Uno de los momentos más esperados de los vitorianos y alaveses ha llegado, la Bajada del Celdón ha sido todo un éxito, una vez más, y esperando que siga siendo así hasta la eternidad. “Es la primera vez que estamos aquí y queremos ver qué es lo que pasa, estamos ansiosos”. Así expresaban sus ganas del txupinazo Jonathan y sus amigos colombianos, los cuales llevan residiendo varios años en la capital alavesa, pero que no han tenido la oportunidad de acudir hasta este año. Ese sentimiento de ansia, nerviosismo y emoción se ha extendido entre las miles de personas que han acudido a la Virgen Blanca para ver cómo inician las fiestas de la capital alavesa.
Ya desde las cuatro de la tarde, las primeras personas se han ido conglomerado en los aledaños de la céntrica plaza, pero no han podido acceder debido a que la Policía Local se ha encargado de custodiar la plaza hasta las 16:15 aproximadamente, donde han procedido a levantar el control para así permitirle el acceso a las primeras personas.
La plaza se ha ido llenando progresivamente, nadie ha querido perderse la Bajada de Celedón, ni los más veteranos como Cristian, el cual lleva acudiendo a esta cita 28 años, ni las personas como Dila y su familia, provenientes de Madrid. “Hemos venido de vacaciones a Euskadi, estamos recorriendo las capitales de las provincias y nuestra visita de hoy ha coincidido con el inicio de las fiestas de la ciudad”, relataba la mujer madrileña.
Tal y como se esperaba, sobre las cinco de la tarde so podía apreciar un lleno absoluto, donde no faltaron las camisetas voladoras, las duchas de alcohol y uno de los invitados sorpresa de la tarde: la canción de Ave María de David Bisbal, cantada al unísono como ya ocurrió el año pasado con la sesión número 52 del DJ Bizarrap con el artista canario Quevedo.
Un inicio bajo las nubes
El tiempo ha sido un factor que no ha pasado por alto, y es que este año se ha llegado a ver algún que otro paraguas bajo el brazo, y es que el temor a que de un momento a otro empezará a llover estaba latente, más cuando a eso de las 5 de la tarde ha comenzado a chispear ligeramente. Andrea y Haizea, una pareja de amigas, comentaban que no se encontraban nada a gusto con el clima, calificándolo como “nefasto” y “horrible”, aunque también han resaltado que ellas al encontrarse cerca del monumento, arropadas por la gente, no han tenido tanto frío, pero al abandonar la plaza han echado de menos el sol que acostumbra a salir en este día.
Hasta que han dado las seis de la tarde. Una explosión de alegría y felicidad absorbió la plaza de las Virgen Blanca, se podían ver a jóvenes, mayores, hombres y mujeres saltando, cantando y bailando con sus camisetas rosadas y empapadas de kalimotxo, muchos de ellos directamente sin ellas, los cuales gozaban y festejan el momento, ese momento que ha arrancado ya desde el mediodía y concluye junto a las palabras de despedida del Celedón encarnado Gorka Ortiz de Urbina, el cual cierra un ciclo tras más de dos décadas.
El postxupinazo
Tras el txupinazo, no han sido pocas las personas han optado por refrescarse un poco antes de volver a casa, acudiendo tanto a las fuentes más cercanas como a las calles para que los vecinos les arrojaran cubos llenos de agua, algo que desde tiempos inmemoriales se ha vuelto un tradición y parte de los festejos.
Después del pistoletazo de salida, las personas fiesteras y no tan fiesteras como Urtxi están aprovechando para volver a casa, ducharse y acto seguido volver a la calle para seguir con la fiesta, porque estas no han hecho más que empezar y porque la ocasión lo merece.