En el baloncesto alavés, su nombre y su rostro resultan extremadamente familiares. Jordi Armenteros llegó a Vitoria en el año 2011 por motivos laborales procedente de Navarcles, un pequeño pueblo ubicado a ocho kilómetros de Manresa, y desde entonces ha echado raíces en el territorio.

Este entrenador de base, estudiante en su día de Historia, trabaja a sus 45 años por las mañanas en una fábrica de pintura y por las tardes invierte su tiempo en formar a las jóvenes promesas del CB Araba, ya sea en Divino Maestro o el centro cívico de San Andrés.

Lo suyo es aleccionar a niñas en edad benjamín y alevín, siempre por debajo de los 12 años. Antiguo baloncestista en tierras catalanas –“lo más arriba que jugué es la Primera catalana, aunque fui entrenador ayudante en EBA”, recuerda– y en la actualidad pieza clave en la estructura de entrenadores del CB Araba, es prácticamente un vitoriano de adopción.

Jordi Armenteros dirige al equipo alevín del CB Araba DNA

Por razones obvias el equipo de su vida sigue siendo el Manresa, pero el Baskonia ya ha entrado poco a poco en su corazón tras más de una década en Vitoria. No en vano, también ha entrenado en Urkide, Mercedarias o al Zuia 02 en Murgia. Eso sí, siempre con una filosofía innegociable como bandera.

“Me gustan las categorías de formación. Quiero ayudar a las niñas a hacer su camino en el baloncesto sin dejar de ser competitivas ni disciplinadas y dándole importancia al trabajo. No me mueve darle más importancia a la competición que a la formación. Prefiero enseñarles a jugar que no la competición pura y dura, luego cada una se pondrá su tope. Incluso sacrificio victorias con tal de que aprendan”, justifica.

Como no podía ser de otra forma, Jordi no se perderá detalle este domingo del partido de signo incierto que protagonizarán ambos equipos en el Nou Congost, esa cancha que se conoce al dedillo. “No tengo el corazón dividido. Los que me conocen a mi alrededor saben lo que hay, aunque conste que el Baskonia es mi segundo equipo. Ni Barça, ni Madrid”, avanza este técnico manresano, quien ya presenció el duelo de ida en el Buesa Arena saldado a favor de los pupilos de Dusko Ivanovic por 94-86. “Es el único partido que intento por todos los medios ir, es innegociable”, añade.

Casualidades del destino, ha sido el Manresa quien ha frustrado sobre la bocina los planes del Baskonia de sellar el billete para la Copa del Rey prevista en febrero en Málaga. Una rivalidad que le ha mantenido ciertamente en vilo hasta el último instante. “Teniendo en cuenta los presupuestos que se mueven en la ACB, para un club humilde como el Manresa tiene un mérito increíble. Ha dado la casualidad de quedarse fuera el Baskonia en un triple empate, pero ha sido más una carambola”, asegura Jordi.

Aquella liga del 98

El Baskonia nunca lo pasa bien en una cancha “tan caliente” como la del Nou Congost, donde por ejemplo perdió una increíble liga el 4 de junio de 1998. Aquel éxito todavía sigue grabado a fuego en la memoria de este simpático manresano que tiene como referentes dentro del baloncesto de élite a técnicos como Pedro Martínez o Aíto García Reneses.

“La liga del 98 no se olvida. Yo estaba en ese partido y aún me acuerdo de cómo la ciudad salió a la calle. No he vivido otro día después como ese, fue algo espectacular. Digamos que fue una jornada larga, sin entrar en muchos detalles"

Jordi Armenteros - Entrenador del CB Araba

“Aquello no se olvida. Yo estaba en ese partido y aún me acuerdo de cómo la ciudad salió a la calle. No he vivido otro día después como ese, fue algo espectacular. Digamos que fue una jornada larga, sin entrar en muchos detalles”, bromea Jordi, quien define a Joan Creus –el principal verdugo azulgrana en aquella final– como, “además del buque insignia, el jugador que nos dio ese puntito más de madurez;encajaba a la perfección con los valores de esfuerzo, trabajo y humildad del Manresa como club”.

De lo que se siente especialmente orgulloso es de haber pasado toda su vida en dos ciudades como Manresa y Vitoria donde el baloncesto es prácticamente una religión. “Hay diferencias en la forma de trabajar y, sobre todo, el volumen de equipos. Quizás en la zona del Bagés haya más clubes, pero aquí también hay muchos colegios con basket”, corrobora Jordi, quien elogia a “todos los técnicos que miran de reojo al trabajo que se hace debajo de ellos”.