Llegar y besar el santo. Eso es lo que ha sido la primera temporada de la alavesa Paula González (Sarría, 2004) en el baloncesto universitario estadounidense. La jugadora de 1,80 metros ha logrado en su año de rookie en Primera División de la NCAA debutar en una eliminatoria del March Madness, el nombre que recibe la fase final de la liga y que hace referencia a la locura que se vive durante este mes tanto en las gradas de los pabellones, que se llenan para apoyar a sus universidades, como en la cancha, donde se dan cita algunas de las mayores promesas del baloncesto mundial en encuentros a vida o muerte. “Ha sido una experiencia muy bonita y se ha notado el cambio en el ambiente del pabellón, que era muy grande, y también en la intensidad y el físico de las rivales. No habíamos jugado contra un equipo tan duro en toda la temporada”, relata González a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
“Es impresionante la importancia que se le da al deporte aquí y las facilidades que ofrecen”
La alavesa, que defiende la camiseta de la Universidad de Vermont, cayó eliminada en primera ronda contra la Universidad de Connecticut (UConn) por un contundente 95-52, algo previsible teniendo en cuenta que Vermont, pese a haber resultado campeón de Conferencia al lograr el pasaporte para el March Madness, partía en el puesto 15 en el cuadro, mientras que las rivales eran el número 2. “Nosotras salimos con la mentalidad de que podíamos ganar el partido, como siempre, pero nos hicieron un parcial muy abultado al empezar, ya que no habíamos jugado nunca contra jugadoras tan altas y físicas. Nos costó medio partido adaptarnos, aunque en la segunda parte sí que hicimos mejor trabajo”, argumenta la alero. Los más de 400.000 seguidores que tiene el equipo femenino de Uconn entre Twitter e Instagram (frente a los 170.000 del Baskonia, por ejemplo), habla de la dimensión del rival y de la popularidad y arraigo del baloncesto universitario en Estados Unidos.
Pese a ser esta su primera temporada en la NCAA, Paula González ha sido una pieza importante en su equipo al promediar 4,2 puntos y 3,6 rebotes en 15 minutos por encuentro durante la fase regular y anotar 5 puntos en 26 minutos de juego en la citada eliminatoria contra UConn. “Cuando fiché por Vermont llegué mentalizada de que no iba a jugar casi en el primer año para no llevarme una decepción, ya que no es muy común que las novatas tengan muchos minutos al principio. Luego en el segundo, ya se vería. Sin embargo, la entrenadora me ha dado confianza desde el principio y estoy muy contenta con cómo ha ido la temporada”, asegura.
UNA AVENTURA ÚNICA
El primer contacto con el baloncesto estadounidense de Paula González tuvo lugar en el curso 2020-21, cuando cursó el primer año de bachiller en un instituto de Iowa: “Me contactó por Instagram una agencia, Elite Sports Academy, que se dedica a buscar becas para jugadoras y me dijo que me ayudaba. Estuve un año en el instituto de Iowa, luego volví a casa a cursar Segundo de Bachiller y tras ello me llegó la oportunidad de jugar con Vermont durante los cuatro años que dura la universidad”. Allí compagina sus estudios de business (negocios) con su desarrollo como jugadora de baloncesto. “Es impresionante la importancia que se le da aquí al deporte. Nos ponen muchas facilidades para poder implicarnos al máximo con el equipo sin descuidar los estudios. Posponen algunos exámenes y algunas partes las podemos cursar telemáticamente, por ejemplo”, relata.
“Hasta este año no me planteaba dedicarme al baloncesto, pero ahora empiezo a pensar en esa posibilidad”
El año en el instituto le permitió adaptarse al estilo de juego del baloncesto estadounidense y llegar más preparada a la NCAA, aunque sigue sorprendiéndose por la “diferencia en el ritmo y el físico” que hay comparado con el baloncesto femenino español. Sin embargo, el mayor cambio lo ha notado en la forma de entrenar: “Está todo muy profesionalizado, se trabaja como si fuera un equipo de élite. Vamos todas juntas unas tres veces a la semana al gimnasio y luego durante el verano se trabaja mucho la técnica individual. Empezaremos con esa fase dentro de dos semanas, ya que con la eliminación no vamos a disputar más partidos oficiales este curso”.
“El cambio respecto al baloncesto español se nota en el físico y en el ritmo al que se juega”
Desde luego, deberá aprovechar cada momento de esta aventura para sacar partido a una oportunidad que no se presenta muy a menudo, algo que le puede abrir la vía a poder dedicarse profesionalmente al baloncesto en un futuro. “Hasta este año no me lo planteaba, pero después de cómo me he visto esta temporada sí que pienso a veces que podría intentarlo y dedicarme a ello. De todas formas, no sé si con lo que se gana actualmente en el baloncesto femenino me daría para vivir, así que ya veremos. Yo ahora estoy centrada en los tres años que me quedan en Vermont”.
Tres años, desde luego, que se antojan ilusionantes después de su buena temporada como rookie, por lo que tal vez vuelva a tener otra oportunidad de vivir el March Madness. Un logro que es motivo de orgullo para sus padres, que “han hecho un viaje exprés para ver el partido”, pero también para la cantera del CB Araba, donde jugó entre 2016 y 2020, y para la provincia.
Diáspora: Varias alavesas juegan en Estados Unidos
Paula González no es la única alavesa que compite hoy en día en la liga universitaria estadounidense. No en vano, el viaje al país norteamericano para compaginar los estudios con el basket ya fue iniciado en su día por otras jugadoras como Nerea Hermosa, actualmente en Georgia Tech. Del CB Araba han cruzado el charco en los últimos tiempos Clara Fernández de Trocóniz, Montse Gutiérrez, Silvia Lasarte y Nahia Urturi. Ane Valle, también compañera de Paula en el Araba, juega en la Felician University.