Euskadi ha cerrado el año 2022 con el mayor número de personas trabajando en su historia. Esto significa que la economía vasca ha logrado aguantar los embates en un contexto realmente complicado condicionado por la guerra de Ucrania que durante prácticamente todo el año ha generado una fuerte crisis internacional, cuyas consecuencias en forma de inflación y escasez y carestía de la energía se están sufriendo en todo el mundo y sin visos aún de un final a corto o medio plazo. Los últimos datos que hizo públicos ayer el Ministerio de Seguridad Social reflejan que el paro se ha reducido en la CAV, con algo más de 4.000 personas menos registradas en Lanbide que el año anterior. Sobresale, sin embargo, el nuevo incremento de la afiliación a la Seguridad Social, es decir, de volumen de creación de empleo, números con los que, tras encadenar tres récords históricos consecutivos, Euskadi se queda a menos de 6.000 trabajadores de alcanzar la simbólica barrera del millón de cotizantes. Los datos son, sin duda, positivos. En el conjunto del Estado, el mercado laboral terminó 2022 con 471.360 afiliados más, llevando el total de ocupados a más de 20 millones de trabajadores. El actual momento de incertidumbre está lastrando la actividad económica y generando desconfianza tanto entre las empresas como en la ciudadanía. Por ello es aún más destacable que el empleo tenga un comportamiento al alza, tendencia que es necesario consolidar. El Gobierno vasco destacó ayer que el desempleo ha descendido de manera significativa entre los jóvenes, las mujeres y los parados de larga duración, los colectivos en general más castigados por la falta de empleo, así como que ha aumentado la cobertura de los contratos indefinidos. Ello significa que las medidas implementadas por las administraciones, los esfuerzos realizados por las empresas y el diálogo social están dando sus frutos. Estos datos sobre empleo y afiliación demuestran que no es casual que el año pasado se haya cerrado también en Euskadi con el menor número de perceptores de la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) desde que Lanbide comenzase a gestionar en 2012 esta prestación destinada a cubrir las necesidades básicas de las personas sin recursos. El empleo de calidad y con derechos es y debe seguir siendo la mejor herramienta para erradicar la pobreza.