El pasado 4 de enero el braille, el sistema táctil de lectoescritura que revolucionó el acceso al conocimiento de las personas ciegas, cumplió 200 años. Sin embargo, en ciudades como Vitoria, todavía es para hacerse mirar las innumerables barreras a las que se enfrentan las personas con discapacidad visual.

No en vano, como denuncian dos jóvenes residentes en Gasteiz con ceguera total de nacimiento, Leidy Aldana, de 26 años, y Enara Alcalde, de 22, dos de las 528 personas afiliadas a la ONCE, en su agencia de Álava, todavía hay muchos sitios en la capital en los que echan de menos una mejora en su accesibilidad.

Y, para muestra el reciente estudio de la asociación Retina Araba Begisare de finales de 2024, financiado por el Ayuntamiento, que concluye que “un 76% de las calles de Vitoria no garantiza la circulación segura y autónoma de las personas con baja visión”, tras analizar 30 kilómetros para detectar obstáculos.

En la vía pública

El nombre de las calles, sin ir más lejos, como censuran estas chicas, adolece de la señalética en braille, aunque lo suyo también fuera que hubiera bajo los clásicos letreros azules, baldosas podotáctiles para avisar de su existencia para no recurrir “constantemente” a su teléfono móvil, a modo de GPS.

“El braille falta en muchos sitios y está en lugares extraños. Por ejemplo, te lo puedes encontrar casi en el techo de un autobús para avisar de que no se puede fumar. No sé si quieren que me suba a una escalera para leerlo”, censuran Aldana y Alcalde, que aprendieron el mismo desde pequeñas. En el caso de Aldana, gracias al servicio gratuito de la ONCE cuando vivía en Galicia, a donde llegó de Colombia con tres años y medio.

“A los cuatro años me escolarizaron y ya desde entonces, me empezaron a sensibilizar los dedos. Porque el braille se lee con el índice. Siempre digo que si leo con el meñique, sé el mismo braille que tú”, comenta entre risas.

“Yo, como lo hice en el País Vasco, cuando eres pequeña, te lo enseña el CRI (centro de recursos para la inclusión educativa del alumnado con discapacidad visual), del Gobierno Vasco, y te adaptan los materiales”, precisa, por su parte, Alcalde.

EDUCACIÓN INCLUSIVA

El alumnado en Álava con discapacidad visual estudia en centros ordinarios de educación, desde pequeños hasta la Universidad, módulos, EPA, etc. Es decir, la competencia es del Departamento de Educación del Gobierno Vasco. La ONCE les da apoyo para que cursen los estudios en igualdad de condiciones que el resto de la clase y para ello los técnicos de tiflotecnología se coordinan con los respectivos centros o aulas a través del CRI (Centro de Recurso para la Inclusión Educativa del Gobierno Vasco).

Dos años de media para aprenderlo

El proceso para aprenderlo suele durar de media unos dos años. “Nosotros trabajamos con un método que se llama Pérgamo. En el primer año, se aprende a detectar mediante el tacto y en el segundo, se perfecciona para leer de forma ágil”, detalla Carmen Marín, instructora de braille, en la sede de ONCE en San Prudencio.

Máquina de escribir Perkins y legos para aprender braille Josu Chavarri Erralde

En el portal, en baños...

Por eso, a estas jóvenes les da rabia que, después de todo ese esfuerzo, no esté en más sitios públicos o que no avisen cuando esté, ya que “no puedes ir tocando todas las paredes”.

“La Facultad de Letras sí que tiene braille en las aulas (centro que conocen porque Aldana se graduó allí y Alcalde cursa la carrera de Estudios Ingleses). Pero la ciudadanía lo vandaliza mucho: en la universidad, en la calle.... Vivo en la calle Laserna (Zabalgana), y el número del portal, lleva roto diez años o más... “¿Si no sabes lo que es, no deberías respetarlo?”, cuestiona Alcalde.

“A mí me cuesta creer que haya gente que a estas alturas de la película no sepa lo que es el braille, porque he dado charlas a niños de ocho años, que reconocen qué son esos puntitos para los ciegos”, agrega Aldana que sufrió cuando dañaron los carteles en braille del baño de su facultad.

Te puedes memorizar que la segunda puerta sea la de las chicas, pero no es justo que tenga que hacer un esfuerzo extra yo. La respuesta fue que si lo sustituimos, lo van a volver a hacer”.

13

En imágenes: Así ha sido la tradicional Carrera de Cascabeles de Vitoria Jorge Muñoz

"Abrir otro melón"

Aprovechan para “abrir otro melón”: el de los libros de texto de la universidad. “Es un proceso muy largo, aparte de que los tienes que comprar en papel, luego mandarlos a Madrid y tardan”. En otras ocasiones, la falta de accesibilidad la han encontrado “en archivos “pdf” y en páginas webs de instituciones oficiales, bancos”... En definitiva, demasiados puntos suspensivos pendientes y muy poca la puntuación táctil presente para una sociedad más inclusiva.