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Editorial

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Presupuestos que estabilizan

Pese a la percepción de polarización y encastillamiento en la política, las instituciones de la Comunidad Autónoma del País Vasco y de la Foral de Navarra encaran 2025 con un marco de estabilidad de unos presupuestos actualizados. Gobiernos y diputaciones no precisarán de prorrogar las cuentas en tanto todas ellas se han asegurado la mayoría suficiente para renovarse y orientarse a las prioridades del momento.

No en todas las instituciones se ha alcanzado igual fórmula, pero en todas ellas los Ejecutivos han propuesto un diálogo para consensuar unos mínimos que permitan sustentar los proyectos de inversión y gasto que precisan el mantenimiento de las estructuras públicas y su servicio a la ciudadanía.

El Mapa de los Acuerdos y el Consenso

Una base de consenso con diversos protagonistas, pero cuyo núcleo de estabilidad en todos los herrialdes es el que aportan el nacionalismo vasco de PNV-Geroa Bai y el socialismo de PSE-PSN. Fuera de todo consenso ha elegido estar la derecha nacionalista española del PP y UPN.

En las izquierdas, su naturaleza diversa ha traído posiciones diversas. Podemos es copartícipe de acuerdos en Araba y Gipuzkoa, pero no en Bizkaia. Por su parte, EH Bildu solo se ha sumado donde no prioriza su estrategia de alternativa al Gobierno, como es el caso de Nafarroa, mientras que Sumar ha quedado al margen de todo. Se añade el caso específico de Contigo-Zurekin, que intenta no verse arrastrada en Navarra por la ruptura de las dos marcas de la izquierda estatal.

Impacto en la Ciudadanía y Políticas Públicas

Desde una perspectiva ciudadana, el dato esencial es otro: disponer de nuevos presupuestos amplía la capacidad de gobiernos autonómicos y forales de responder a un contexto económico y social cambiante. Las cuentas de 2026, las más altas de la historia, fijan techos de gasto e inversión que permiten actualizar políticas de vivienda, cohesión social y territorial, transición energética o refuerzo de servicios públicos.

Una prórroga encara estas necesidades de forma limitada y rígida, ya que congela prioridades y dificulta reorientar el gasto. La lección de este ciclo es clara: cuando hay voluntad, el acuerdo es posible incluso entre proyectos ideológicos muy distintos, y su fruto se mide en estabilidad para la ciudadanía.