Quién me iba a decir que el muy amortizado Cristóbal Montoro, ínclito ministro de Hacienda con Rajoy, sería el siguiente burel en saltar al ruedo en esta desquiciada corrida (con perdón) que observamos casi sin pasmo desde los tendidos los habitantes de esto que a ratos llamamos país. Un afortunado reencuentro con quien fuera inagotable fuente de temas para este libelo. ¡Ay, Montoro!... Con su aspecto de Gran Visir canijo y traicionero. Y su siseo de cobra que desea convertir su nombre en verbo: “cobrar”. Cómo sospechar que iba a ser usted una de las pocas alegrías de mi inminente vejez. La presidencia de esta lidia (si es que no se ha convertido ya en un ente orgánico y se preside sola) lo ha lanzado al coso de sobrero, con lo que usted ha sido, pero sus orejas y su etecé siguen siendo premios codiciados. Vayamos por tercios.
El primer varazo, de Esperanza Aguirre
De salida le esperaba todo el PSOE con cien capotes por banda y viento en popa a toda tela, de rodillas Señor ante el sagrario y a porta gayola (con perdón nuevamente) para darle capotazos y capotazos de toda suerte, a fin de situarlo adecuadamente a los pies de los caballos de los picadores. Y el primer varazo le llegó de la mismísima Esperanza Aguirre, compañera suya felizmente retirada ya pero siempre dispuesta a participar en una buena corrida (de beneficencia, ojo), acusándole de haberse aprovechado de su cargo de ministro de la cosa de Hacienda para dedicarse a la extorsión. Ole, ole y ole. Y total porque en su día usted filtró a la prensa su declaración de IRPF y Patrimonio. En fin... ¿qué sería de la memoria sin el rencor? Pero basta de especular porque el clarín anuncia el cambio de tercio y vamos a las banderillas.
"Me decepcionas, Cristóbal"
Según la información de que dispongo cuando redacto estas calumnias, usted y su cuadrilla compuesta por otros veintisiete, entre altos funcionarios subalternos, picadores de billetes y abogados puntilleros, montaron un bufete denominado Equipo Económico cuya función era gestionar mordidas procedentes de empresas gasistas y eléctricas (entre otras) a cambio de legislar a su favor. Y leo que el montante (por el momento) de ese dinero ilícito es de 11.000.000 de euros. Debería haberle defraudado entonces yo a usted, pero es usted quien me defrauda ahora: ¿Sólo 11.000.000 para 28 apandadores? Por favor... pero si el mindundi que tiene por novio Isabel Díaz Ayuso , según dicen, trincó 1.000.000 para él solito por unas tristes mascarillas y sin gastar en despachos de lujo. Te apeo el tratamiento: me decepcionas, Cristóbal, y ya no me alegro de volver a saber de ti. Hasta te daría la puntilla.