea con agencia”.
Diez zonas de influencia
La veintena de profesionales se distribuyen en “parejas educativas” que se mueven por diez zonas de influencia; pues así es como queda divida la ciudad a ojos de los servicios sociales. Lakua y Abetxuko forman una zona; Ibaiondo y Arriaga, otra. Las restantes, agrupan en Hegoalde Ariznavarra y Judimendi Arana. Asimismo, como un solo espacio, es donde entran el centro cívico El Campillo, Aldabe, Iparralde, El Pilar, Salburua y Zabalgana.
Tal y como resaltan, Lakua y Abetxuko es la única zona que cuenta con tres educadores por su amplitud y número de residentes. “Hay mucha población a la que atender”, sostienen los agentes socioeducativos. Asimismo, apostillan que “los perfiles son muy diversos según la zona”. Y que, especialmente, entre los jóvenes hay mucho movimiento hacia nuevos espacios. “Su espacio de relación no es exclusivamente el barrio donde viven”, comenta Ruiz en este sentido.
El programa de intervención socioeducativa de Vitoria atiende a 169 familias
Ver y ser vista
“Me he ganado cierta confianza por ser Noe, pero más por ser educadora de calle”, reconoce Bribián. La instructora explica que, al tratarse de un programa “con años de trayectoria”, en la mayoría de los barrios ya se conoce la figura dl educador, lo que facilita los casos de detección. Aunque también los hay que se encuentran en una “fase inicial”, en palabras del técnico del Consistorio gasteiztarra.
Según datos que manejan, en el curso 2023-2024 (de septiembre a julio) pasaron por el programa más de 833 niños y niñas.
Entrando ya en materia, subrayar que no existe una única fórmula para llegar hasta los educadores de calle. En algunos casos, esa vía de alcance puede ser un mensaje directo de las jóvenes a las profesionales pidiendo reunirse con ellas. “Ahí es donde intentamos hacer planes de trabajo a nivel individual, sin implicar tanto a su entorno y familia”, explica la educadora de calle.
Aunque donde más se dan a conocer, es en los conocidos como “recorridos”. “A simple vista dirías que es salir a pasear a la calle con un paquete de pipas. Pero es muy profundo. Hay toda una metodología estudiada detrás, con unos objetivos muy profundos. Por una parte es ver tú y, por otra, ser vista, porque igual hay mucha gente que no se ha acercado todavía”, explica la coordinadora.
La transfobia, los discursos de odio y las agresiones en el ámbito familiar repuntan en Álava en la pandemia
Asimismo, los recorridos empiezan en los centros cívicos de los barrios, porque es donde tienen las salas de encuentro. A veces ya las conocen, otras, se deben presentar en nuevas zonas por las que se muevan los núcleos de jóvenes.
Por otro lado, Bribián agrega que normalmente, “cuando hay una educadora de calle que abandona su plaza, la otra se mantiene, ya que va por parejas”. “Es muy raro que se vayan dos educadoras de calle al mismo tiempo. Entonces hay una pieza que ya es conocida. En mi caso me presentó mi otra compañera”, cuenta.
Asimismo, hay otras vías de comunicación para detectar estos grupos. “Los centros escolares son un recurso potente en la detección”, destaca Ruiz, quien aclara que se debe contar con la probación de la familia.
Múltiples actividades
Una vez obtenido ese primer “gancho”, la idea es ir creando poco a poco un clima de “confianza” y que los jóvenes pueda participar en los distintos talleres.
De hecho, existe una programación fija que plantea sendas actividades; cocina, cultivo en la huerta, baile, peluquería, natación así como otras de carácter más puntual, entre las que se encuentran torneos deportivos –de fútbol o voléibol–, eso sí, tienen claro que quieren dejar a un lado “la competitividad”. Asimismo, también organizan los bautizados como “proyectos supraterritoriales”; aquellos que “hacemos más allá de Gasteiz”. Aquí es donde entran los procesos de intercambio con jóvenes de otros puntos geográficos, con destinos como Pamplona, Las Landas o Bruselas, entre otros.
Avanzar desde distintas áreas
Trabajar el bienestar emocional es otro de los objetivos esenciales que persiguen los educadores de calle con su labor socioeducativa. De ahí que cuenten con talleres de emociones dirigidos a txikis, jóvenes y mayores. “La salud mental nos está preocupando mucho, y por eso también nos estamos formando en ella”, desvela la educadora de calle.
“Nosotros lo estamos viendo en los jóvenes, pero es una aislada de lo que está pasando”, apunta por su parte Martínez de La Hidalga quien hace alusión a que, al menos ahora, se está anunciando y se habla de ella. Y es que, bajo el paraguas de salud mental, señalan que entran desde malestares hasta trastornos psiquiátricos.
"Abuso de las pantallas"
Por otro lado, “el abuso de las pantallas” o “la desmotivación o absentismo” en el entorno escolar son factores en los que actualmente ponen la lupa estos profesionales.
Precisamente, Ruiz apunta que, un incentivo que da pie a ese desinterés hacia el aprendizaje en las aulas tiene que ver con “los referentes que tienen en las nuevas tecnologías”, quienes “lanzan mensajes” como el siguiente: “con poco esfuerzo podéis haceros ricos”. En este sentido, aclara que esto no solo ocurre entre los niños y niñas que son atendidos en el PEC, sino que se trata de una realidad “global”.
Generalmente, los jóvenes con los que tratan tienen escasos recursos económicos, son testigos “de violencia machista dentro del hogar” o acaban de aterrizar a Vitoria y “se tienen que adaptar a una ciudad nueva”, a “otro idioma y otra cultura”. Asimismo, ante el aumento de los discursos y “corrientes” de odio en “las redes sociales y medios de comunicación”, apuestan por “dotarnos de herramientas para darles la vuelta”.
“Cada vez están en oídos de toda la sociedad en general”, sostiene la responsable del programa. “A los bulos y fake news se les hace frente con un buen tejido asociativo”, expone Martínez de la Hidalga.
“Me ayudó, sí”
“Yo antes era bastante retraído y no me relacionaba mucho, sin embargo, con ellos fue todo lo contrario, me fui soltando, perdiendo ese miedo. Le coges el gusto a estar en grupo a estar abierto a la gente. Me ayudó, sí”, relata un joven testimonio, de forma anónima, en un informe elaborado por el PEC junto con IRSE Araba y la UPV/EHU.
n estudio que, sin ir más lejos, sintetiza que la labor de los agentes de calle es una “maquinaría eficiente” para afrontar las situaciones de desigualdad, de vulnerabilidad o exclusión así como los conflictos sociales de estos jóvenes. Y es que, el primer y gran objetivo de los profesionales, según apunta Ruiz, es “normalizar que estos niños se integren en la vida de la ciudad como cualquier otro”.
Temas
Más en Gasteiz
-
Bodas de oro en el 'corazón' de Txagorritxu y Gazalbide
-
Gasteizko 38 establezimenduk parte hartuko dute Bidezko Merkataritzaren Kafearen Egunean
-
El PP apremia a implementar cambios en el eje del BEI de Vitoria-Gasteiz para "aumentar la seguridad vial"
-
Detenido un hombre de 34 en Adurza por maltrato psicológico, insultos y coacción a su pareja