Vivimos tiempos convulsos; a principios de este año pensábamos que podríamos pasar página tras la peor crisis sanitaria de las últimas décadas e iniciar una época de recuperación del consumo. No obstante, la invasión de Ucrania, la guerra, la subida de precios de la materia prima y de la energía, la falta de stock, el encarecimiento de los productos… ha puesto contra las cuerdas tanto a la sociedad como a las empresas. 

Aunque el panorama no sea el mejor, y pese a las circunstancias (y dificultades) externas, son muchas las instituciones, organizaciones y compañías que saben que deben ofrecer una respuesta más allá de la puramente burocrática, económica o mercantil. En este sentido, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) sigue creciendo en las empresas de nuestro territorio. De hecho, según el informe “RSC, Diversidad & Inclusión en Euskadi”, llevado a cabo por la Fundación Adecco con la colaboración del Departamento de Trabajo y Empleo del Gobierno Vasco, más de la mitad de las empresas en Euskadi (53,2%) se posiciona en un nivel medio-alto en el ámbito de la RSC, siendo un pilar fundamental e integrado en el core de la organización. 

Más de la mitad de las empresas en Euskadi (53,2%) se posiciona en un nivel medio-alto en el ámbito de la RSC

También el sector privado empresarial navarro da pasos firmes hacia la consecución de la Agenda 2030 que guía los objetivos generales de la mayoría de estrategias en RSC. El pasado marzo el consejero de Desarrollo Económico y Empresarial del Gobierno de Navarra, Mikel Irujo, hizo entrega a 58 empresas de los diplomas que acreditan el compromiso con la responsabilidad social mediante la implantación del Sistema de Gestión Innovarse promulgado por el ejecutivo foral.  

La guía de las acciones RSC: Agenda 2030

A la hora de hablar del compromiso que adoptan instituciones, organizaciones y empresas con el entorno, más allá de generar puestos de trabajo, crear productos u ofrecer servicios, es obligatorio hablar de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible propuesta por la ONU en 2015. En ella se establecen 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que constituyen un llamamiento universal para llevar a cabo acciones que erradiquen la pobreza, protejan nuestro planeta y mejoren la vida y el futuro de las personas de todo el mundo. En la década 2020-2030 las actuaciones más indispensables se enfocan en la necesidad de hacer frente a la creciente pobreza, empoderar a las mujeres y las niñas y afrontar la emergencia climática. Y aunque la realidad es que se están haciendo progresos en este sentido, todavía no avanzan a la velocidad ni en la escala necesarias para lograr estos objetivos en menos de 8 años.

Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la ONU.

La ESG no se mide con palabras

Eso sí, la semilla está plantada, y la sociedad es cada vez más consciente de su rol, pero también del papel de empresas e instituciones hacia el avance hacia un mundo más sostenible, más igualitario y más justo. Los consumidores y los inversores apuestan cada vez más por aquellas compañías que tienen una estrategia de negocio con criterios ESG (las siglas en inglés de Environmental, Social and Governance o lo que es lo mismo, Medioambiente, Social y Gobernanza). 

Los consumidores y los inversores apuestan cada vez más por aquellas compañías que tienen una estrategia de negocio con criterios ESG

En otras palabras, apuestan por aquellas empresas que gracias a su Buen Gobierno y su compromiso social y ambiental repercuten positivamente en el entorno y la comunidad. Un ejemplo de esto pueden ser las actuaciones para reducir la contaminación y la generación de residuos, la emisión de gases de efecto invernadero o la protección de la biodiversidad. También se valoran a aquellas empresas que destacan por la inclusión, así como un espacio saludable para los empleados y la comunidad en general. Y no hay que olvidar, que la sociedad e inversores sienten mayor atracción por aquellas compañías que dan ejemplo de un Buen Gobierno y ofrecen una gestión impecable, transparencia así como estrategias fiscales acertadas.

Para que una empresa lleve a cabo una buena política de ESG no basta con un discurso bonito sino que tiene que ir apoyado por acciones e indicadores concretos que muestren la creación de un valor diferencial. Tampoco es correcto volver a designar con nuevas nomenclaturas procesos que ya existían dentro de la corporación; los parámetros de la ESG deben aunar novedad y modelo de negocio. Por último, es necesario que el enfoque se realice de una manera integral y que afecte de manera transversal al negocio, no sólo a una área. En resumen, se trata de una nueva filosofía global que marca la orientación de la compañía a la vez que pauta acciones concretas y medibles para repercutir favorablemente en el entorno y en la sociedad.

Número de proyectos de RSE desarrollados (VIII Informe Seres) Fundación Seres

Beneficios directos e indirectos

Para las organizaciones, contar con programas sólidos de RSC, llevarlos a cabo y comunicarlos de una forma eficiente conlleva ventajas varias; desde favorecer un mayor ambiente de trabajo, implicando a los trabajadores en los valores, la ética y el respeto, algo que refuerza el sentimiento de pertenencia y compromiso con la empresa, a aumentar la confianza de los posibles inversores y de los accionistas. Por otra parte, una empresa socialmente responsable es mucho menos propensa a asumir daños de imagen o críticas por parte de los consumidores, a la vez que es menos probable que afronte sanciones debido al incumplimiento de determinadas leyes. Así, pues, invertir dinero en este tipo de empresas es más seguro ya que tienen la capacidad de ser más estables y mantenerse en el tiempo.

Por no hablar directamente de la labor que llevan a la práctica en pro de la comunidad o del medioambiente y que, inevitablemente contribuyen al mejor posicionamiento de la marca que fideliza a sus seguidores.  

La acciones que se llevan a la práctica en RSC repercuten la comunidad o el medioambiente, principalmente. Pexels

En dirección a la sostenibilidad

El cambio climático es una realidad que está transformando la vida y la economía de todos los habitantes y países de la Tierra, sobre todo aquellos más vulnerables. La preocupación por el medioambiente y la búsqueda de modelos más sostenibles y respetuosos con las materias primas y la generación de residuos es una de las prácticas que más protagonismo tienen en cuestión de RSE. Son muchas las empresas que están estableciendo medidas para que sus negocios caminen hacia un modelo más sostenible con el planeta y los ecosistemas, gravemente explotados y dañados por el modelo capitalista. La reducción de la huella de carbono o el avance hacia una economía circular, son dos de las propuestas más apremiantes.

Son muchas las empresas que están estableciendo medidas para que sus negocios caminen hacia un modelo más sostenible con el planeta

A este respecto, la Unión Europa se ha posicionado como uno de los grandes abanderados en la lucha contra el cambio climático y tiene entre sus objetivos alcanzar la neutralidad en carbono para el año 2050 y asegurar el bienestar y la salud de los ciudadanos frente a los riesgos ambientales. 

Nuevas tendencias en RSC

Evidentemente, nuestro planeta reclama a gritos atención y medidas urgentes para paliar el cambio climático, pero tal como indican los ODS de la ONU no hay que olvidar las otras materias. Por consiguiente, las tendencias en estrategias de RSC se enfocan, además de en tomar medidas sostenibles, en dotar de mayor transparencia las acciones llevadas a cabo por las corporaciones. Es necesario proporcionar información fidedigna, verificable y material sobre este impacto, que facilite la toma de decisiones a los grupos de interés y evite el ‘sociopostureo’.

Es necesario proporcionar información fidedigna, verificable y material sobre el impacto de las acciones de RSC

Apostar por la diversidad e inclusión (género, edad, etnia…) así como por el bienestar de los trabajadores (teletrabajo, horario flexible, semanas de 4 días…) es también una vía al alza para avanzar en la RSE. Promocionar la salud (ODS 3), tanto física como psicológica, de forma preventiva en la propia compañía y apoyar proyectos de investigación en salud, también constituye una línea en la que las empresas pueden prosperar. 

Por último, sería interesante imaginar una cooperación entre la sociedad civil y los sectores público y privado, cuyo objetivo fuera alcanzar un fin común que logre un impacto positivo en el desarrollo del país. La unión entre los diferentes agentes permite hacer más y mejores cosas, por lo que las tendencias en RSC pasan por redoblar alianzas públicas y privadas.