El Beotibar de Tolosa, en plena mascarada, cerrando los Carnavales, fue el Área 52 de Aspe. La cancha se transformó un banco de pruebas, por las necesidades en la zaga con las que se han dado de bruces tras la baja de larga duración de un Xabier Tolosa que se cayó del cartel del Parejas.

Ni siquiera la cesión de Aitor Aranguren desde Baiko palió las urgencias. Después, llegaron las suplencias de Iñigo Bikuña, con sus caras y sus cruces, y la última, la de Arkaitz Eskuza de los play-off para cubrir la enorme sombra de Zabaleta. El de Laudio dio la talla

Ambiente extraordinario en las gradas del Beotibar. Arnaitz Rubio

De cara a futuro, su empresa optó por foguearle este martes en Tolosa en un estelar de quilates junto a Jokin Altuna, que regresó a la actividad después de dos semanas de descanso al quedar eliminado del Parejas.

Banco de pruebas

El camino a seguir es regular sus apariciones para que se adapte al material, a la velocidad y cimentar su mejora. Madera hay, desde luego. La firma de Eibar hizo lo mismo el lunes con Arkaitz Gabirondo, la otra perla en los cuadros largos. En ambas ocasiones, los guardaespaldas se fueron con el 22 en contra, siendo más dolorosa la derrota del de Gaztelu.

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Erik Jaka y Julen Martija, una combinación contrastada, no tuvieron piedad de los colorados. Jokin y Arkaitz fueron a remolque todo el partido, remando y remando para una igualada que nunca llegó. El delantero de Lizartza, incisivo, con diez tantos en el zurrón, minimizó errores para desnivelar. Eskuza acabó dos tantos y cometió seis errores. Tiene gas.