El deteriorado palacio Álava-Esquível sigue deteriorándose. Han pasado trece años desde que el Ayuntamiento abrió expediente al edificio de la calle Herrería por su mal estado y trece años en los que sus propietarios, la municipalidad de Tánger, ha hecho caso omiso a todos los requerimientos del Consistorio gasteiztarra, incluidas las nueve multas impuestas, que en semanas, serán diez.

La deuda de Tánger con Gasteiz suma ya 383.825,47 euros, sin contar los impuestos que los dueños tampoco pagan.

Diez es el tope de denuncias que el Ayuntamiento puede poner; por lo tanto;el proceso sancionador se encuentra ya en su recta final.

Expropiar o arreglar

A partir de entonces, el gabinete de Maider Etxebarria tendrá que decidir si expropia el edificio o arregla de forma subsidiaria el palacio en el que habitan personas y pasa la factura a Tánger.

Pese al largo historial de desplantes que la municipalidad de Tánger ha dado a Vitoria, el concejal de Urbanismo, Borja Rodríguez, es más partidario de llegar a un acuerdo con los propietarios que de expropiar el palacio. 

La situación es compleja y la resolución también lo es, pero hay que agotar todas las vías antes de expropiar”, responde a Elkarrekin. 

“Que tenga suerte”, le responde responde el edil Óscar Fernández, ya que en trece años, Tánger no ha mostrado ningún interés por rehabilitar el edificio, ni siquiera por hablar con el Ayuntamiento de Gasteiz. 

"No podemos esperar más"

Opina el edil de Elkarrekin que “no podemos esperar, sobre todo porque a diferencia de lo que ocurre en otros palacios del Casco Viejo, en Álava-Esquível, viven vecinos, y nos preocupa su seguridad”, subraya.

Explica el concejal que hasta la malla de protección que puso el Consistorio gasteiztarra ante posibles desprendimientos se ha estropeado y vuelto a poner. “Hasta la malla de protección ha tenido que poner Vitoria”, incide.

Por su parte, el edil del departamento, Borja Rodríguez, especifica que, a día hoy, los técnicos municipales están recopilando títulos y documentos sobre la propiedad. Mientras tanto, Tánger sigue sin reparar los desperfectos del edificio noble de la calle Herrería.