Pura retórica para ocultar el elefante en la habitación. Javier Conde, presidente de la Federación Española de Pelota desde enero, llevó a votación a su Junta no participar en la Liga de Naciones de 54 metros del Jai Alai de Gernika. Y perdió por once a tres. Su estratagema era clara: al haber recurrido al TAS la Asamblea de la Federación Internacional que permitió a Euskadi ser miembro de pleno derecho –cuestión amparada por el punto 48.2 de la Ley del Deporte de 2022, que dice: “Las federaciones deportivas autonómicas podrán participar directamente en el ámbito internacional, si la federación internacional correspondiente contempla su participación, en el caso de modalidades o especialidades deportivas con arraigo histórico y social en su respectiva Comunidad Autónoma”–, cruzarse con Euskal Selekzioa significaba echar tierra encima de dicho recurso.

Sin embargo, al no haber sido avalada su decisión de forma mayoritaria por su entorno, la maniobra se convertía en más complicada todavía: legitimar lo que la ley dicta o escenificar una ruptura total en el seno de la FEP y, además, una posible sanción de no participar en el Mundial de San Luis (2026), con el problema que eso supone para todos los deportistas en becas y actividad deportiva. 

 

El cuadro competitivo de la Liga de Naciones. FIPV

Pues bien, la FEP tiró de retórica para balancearse por la cumbrera del tejado. La cuestión es que cuando una gallina pone un huevo ahí encima, el equilibrio es imposible y siempre tiende a caer por alguno de los dos lados. A modo de justificación para jugar en Gernika –la calle de en medio–, Conde alegó mediante una nota de prensa que “la Liga de Naciones no es una competición oficial” y participarían únicamente “para proteger los derechos e intereses de los deportistas”.

Las "amenazas"

“No cumple con los requisitos exigidos por la Ley del Deporte ni cuenta con la autorización preceptiva del Consejo Superior de Deportes (CSD)”, dictaron. “La eventual participación de estos deportistas no puede, en modo alguno, entenderse como un reconocimiento, ni expreso ni tácito, de los acuerdos asamblearios adoptados por la FIPV”, agregaron. Con todo, fuentes consultadas explican que la Internacional es el organismo que tiene que validar las competiciones. 

Asimismo, la entidad relató que “no podemos ni debemos desatender el legítimo requerimiento de amparo formulado por pelotaris españoles que, tras meses de presiones, amenazas y coacciones, han manifestado su deseo de competir representando a España”, poniendo en el centro de la polémica a los pelotaris en vez de a los habitantes de los despachos. Así, en el acto de inauguración del lunes no hubo mácula alguna en el trato que recibió la comitiva estatal. 

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La pelota hablará

Así las cosas, Euskal Selekzioa y España disputan este miércoles su primer partido oficial en contra en la competición femenina (19.00 horas). Ander Bilbao dispone de un abanico de opciones con cuatro puntistas enchufadas: la agresiva Helena Barrenetxea, la rematadora Elaia Gogenola, la poderosa Maia Goikoetxea o la veterana Maialen Aldazabal. España, por su parte, cuenta con tres pelotaris de Markina-Xemein: Erika Mugartegi y las hermanas Arai y Lur Lejardi, que mezclan con la catalana Gisela Uclés. Mugartegi y Arai, actuales campeonas del mundo, son las grandes favoritas al título y ni siquiera quisieron entrar en la preselección con Euskadi. Desde las instituciones vascas se toma con total fair-play. No hay afán belicista. “Que ganen los mejores”, reflexionan voces autorizadas. La pelota legitima y tiende puentes.