El servicio de sala es un engranaje fundamental en el funcionamiento de cualquier buen restaurante, por mucho que las cocinas acostumbren a acaparar casi todos los focos y las alabanzas.
Con este espíritu, las principales asociaciones del sector hostelero de la CAV, entre ellas la alavesa SEA Hostelería, han diseñado el primer Campeonato de sala de Euskadi, que busca promover y premiar la calidad y la importancia de este trabajo.
El certamen ha superado ya todas sus fases previas y este próximo lunes celebrará su gran final en la vecina Bilbao, donde van a tomar parte tres representantes de cada territorio histórico. Los tres alaveses, los restaurantes Mano Lenta, Kotarro y El TabanKo, se ubican concretamente en Gasteiz.
Tras superar una primera preselección que consistió en una prueba teórica y una segunda fase en la que los establecimientos recibieron sendas visitas técnicas secretas, el Mano Lenta, el Kotarro y el TabanKo deberán verse las caras ahora con los mejores de Euskadi y optarán al premio máximo de 2.000 euros que se llevará el ganador del campeonato. El segundo clasificado logrará un accésit de 1.000.
Emoción y orgullo
Emoción, expectación y orgullo se funden en estas horas previas a la final entre los participantes alaveses, que han logrado sobresalir por su buen hacer en el servicio de sala dentro de un mapa hostelero provincial de muchísimos quilates.
“Es una alegría estar ahí y que se dé valor al servicio de sala es maravilloso”, reconoce en conversación con este periódico Ana María Sánchez, socia del Mano Lenta, que representará al establecimiento de Pintor Tomás Alfaro junto a su compañera Andrea Ramírez de la Peciña.
“Es una alegría estar ahí y que se dé valor al servicio de sala es maravilloso”
Lo hará “con nervios”, porque la final “pilla después de un fin de semana de mucho trabajo”, pero “con muchas ganas y mucha ilusión”. “Vamos también a pasarlo bien y a darnos a conocer, por supuesto. Y como ya he dicho, a poner en valor el servicio de sala”, subraya.
Con “mucho corazón”, que es precisamente como afronta su trabajo del día a día, afronta la final Deiby Cubero, trabajador del Kotarro –en Sancho el Sabio–, que será el encargado de representar a este local. Venezolano de padres hosteleros y con una amplísima experiencia en el sector, Cubero cree “muy importante” que se dé prestigio a un servicio que no deja de ser “la cara pública” de cualquier establecimiento de restauración.
“Llevamos unos años en los que la cocina ha cogido todo el protagonismo, pero el trabajo en sala es fundamental”, apostilla en este sentido Imanol Latorre, responsable y jefe de sala de El TabanKo, enclavado en la calle Correría, que encara la final con “ganas de dar guerra” frente a “auténticos transatlánticos” de la hostelería.
Una final de cinco ejercicios
Los participantes deberán realizar en la final cinco pruebas de forma consecutiva: una de montaje de mesa que consistirá en encontrar una serie de errores, una segunda de tiraje de cerveza, una tercera que consistirá en elaborar un vermouth preparado, una cuarta en la que deberán desespinar una pieza de pescado y la última, en elaborar un steak tartar.
Un reto que según Latorre “impone”, pero en el que los representantes de Gasteiz esperan estar más que a la altura. ¿Y cuál es el secreto de un servicio excelente? Los protagonistas alaveses de la final responden.
“La base es la cordialidad, la amabilidad, que el cliente se sienta como en casa”
“Para mí la clave es que el cliente tenga una buena experiencia desde que entra y hasta que sale”, apunta Sánchez. “La base es la atención que se da al cliente. La cordialidad, la amabilidad, que se sienta como en casa”, subraya, entretanto, Cubero.
“Lo primero es la presentación al cliente. Sea conocido o no, ver qué es lo que quiere, ayudarle a que su experiencia sea la mejor posible. Y si hay algún fallo, saber resolverlo bien, fácil, porque nunca debe haber un enfrentamiento”, resume Latorre.
“Lo primero es ver qué quiere el cliente y ayudarle a que su experiencia sea la mejor”
El responsable de El TabanKo avanza que “la competencia será dura”, pero aspira a hacer las cosas bien pese a tratarse de un restaurante pequeño. “No todo puede ser perfecto, pero independientemente de las pruebas, lo importante será ese corazón que le pongo a las cosas”, resume, por su parte, Cubero.