El CB Araba, uno de los principales clubes de baloncesto femenino de Vitoria, tiene motivos para volver a sacar pecho gracias a la notable evolución de otra de las jugadoras en las que tanto tiempo invirtió en su día para su formación como baloncestista y persona.

El segundo año universitario de Ane Valle, una sophomore de la Felician University, ha vuelto a dejar un excelente sabor de boca. La polivalente jugadora vitoriana, alero de apenas 20 años y 1,77 metros de altura capaz de adaptarse a otras posiciones sobre la cancha, ha sido incluida en el tercer mejor quinteto de la Región Este de la División II de la NCAA estadounidense.

Sus imponentes estadísticas (16 puntos, 8,6 rebotes y 4 asistencias en 34 minutos de media) hablan por sí solas acerca del gran impacto y ascendencia que ha tenido en su segunda temporada al otro lado del charco. Pese a que su equipo quedó eliminado en la primera eliminatoria del 'play off' en la compleja búsqueda de una plaza en el March Madness tras certificar un balance de 10 victorias en 28 partidos en la fase regular, Ane Valle ha visto recompensada su labor con esta importante distinción.

"Al principio te da cosa, pero también cabe la opción de volverte a casa cuando quieras. Deseaba probar nuevas cosas. Cuando llegué aquí, las compañeras del equipo me acogieron fenomenal y me sentí súper arropada"

Ane Valle - Jugadora vitoriana de la Felician University

Completamente adaptada ya a la vida de Estados Unidos, país al que llegó en 2022 mientras se recuperaba de la rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha en un partido de Liga Nacional con el CB Araba, la vitoriana compatibiliza los estudios de Business (Negocios) con su fervor por el baloncesto gracias a una beca que le cubre todos los gastos.

Ane Valle controla el balón en un partido de la liga universitaria DNA

“Mi agencia, Elite Sports Academy, me contactó por Instagram para ver si quería ir a Estados Unidos. No lo tenía pensado, pero se me presentó la oportunidad y al final me pareció una buena experiencia. No me lo pensé mucho. Al principio te da cosa, pero también cabe la opción de volverte a casa cuando quieras. Deseaba probar nuevas cosas. Cuando llegué aquí, las compañeras del equipo me acogieron fenomenal y me sentí súper arropada. Somos muy cercanas y me siento como en casa”, asegura Ane a este periódico desde la residencia de su universidad en Rutherford, una pequeña ciudad de New Jersey que se encuentra a 25 minutos de distancia de la cosmopolita Nueva York.

Intensas jornadas de trabajo

La vitoriana, que llegó a disputar el Campeonato de España de Huelva del 2020 con Euskadi, vivió un atípico primer año en Estados Unidos en el que se dedicó a estudiar y recuperarse del grave contratiempo en su rodilla. Su espíritu de superación le ha permitido volver a un gran nivel y, de hecho, se ha convertido en una de las líderes de Felician, un equipo plagado de jugadoras internacionales procedentes de Australia, Irlanda o Islandia bajo la batuta de Steve Fagan.

"El año pasado hice números parecidos y he conseguido mantener las medias pese a que era difícil. Hago un poco de todo. Soy una alero, pero puedo subir el balón, jugar de escolta y también como ala-pívot. Menos defender a las pívots rivales, casi todo"

Ane Valle - Jugadora vitoriana de la Felician University

“Me ha salido bien la temporada. El año pasado hice números parecidos y he conseguido mantener las medias pese a que era difícil. Hago un poco de todo. Soy una alero, pero puedo subir el balón, jugar de escolta y también como ala-pívot. Menos defender a las pívots rivales, casi todo”, bromea esta simpática jugadora vitoriana, con la cabeza muy bien amueblada a punto de cumplir las 21 primaveras y que en diciembre finalizará la carrera como paso previo al inicio de un máster.

Como no puede ser de otra forma, Ane echa de menos a “la familia” o “la comida”, pero reconoce que está viviendo una experiencia fascinante en todos los sentidos que le está ayudando a madurar, tanto dentro como fuera de la cancha. Queda claro que, a miles de kilómetros de casa, nadie le ha regalado nada y sus éxitos son únicamente fruto de un trabajo incansable y su deseo de progresar en la vida.

Ane Valle penetra a canasta en un partido DNA

“Si estamos en temporada, podemos entrenar de 7 de la mañana hasta las 9.30 horas. Tras el desayuno, si no tengo clase, me quedo haciendo trabajo individual con la segunda entrenadora para mejorar la técnica y el tiro. Luego comes y la misma rutina. Si hay clase, voy a clase. Luego hay dos horas y media de entrenamiento con el equipo más pesas. Como ya estoy terminando la carrera y tengo todos los créditos hechos, me queda solo una clase al día. Soy un poco empollona y me organizo bien para los partidos, entrenamientos, exámenes, deberes...”, enfatiza Ane, quien eso sí también desvela que en muchas ocasiones “tiene el cuerpo cansado” por la carga de partidos o el trabajo en el gimnasio.

El futuro, una incógnita

Los ansiados momentos de desconexión llegan por fortuna con alguna escapada a la glamurosa Nueva York o las quedadas con sus compañeras de equipo en algún piso para ver películas. “Echas de menos muchas cosas, pero te acostumbras. Las otras jugadoras del equipo se encuentran en la misma situación y lo llevamos bastante bien”, admite la jugadora vitoriana, que cursó sus estudios en Toki Eder y Mendebaldea.

Ane volverá a casa en mayo para disfrutar de unas merecidas vacaciones antes de poner otra vez rumbo a EE.UU. en agosto. El futuro a corto plazo pasa por iniciar un tercer curso baloncestístico en Felician.

Ane Valle posa con el puente de Manhattan al fondo DNA

La decisión está tomada pese a que podría atesorar el potencial suficiente para dar un paso más y competir en la División I de la NCAA junto a, por ejemplo, una inseparable amiga como la zuyana Paula González, integrante de la Universidad de Louisiana State y con quien recientemente protagonizó un emotivo reencuentro tras compartir muchas vivencias como adolescentes en Divino Maestro cuando ambas competían en el CB Araba.

“De momento me voy a quedar en Felician, aunque es cierto que me podrían llamar de algún equipo de la División I. Para eso, tienes que ponerte en el portal de traspasos. De momento, no lo voy a hacer, ya que estoy contenta aquí en New Jersey. Me quedan dos años de baloncesto y nunca se sabe lo que haré, pero aquí estoy a gusto”, reitera Ane.

"Vivir del baloncesto sería un sueño porque te dedicas a lo que te gusta y a lo que has dedicado la mayor parte de tu vida, pero sé que también es un objetivo muy difícil de conseguir. Ahora estoy enfocada en los estudios"

Ane Valle - Jugadora vitoriana de la Felician University

Más dudas le asaltan a la vitoriana cuando es cuestionada sobre los planes de futuro una vez finalice sus estudios y sus cuatro años como jugadora al otro lado del charco. Para jóvenes como ella no resultará fácil poder vivir del baloncesto por motivos obvios y Ane es consciente de ello.

“Por una parte, quiero seguir jugando a basket. Volver a España estaría muy bien pero también está la opción de quedarme aquí a trabajar que no es mala. Tiempo al tiempo, ya veré porque no lo tengo claro. Vivir del baloncesto sería un sueño porque te dedicas a lo que te gusta y a lo que has dedicado la mayor parte de tu vida, pero sé que también es un objetivo muy difícil de conseguir. Ahora estoy enfocada en los estudios. Ojalá fuera yo una más de las vitorianas que han debutado en la Liga Femenina, pero no lo tengo en mente. Si pasa, bienvenido sea. Es lo que quieren muchas niñas de mi edad, pero ya se verá”, concluye Ane.

“Siempre seré del CB Araba, es un club muy familiar”

Ane Valle conserva recuerdos imborrables de su paso por el CB Araba, uno de los clubes referentes del baloncesto femenino alavés en todas las categorías de formación con su centro de operaciones en Divino Maestro. Técnicos como Ibon Sáenz de Lafuente, Iker García, Markel Uriarte, Álex Aguriondo o Pedro López de Heredia han trabajado de forma denodada para que esta alavesa pueda cuajar hoy en día un papel destacado en el baloncesto universitario estadounidense. “Tengo recuerdos bonitos del CB Araba. Para mí sigue siendo el mejor club. Es un lugar muy familiar en el que nos conocemos las jugadoras de todas las categorías, ya sea porque las pequeñas van a ver a las mayores o las mayores ayudan a entrenar a las más jóvenes. He pasado por muchos equipos y en todos ellos estuve muy a gusto. Desde un principio he tenido una base buena, lo cual ha sido básico para el futuro. Mis números de la actualidad no son solo fruto del trabajo del momento, sino que ha sido un largo proceso desde el inicio cuando empecé con Ibon Sáenz de Lafuente. Aunque esté fuera de Vitoria, sigo atenta a los resultados de los equipos y siempre seré del CB Araba”, enfatiza Ane.