Seis años de mesura en las declaraciones, de prudencia ante las avalanchas de reacciones y de trabajo para ajustar los documentos, como el pliego de condiciones, a la legalidad vigente han servido para que el proyecto de Viñedos de Álava llegara al final del proceso cumpliendo todos los requisitos que se piden a cualquier denominación del Estado o en Europa, para poder tener la diferenciación que demandaban los propios empresarios.

¿Por qué surgió la necesidad de esta diferenciación?

Viñedos de Álava surge por la necesidad de algunas bodegas de generar una marca colectiva que ampare, defina y proteja mejor su modelo vitivinícola y sus vinos.

¿Esto se logra con una denominación específica?

Sí, porque los identifica de forma inequívoca ante los consumidores, recuperando un pasado histórico. Entienden que esta herramienta es la solución idónea para la pervivencia y mejora de sus explotaciones.

En busca de esa diferenciación reclamada desde esta región se han dado algunos pasos, como el reconocimiento de zona o la creación de viñedos singulares. ¿Las medidas puestas en marcha hace cinco años no fueron suficientes?

–Fue un inicio de diferenciación muy necesario que con gran dificultad consiguió ABRA, dentro del amparo de toda la DOC Rioja, para todas aquellas bodegas que se quieren mantener o continuar con sus vinos bajo ese amparo.

En aquel momento se congelaron algunas de las iniciativas puestas en marcha. ¿Cuáles fueron los incumplimientos del Consejo con respecto a la diferenciación?

–No se ha llevado a cabo la promoción e identificación necesaria para que el consumidor conozca e identifique claramente estas nuevas categorizaciones vinculadas al origen del viñedo. Aún queda mucho trabajo por desarrollar dentro del Consejo Regulador de la DOC Rioja, donde ABRA trabajará, como siempre lo ha hecho, con el objetivo de mejorar y ampliar las clasificaciones que definan los vinos de la forma más idónea.

El proceso seguido por ABRA era el de ajustarse a la normativa establecida, nacional y europea. ¿Por qué esas reacciones desde La Rioja?

–Es una solicitud de reconocimiento para una denominación de origen cuyo ámbito territorial es exclusivamente alavés, que, como dices, ha seguido paso a paso la regulación exigida para ello por reglamentos europeos y normas en casa. Por tanto, a quien compete es únicamente a la Comunidad Autónoma Vasca. Lamentablemente la falta de respeto ha sido una máxima en este proceso.

El pliego de condiciones de Viñedos de Álava, ¿aporta novedades o diferencias con respecto al de Rioja?

–Absolutamente, tanto en modelo de viticultura, elaboración, en historia vitícola y ámbito territorial. Cada denominación de origen representa un modelo de elaboración diferenciado.

¿El hecho de la aprobación transitoria ha generado expectativas en Rioja Alavesa?

–Por supuesto. Contar con una nueva herramienta con todas las posibilidades abiertas de desarrollo es ilusionante y genera esperanza. Ayudará también a cuestionarnos lo ya establecido para su mejora. Eso siempre es bueno.

¿Cuál es la radiografía de las bodegas o explotaciones que podrían estar en Viñedos de Álava?

–Serán viticultores y bodegas de nuestra comarca de Laguardia- Rioja Alavesa que apuesten, por nuestros viñedos, por nuestros vinos, por la sostenibilidad y por la mejora continuada. Cabe cualquiera, cumpliendo como en cualquier DOP su pliego de condiciones y sus normas.

Se ha publicado que ya se podría vender vino con la nueva denominación de origen ¿Es así o se esperará a la próxima vendimia?

–En breve estará en marcha la DOP Arabako Mahastiak/Viñedos de Álava, con protección transitoria, pero a pleno rendimiento y, por fin, podrán contestarte en este nuevo ámbito de protección a esta y a las próximas preguntas.