Es un sistema muy bien diseñado, altamente profesionalizado, donde la falta de transparencia se convierte en una de sus mejores bazas para asegurar su negocio. Así es la realidad de la prostitución en Álava, a la que es difícil de acceder si no es de la mano de agentes como la asociación Gizarterako. Desde su experiencia en el día a día con las mujeres que ejercen esta actividad, en Vitoria existen en la actualidad 40 pisos diseminados por toda la capital y hasta siete clubes de alterne en los que se lleva a cabo la prostitución.

Edurne Calvo, educadora social y presidenta de la citada asociación, acota los términos. Su criterio incide en que son estos últimos locales los que definen el matiz de esta actividad en Gasteiz, ya que la totalidad de los mismos se ubican en los barrios del centro de la capital, algo inédito en otras ciudades, que diseminan estos negocios, al menos una gran parte de ellos, por sus arrabales o zonas industriales preferentemente.

En el resto de la provincia, este tipo de negocios apenas si tiene presencia, ya que han ido desapareciendo con los años. De hecho, fuera de Gasteiz, queda un solo local.

Sobre todo, pisos

En cualquier caso, no son los clubes de alterne –con licencia de actividad que incluyen barra para la expedición de bebidas– los locales que copan la prostitución en Gasteiz, que encuentra en los pisos privados su mejor aliado para desarrollar su actividad.

Desde la calle

Las chicas que ejercen en la calle, otrora muy numerosas –con hasta tres decenas de chicas de origen africano (Nigeria, preferentemente) en varias zonas de salida de Gasteiz– son hoy día mera anécdota, con apenas tres casos detectados. Desde 2022, tras la pandemia, el número de este perfil de profesionales se ha reducido hasta su casi desaparición. Aparte, las detectadas por Gizarterako ejercen su actividad no de forma muy continuada e, incluso, con desplazamientos a ciudades cercanas, añade Calvo.

Rasgos y perfil

El resto de mujeres que ejercen la prostitución en Vitoria responden a un perfil meridianamente reiterativo. Son fundamentalmente latinoamericanas. Acostumbran a ser brasileñas o dominicanas en los clubes y de otras nacionalidades (Colombia, Venezuela, Nicaragua, Paraguay...), en los pisos. Aunque no hay una regla exacta que defina tal circunstancia.

Lo que si parece claro es que Gasteiz centraliza en su término municipal la práctica totalidad de las ubicaciones en las que se lleva a cabo esta actividad en el territorio histórico.

Sin perfiles exactos.

Tampoco hay reglamentos a la hora de definir un perfil exacto de las chicas detectadas en la ciudad ejerciendo esta actividad. De hecho, Gizarterako ha logrado contactar en su trabajo diario con un amplio abanico de mujeres, con edades de entre 20 y 50 años. Eso sí. Un trabajo de observación en los foros digitales en los que opinan quienes consumen prostitución basta para comprender que cada vez estos prefieren chicas más jóvenes.

Hasta la fecha, el trabajo en la calle de las técnicas de Gizarterako no ha detectado menores de edad, pero si mujeres que sobrepasan los 18 años por poco cuando ya están aquí, circunstancia que hace sospechar de la edad que tenían en sus países de origen –habitualmente, pobres, con gran cantidad de personas subsistiendo bajo el umbral de la pobreza bajo los paradigmas europeos– cuando se iniciaron en el mundo de la prostitución.

Aproximación

Estos datos son solo una aproximación a la verdadera dimensión de este negocio. No en vano, el número de viviendas en las que trabajan estas mujeres varía casi cada semana. No son ubicaciones fijas. Quienes las alquilan no avisan a nadie de la actividad que se va a llevar a cabo en la propiedad, ni siquiera a los dueños de los inmuebles.

Incluso, las redes utilizan las posibilidades que ofrece la nueva economía para alquilar a través de plataformas digitales, por fines de semana, o días sueltos. También hay otras casuísticas que hacen muy difícil rastrear a estas mujeres, ya que hay pisos en los que residen, pero en los que no ejercen, por ejemplo.

Bajo tales perspectivas, conocer con exactitud a quienes ejercen la prostitución en Vitoria se antoja complicado. “Nosotras en 2022 contactamos con 500 mujeres diferentes”, explica Calvo. Sin embargo, las evidencias auguran que esa cifra se queda corta. El problema para poder aproximarse con mas rigor a la radiografía exacta del sector reside, precisamente, en su estatus legal. Se trata de una actividad al margen de la sociedad, con sus propias reglas y de carácter ambiguo, en la que la falta de transparencia es el manto que todo lo cubre.

Panorama complejo

“Es un sistema hermético”, indica. Cuatro palabras que bastan para comprender lo complejo que resulta mapear a los protagonistas y las ubicaciones de un negocio que se presume millonario.

Con el paso de los años y las modificaciones legislativas llevadas a cabo, el sector se ha adaptado a los nuevos condicionantes con celeridad. Antaño, las mujeres que se dedican a la prostitución permanecían en los pisos por periodos de entre 21 y 27 días hasta que giraban hacia otra localidad. En la actualidad, esas estancias se llevan a cabo cada 11 días, perjudicando, y mucho, cualquier intención de conocer a las chicas o de intentar ayudarlas con sus necesidades.

“Tenemos herramientas y tenemos formación. Pero sin tiempo para poder conocer a las chicas, es complicado poder saber sus necesidades o si son víctimas de redes de trata. La intuición está, pero en un minuto no basta para poder comprobar las sospechas”, incide Edurne Calvo.

La rápida rotación, la inestabilidad de las ubicaciones en las que se ejerce la prostitución y la diseminación de las fuentes en las que se anuncian las chicas se convierten en un quebradero de cabeza para una asociación como Gizarterako, la asociación sin ánimo de lucro que lleva desde el año 1986 desarrollando actuaciones de apoyo, acompañamiento, asesoramiento, orientación, información, y formación en la intervención con las mujeres atendidas con el objetivo último de coayudar a su inclusión social y consecución de una vida digna. “Si no conseguimos ver a las chicas, no podemos ayudarlas si lo necesitan”, indica Calvo.

De hecho, antaño las chicas publicitaban casi exclusivamente en la prensa local su actividad. De aquello se paso a un portal de anuncios concreto (pasion.com), que “reunía a la practica totalidad de las mujeres que ejercían esta actividad”. Aquello decayó, y ahora hay infinidad de paginas webs diferentes con información parcial. Lógicamente, así “es difícil rastrear a esas mujeres y conocer su situación, sus necesidades o si están sometidas por una red de trata”, resume Calvo.

Bajo tales condicionantes, las chicas se encuentran en posiciones de vulnerabilidad. Incluso, las nueva tipología de portales ahonda esa situación permitiendo fraudes respecto a la identidad de las mujeres, los precios de sus servicio o la tipología de estos. Ello hace que existan foros de opiniones de clientes de prostitución, donde estos alaban o critican su experiencia. “Las quejas, el malestar de estas personas puede desembocar en violencia hacia las chicas”, añadiendo mas carga a los problemas que llenan la mochila de estas mujeres.