La novedosa asesoría psicológica para madres, padres y personas educadoras, que el Ayuntamiento de Vitoria ofrece de manera confidencial y gratuita, ha atendido 34 casos y ofrecido 82 sesiones en sus primeros 17 meses.

Fue exactamente en marzo de 2023 cuando el Servicio Municipal de Salud activó este acompañamiento individualizado, dirigido exclusivamente a aitas, amas y tutores legales de jóvenes que asistían a la psicoasesoría que gestiona el Servicio de Juventud.

Lo hizo con el objetivo de ofrecer un espacio, en el que poder reflexionar sobre las dificultades, las dudas y los sentimientos que les generaba su papel en el día a día y también para que adquirieran herramientas.

Seis meses después, en septiembre de ese mismo 2023, se amplió el servicio a todas las personas que tuviesen jóvenes a su cargo, de entre 14 y 30 años, sin el requisito de que fuesen atendidas en la psicoasesoría. 

Conflictividad familiar y sufrimiento 

"Desde momentos de conflictividad familiar hasta la preocupación por el sufrimiento que se percibe en los y las jóvenes. Les facilitamos apoyo profesional para lograr una convivencia saludable”

Ana López de Uralde - Edil de Salud de Vitoria

Como destaca la concejala de Salud, Ana López de Uralde, a través de este servicio, “el Ayuntamiento ayuda a las personas adultas a identificar, reflexionar y gestionar las diferentes situaciones que pueden darse con nuestros hijos e hijas. Desde momentos de conflictividad familiar hasta la preocupación por el sufrimiento que se percibe en los y las jóvenes. Les facilitamos apoyo profesional para lograr una convivencia saludable”.

En cuanto al perfil de esas personas que han participado en las sesiones, se trata de 34 progenitores, 20 de ellos separados y 14 que todavía siguen juntos.

Si bien, han sido más las mujeres las que más se han animado así a hacerlo, al haber participado 30 de ellas en comparación con los 16 hombres que también lo hicieron.

En relación a la edad mayoritaria de estas amas y aitas participantes en las mismas, sobresale la franja de 50 a 65 años (26 personas), seguida de la de 40 a 49 años (19 personas) y en último lugar, la de los treintañeros (de 30 a 39 años), con un único caso.

Gestión de emociones

Siete fueron los temas más frecuentes que salieron en consulta. En primer lugar, para obtener pautas y herramientas que les ayudarán en la independencia y en la gestión de emociones de sus hijos e hijas.

En segundo lugar, para saber cómo gestionar “la poca tolerancia a la frustración y la poca capacidad de esfuerzo”.

De ahí que los profesionales insistan una y otra vez en lo importante que es que los progenitores aprendan a decir a tiempo “no” a sus vástagos y a marcar límites, para evitar la manipulación y conflictos posteriores.

No en vano, a una persona con un nivel bajo de tolerancia a la frustración le basta con una adversidad mínima para enfadarse, entristecerse o angustiarse. Y teniendo en cuenta que la vida no es un camino de rosas, los momentos malos por los que tendrá pasar en su día a día, no serán pocos, lo que, de no saber cómo procesarlos, les puede ocasionar problemas de ansiedad y depresión.

Por apuestas, alcohol y marihuana

El tercer tema más consultado, fueron las adicciones por “apuestas, alcohol y marihuana”. Y la “permisividad” por parte de los padres y madres ante esta situación y la dificultad de poner límites al respecto.

En cuarto lugar, acudieron por el “susto y preocupación” por el futuro de sus descendientes, derivado del excesivo tiempo que han estado “pendientes de ellos y ellas”, lo que ha ocasionado hijos e hijas “demasiado protegidos”.

En quinto lugar, porque desean mejorar la relación con sus críos, tras “muchas discusiones, malas contestaciones y desprecios entre progenitores e hijos e hijas”.

En sexto lugar, por la “mala gestión de los enfados que ocasiona faltas de respeto entre progenitores e hijos/as, lo que hace que la convivencia sea complicada”.

Y en séptimo lugar, un clásico a la hora de compartir hogar con adolescentes: “Desmotivación absoluta de los hijos, que se encierran en la habitación y solo les ocupa el tiempo el teléfono móvil”. En consecuencia, “no quieren ir a clase, ni estudiar, ni trabajar” por una “falta de ilusión”.

Individuales o en pareja

Iratxe Ortiz de Orruño, pedagoga y experta en familia que atiende a estas sesiones, explica que el número máximo de las mismas son cinco, aunque a veces dan una o dos más de seguimiento. Se dan los martes y duran unos 45 minutos.

Suelen darse una al mes porque entre sesión y sesión les mandan tareas. Además, "como son tan intensas en lo emocional, se necesita tiempo para que se asiente todo eso". Y se pueden hacer individuales o en pareja, “independientemente de que estén separados o no”.

Sin reparos

Y los progenitores no suelen tener reparos a la hora de hablar del problema que tienen en casa puesto que “si vienen aquí es porque tienen una necesidad. No les cuesta, aunque luego en la sesión, te das cuenta de que se emocionan y de que les afecta lo que les está ocurriendo, pero suelen hablarlo con naturalidad porque, al final, es su realidad y lo mejor que pueden hacer es expresar cómo se sienten”.

Por eso, ha atendido a familias que, principalmente, necesitan pautas y herramientas “para poder ayudar a sus hijos e hijas en la gestión de sus emociones y cómo ayudarles ante la poca tolerancia hacia la frustración y poca capacidad de esfuerzo. Todo desde un autoconcepto negativo que tienen los jóvenes”.

También ha atendido casos de adicciones “porque los aitas y amas no saben muy bien cómo actuar ante esta situación o la dificultad de poner límites. Cuando sufren una es porque les está ocurriendo algo y recurren a ella para evadirse del mundo, ¿pero hasta qué punto ponen un límite?”.

"Quieren tener todas las libertades del mundo"

Aparte, Ortiz de Orruño ha recibido casos de aitas y amas que tienen ese “susto y preocupación” por el futuro de sus hijos e hijas, “por estar mucho tiempo pendientes porque nos estamos encontrando a familias que protegen muchos a sus hijos”.

Y a otros que también quieren mejorar la relación con sus ‘pequeños’ “porque también hay muchas discusiones. Responsabilidades en casa no quieren tener, pero sí que quieren tener todas las libertades del mundo y cómo acompañarles en esa autonomía. De eso también vienen bastantes”.

Es habitual también que acudan por la “mala gestión de los enfados y de la falta de respetos entre ambas partes. Demasiados enfados que rozan incluso la agresividad y a veces la violencia”.

Para evitarlo es muy importante poner límites desde que son pequeños “y decir un no a tiempo y poder gestionar esa frustración lo antes posible y porque también luego están desmotivados”.

En cuanto a esto último, los jóvenes se encierran en su habitación y “principalmente, les ocupa el tiempo el móvil y no quieren ir a clase y estudiar y cuando son mayores, tampoco quieren trabajar. Es como que les falta ilusión por todo. Esta desmotivación es importante recalcarla porque los aitas y amas se preguntan que si no quieren, cómo les pueden ayudar”.

“Bichos raros”

Lo normal es que esos progenitores acudan a consulta sintiéndose “los bichos raros”. En el sentido de “somos los peores padres y madres, pero luego ven que es algo más habitual de lo que pensamos”.

Otra cosa que también preocupa mucho a los aitas es que sus hijos “ya no les quieran y que ya no sirvan para nada, siendo un cero a la izquierda”, aparte de la felicidad de su hijo e hija, “pero lo que les decimos es que sus hijos tienen que encontrarla fuera de casa. Que ellos van a seguir siendo importantes, pero desde la distancia. Cuesta ver que crecen y que ya no te necesitan de la misma manera”.

Luz al final del túnel

¿Pero cómo se trabaja todo eso? “Primero, les escuchamos. Les hacemos ver que lo que ocurre en esa casa, ocurre en más, que hay luz al final del túnel y se les ayuda a que entiendan de dónde vienen esos comportamientos de sus hijos e hijas, para poner nombre a lo que les ocurre, para que se dejen de sentir culpables y darles herramientas y pautas que hagan diferente esa dinámica familiar, tocando teclas más adecuadas para ver si esa situación revierte o que les puedan ayudar mejor”.

Por eso, lo ideal es que apliquen esos consejos en casa. “Y hay casos que en cuanto lo hacen, parece que cambia la dinámica familiar”.

"Se sigue poniendo el foco en el hijo o en la hija"

Además, se está perdiendo el miedo a hablar de ello, “aunque se sigue poniendo el foco en el hijo o en la hija, pero también hay responsabilidad de los aitas de qué pueden hacer, en el sentido de ayudar. Incluso no solo se está perdiendo el miedo a hablar, sino de empezar a decir que igual tenemos algo que ver. No es solo que mi hijo vaya a terapia, sino ver qué pueden hacer las madres y padres porque al final son sus principales referentes para todo. Es importante que lo tengan en cuenta”.

Al ir acabando las sesiones, “lo que más suelen hacer es agradecer por desculpabilizarles, que alguien les haya atendido y por entender los compartimientos de sus hijos. Sí que suelen notar diferencia. Gracias a esas nuevas dinámicas, sus hijos también se encuentran mejor y la convivencia también mejora.

Con cita previa

Las personas que quieran dar ese paso pueden hacerlo solicitando cita previa en el 945 16 19 05, o enviando un email a psicoreferentes@vitoria-gasteiz.org.