La empresa internacional de moda rápida Shein está en el punto de mira. Si bien la marca siempre ha sido objeto de críticas por sus niveles de contaminación y los bajos costes de sus prendas, ahora se sitúa en el centro de la polémica por sus condiciones laborales.
Desde la agencia Reuters publicaron un informe donde revelaron que Shein no había hecho públicas las condiciones laborales de su empresa requeridas por la ley de Reino Unido. Es más, la agencia declaró que, en un comienzo, Shein aseguró falsamente en su página web que sus condiciones habían sido certificadas por organismos internacionales.
La ley en concreto exige que aquellas empresas cuyos ingresos superen los 36 millones de libras anuales (unos 42 millones de euros) deben realizar una declaración, disponible para el público en la página de la empresa, informando sobre las condiciones de su cadena.
Ante la situación, un portavoz de la marca aseguró que finalizarán las declaraciones requeridas y las publicaran en su página web. “Estamos desarrollando políticas integrales, que publicaremos en nuestro sitio web en las próximas semanas”, manifestó.
Shein, una polémica marca de éxito mundial
La marca, fundada en 2008 en China y orientada principalmente a moda para mujer, es a día de hoy una de las principales empresas de moda rápida mundial. Tiene presencia en 220 países con ingresos que superan los 12.600 millones de euros, según la revista Forbes. Todo ello realizando las ventas solo de forma online.
El éxito de Shein proviene de los bajos precios de su ropa. Por lo general, la empresa ofrece prendas, que triunfan en grandes marcas como Zara o Stradivarius, de menor calidad pero a precios mucho mas bajos.
No obstante, la empresa ha sido objeto de crítica por sus altos niveles de contaminación, generados por los envíos internacionales y los materiales de las prendas. A su vez, Shein también ha sido cuestionada por sus bajos costes, fruto de la subcontratación de mano de obra de otras fábricas.
Las condiciones de sus trabajadores han sido cuestionadas hasta el punto de que organismos como el Consorcio de Derechos del Trabajador (WRC) y el Centro de Información de Empresas y Derechos Humanos (BHRRC) hayan puesto en duda la transparencia de los sistemas de producción de la marca.