Los lunes y los miércoles por la mañana dos actividades deportivas muy diferentes coinciden en el centro cívico de Salburua de Vitoria durante media hora.
Mientras que los alumnos de Gpump ocupan una sala de 9.30 a 10.30 horas, los asistentes a tai-chi llegan a su clase a las 10.00 horas.
Hasta aquí, lo normal en cualquier centro cívico de la capital alavesa. Pero en el barrio de Salburua se está generando un problema.
A pesar de que Gpump y tai-chi no se imparten en salas contiguas (es más, ambas actividades están separadas por una amplia sala en medio para la práctica de esgrima), surge un conflicto generado por la música.
Y es que parece, tal y como cuentan usuarios del centro cívico, que "las salas no están bien insonorizadas porque se oye todo".
Mientras que los alumnos de tai-chi necesitan un ambiente de relajación y silencio para la práctica de esta disciplina, los de Gpump realizan una sesión intensa de entrenamiento con barras, steps y pesas al ritmo de la música.
Una situación que llega a "desconcentrar y molestar en tai-chi, pero lo que pasa es que si cierran las puertas en la sala de Gpump se asfixian los alumnos porque son espacios donde se concentra mucho calor", cuentan a DNA usuarios del centro cívico.
El problema se repite los viernes
Los viernes por la mañana la situación se repite en el mismo centro cívico. En esta ocasión, a las 9.30 horas comienza la clase de Gcombat.
Se trata de un entrenamiento cardiovascular inspirado en las artes marciales y coreografiado en base al ritmo de la música.
Se imparte en la misma sala que Gpump, y el problema se repite.
"La música se debe de oír en la parte de arriba del centro cívico donde están las salas de estudio, y a veces han bajado los oficiales de control a pedir que bajemos el volumen de la música", explican usuarios de estas instalaciones.
Estos mismos alumnos señalan que "lo que parece increíble es que siendo uno de los centros cívicos más nuevos de Vitoria existan estos problemas".