Los gobiernos vasco y español lanzaron hoy un mensaje de tranquilidad sobre la operación Talgo, que ”se va a cerrar” con éxito “pronto”. Un respaldo emitido ayer, casi de forma simultánea, por los titulares de Economía del Ejecutivo vasco, Mikel Torres, y el ministro de Industria, Jordi Hereu, ambos pertenecientes al Partido Socialista. La refinanciación de la deuda del constructor ferroviario, que es de unos 400 millones de euros, es el principal escollo en la negociación con las entidades financieras acreedoras, con las que el consorcio vasco que lidera Sidenor sigue tratando de cerrar un acuerdo que podría llegar en las próximas semanas.

En una entrevista concedida hoy a Radio Euskadi, el vicelehendakari y consejero de Economía del Gobierno vasco, Mikel Torres, admitió que la operación “no es sencilla”. Efectivamente, desde que el pasado mes de febrero se anunció el principio de acuerdo para la compra por el consorcio vasco del 29,7% de las acciones de Talgo al fondo Trilantic Europe por un volumen aproximado de 180 millones de euros, se han sucedido las conversaciones para encauzar dos asuntos capitales. Por un lado, la multa de 116 millones de euros que Renfe impuso a Talgo por retrasos en la entrega de las unidades Avril, y por otra la deuda financiera neta de la empresa, que se eleva a 403,9 millones de euros. 

A juicio de Torres, mientras que el desembolso por el traspaso accionarial está ya encarrilado, se está acometiendo la renegociación de la deuda, “que no se puede condonar”. Una de las opciones sobre la mesa es el “alargamiento” de los plazos, indicó Torres, pues algo más de 300 millones de ese volumen total de deuda deberían quedar abonados en los tres próximos años, y en esa negociación “entran en juego muchas entidades”. Torres confirmó que el Gobierno central “ha puesto su mano sobre la mesa para entrar a través de la SEPI en el accionariado” de la firma. Torres no indicó qué aportación está estudiando la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales, pero algunos medios apuntan a la posibilidad de que se haga a través de un préstamo convertible de 150 millones de euros. 

Por lo tanto, el consejero reclamó que “no tenga dudas nadie” de que la operación se va a cerrar y esa empresa “va a seguir siendo 100% vasca”, aunque no quiso dar plazos porque serían “un poco ilógicos”. El pasado martes, el lehendakari, Imanol Pradales, reconoció que pensaban que el proceso “iba a ser más sencillo”, por “las conversaciones previas que se habían mantenido a todos los niveles institucionales y también privados”. De igual modo, estimaron que “la famosa multa de Renfe” se podía gestionar “con otra celeridad” y, “sinceramente, está siendo mucho más complicado”. “Legalmente no se puede quitar algo que cuenta con todos los informes justificativos para que se aplique”, precisó en su comparecencia tras el Consejo de Gobierno. El lehendakari recordó que esa multa de 116 millones de euros de Renfe a Talgo “impacta directamente en el balance de la compañía” y, por lo tanto, “hay que reforzarlo”. 

“Es fundamental que los centros de decisión de las empresas vascas estén aquí”

Mikel Torres - Consejero de Economía

Talgo cuenta con dos plantas, una en Las Rozas (Madrid) y otra en el polígono alavés de Rivabellosa, donde el consorcio vasco quiere establecer la sede central de la empresa. “Es fundamental que los centros de decisión de las empresas vascas estén aquí”, dijo Torres en otro pasaje de la entrevista, aludiendo a los planes de inversión y reindustrialización del tejido empresarial que maneja el Gobierno vasco, en sectores entre los que, además del propio de construcción de ferrocarriles, el consejero incluyó a la ciberseguridad y las nuevas tecnologías. “Estamos tomando posición en empresas que creemos estratégicas, aunque está claro que no podemos en todas”, advirtió. En cualquier caso, reiteró la intención de trabajar en el arraigo de estas empresas para generar “efecto tractor” para el resto.

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Por su parte, y prácticamente a la misma hora, y durante un encuentro de la Asociación de Periodistas de Información Económica en Santander, el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, subrayó que la operación se cerrará “pronto”. “Creo que se tomaron decisiones importantes, porque son capacidades estratégicas industriales que es bueno que estén en España y se desarrollen en España”, dijo sobre el acuerdo del pasado mes de febrero, por el cual el consorcio vasco liderado por Sidenor y en el que también participan el fondo Finkatuz del Gobierno vasco y las fundaciones BBK y Vital establecieron un principio de acuerdo con Trilantic Europe para adquirir su 29,7% de participación en Talgo. En ese conglomerado, Sidenor, Finkatuz y la Fundación BBK inyectan cada uno 45 millones, mientras que la Fundación Vital aporta otros 20 millones. En total, 155 millones, pero que podrían elevarse hasta los 180. La razón hay que encontrarla en el hecho de que las condiciones económicas pactadas en ese principio de acuerdo incorporaban una actualización de la oferta que el consorcio vasco había trasladado a los propietarios de las acciones, elevando el precio hasta un máximo de 5 euros por título. El precio está estructurado en dos tramos: un primer tramo fijo de precio por acción de 4,15 euros y un segundo tramo variable de precio por cada acción de 0,85 euros y que “dependerá, en todo caso, del cumplimiento por parte de Talgo de determinadas magnitudes financieras durante los ejercicios 2027 y 2028”, según se dio a conocer entonces.

Además de la sanción de Renfe y la deuda bancaria, el tercer frente financiero de Talgo se sitúa en la necesidad de acometer un plan industrial que, como están reclamando las administraciones vascas, logre proporcionar salida a los pedidos de la empresa ferroviaria. El año pasado alcanzaron los 4.000 millones de euros, sobre todo por los encargos desde la operadora alemana Deustche Bahn -similar a Renfe-, pero este año se han elevado hasta rozar los 6.500 millones gracias al pedido de cerca de 2.400 millones efectuado por Flix, la compañía -también alemana- que está sacudiendo el mercado de transportes en Europa con su política de billetes a bajo coste. A finales del pasado mes, Talgo publicó los resultados correspondientes a los tres primeros meses de este año, cuando registró unas pérdidas de 7,1 millones de euros, frente al beneficio de 10,4 millones del mismo periodo del año anterior, por el menor avance en la fabricación planificada de sus trenes. De hecho, la compañía no dudó en calificar como “complejo” el entorno en el primer trimestre, también por la reducción de las tareas de mantenimiento.