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Editorial

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Frente a la humillación de Trump

La humillación pública a la que pretendió someter el pasado viernes Donald Trump a Volodímir Zelenski en el Despacho Oval es intolerable desde todo punto de vista y precisa de una respuesta en forma de firme apoyo al presidente y al pueblo ucranianos. La bronca, sin precedentes y en un tono insultante y retransmitida en directo al mundo ante el estupor general, es fiel reflejo no solo de la proverbial estulticia, prepotencia y absoluto desprecio del presidente de EEUU por las más elementales normas y la legalidad de las relaciones internacionales, sino que supone un riesgo cierto de ruptura muy negativa tanto para el curso de la guerra como para un eventual acuerdo para la paz. De hecho, el encontronazo entre ambos líderes en la Casa Blanca tuvo como primera consecuencia que se abortara el acuerdo que estaba previsto firmarse sobre las tierras raras, un aspecto crucial en los planes negociadores de Trump. Los reproches del magnate republicano a Zelenski colocan la posición de EEUU no solo en plena sintonía con la de Putin sino subordinada a ella y a conseguir, a cambio, una “transacción” beneficiosa para sus intereses económicos. Este descarado alineamiento pone en duda las verdaderas intenciones de Trump, deja en evidencia su falso papel de facilitador de la paz y le inhabilita como árbitro en las negociaciones. Putin es el agresor y, por tanto, responsable de la guerra. Las graves acusaciones lanzadas contra Zelenski, a quien el republicano reprochó que, a diferencia de Putin, no “está interesado en lograr la paz” y de “jugar con la tercera guerra mundial” son, además de intolerables, un ataque contra el legítimo representante de un país injusta e ilegalmente agredido e invadido. Las muestras de apoyo explícito a Volodímir Zelenski por parte de la inmensa mayoría de los líderes europeos son necesarias pero no suficientes. En este marco de alta tensión –que Trump apuesta por mantener–, Londres acoge hoy una cumbre europea convocada por el primer ministro británico, Keir Starmer, y en la que estará presente también Zelenski, con el objetivo de abordar la situación en Ucrania y buscar una posible vía hacia la paz. Rebajar esa tensión debe ser la prioridad pero al mismo tiempo sería obligado que Europa asuma un liderazgo real y efectivo en las negociaciones que Trump es incapaz de tener.