Arkaitz Eskuza (Laudio, 8-XI-2004) estrena sus dos años de contrato con Aspe el Día de Reyes en el frontón Astelena de Eibar. Zaguero de 1,90 metros de altura y 88 kilos, debutará con Danel Elezkano ante Darío-Bikuña.
¿Cómo recibió la noticia?
—En noviembre hubo un festival de pelota en Areta. Antes del partido ya se iban escuchando rumores sobre el debut. Al acabar me entrevistaron y me dijeron que se había escuchado que iba a dar el salto. Yo no sabía nada. Se enteraron antes que yo. Tres o cuatro días después, Iñaxio Errandonea me lo confirmó. Estoy muy contento.
Es muy joven y, aunque ha jugado los últimos años en aficionados, da un paso grande.
—Es otro escalón más. Supone más nivel. Con el tiempo se aprende y creo que puede salir bien. Mis objetivos son aprender e ir mejorando día a día hasta llegar al máximo nivel que pueda.
“Zabaleta es en el que más me he fijado. Barriola es otro zaguero que siempre me ha encantado desde pequeño”
¿En qué está haciendo hincapié en los entrenamientos con Aspe?
—Suelo entrenar todas las semanas con Jokin Etxaniz, director técnico de Aspe. Estoy encantado con él. Me enseña cómo entrarle a la pelota. Normalmente, cuando a uno no le explican, intenta hacer las cosas como cree; pero cuando te corrigen y te dicen cómo meter el brazo y la cintura y cómo ir a por ella, se mejora. Se trata de mejorar la técnica y darle más con menos esfuerzo. Estoy muy contento con Jokin.
Es de Laudio, pero que ha tenido un trayecto importante por varios clubes de Bizkaia.
—Cuando era cadete me cedieron a Zeanuri –club con el que ganó el Torneo Cafés Baqué ante Arroita– para jugar a parejas y dos años después pasé a Orozko, donde permanecí otras dos temporadas. Este año he estado jugando en Lemoa junto a Aitor Etxebarria. Hemos ganado el Campeonato de Bizkaia Élite.
Ha vivido muchas experiencias en la pelota formativa. ¿Qué aprendizaje saca de todo ese tránsito?
—He mejorado técnicamente, pero con diferentes compañeros aprendes mucho. Fíjese, el año pasado era juvenil y jugué en sénior con Orozko. Aprendes mucho.
Más kilómetros que Willy Fog.
—Desde que tenía diez años, Humberto Alzaga, mi entrenador, nos decía para ir a jugar a donde fuera y mis padres, sin pensarlo, cogían el coche y me llevaban. Se lo tomaron muy en serio. Les daban igual los kilómetros. Una locura. Soy pelotari porque mis padres me han apoyado mucho.
Con quince años, cuando gana el Baqué, era un chaval alto y delgado. Ha ganado peso.
—He metido caña al físico. Este año, con tantos partidos y entrenamientos, no he podido, pero sí que anteriormente he hecho por mi cuenta. He cogido bastante peso. Entonces estaba por los 1,85 de altura y apenas 80 kilos.
Un zaguero necesita un buen motor para mover la pelota...
—Lo ideal es tener una buena musculatura para aguantar los partidos y estar físicamente a punto. El zaguero tiene que tener fuerza si quiere soltarle a la pelota.
¿Qué tipo de zaguero es?
—Me manejo bien con las dos manos. Antes me costaba más con la zurda. Cuando tengo pelota, me gusta gozar.
“Mis objetivos en Aspe son aprender e ir mejorando día a día hasta llegar al máximo nivel que pueda”
En los últimos años su nombre siempre ha sonado como una de las grandes esperanzas en la zaga. ¿Cómo ha llevado esa presión?
—Es algo a lo que nunca he hecho mucho caso. Te das cuenta, pero no lo he tomado con ninguna presión. He seguido trabajando del mismo modo.
¿Quiénes son sus referentes?
—José Javier Zabaleta es en el que más me he fijado. Abel Barriola es otro zaguero que siempre me ha encantado desde que era pequeño. Jon Mariezkurrena también me gusta en determinados partidos, pero Zabaleta y Rezusta, que pese a ser zurdo me gusta cómo se encuentra con la pelota, son más mis referentes.
¿Ha coincidido con Zabaleta en algún entrenamiento?
—No, pero pude ver uno de él y juega mucho. Tal vez su pelotazo se ve más rápido desde fuera que desde dentro. Le da muy fácil y la pone muy lejos. Siempre va a por la pelota y sabe dónde tiene que estar.
¿Cómo se apaña en las modalidades individuales?
—En el campo aficionado no me ha ido mal. Gané mano a mano el Grabni. La volea se me da bien, no como a un delantero, pero no me quejo. En profesionales, aunque sea en Promoción, el nivel es distinto. Veremos.
¿Ha pasado problemas de manos?
—Un par de veces. Cruzo los dedos, porque es algo importante. No se juega a gusto.
¿Le favorece el material de profesionales a su estilo de juego?
—Estos últimos partidos me ha tocado jugar con pelota juvenil y no me siento a gusto: pesan poco, vuelan mucho y se me escapan. La pelota de profesionales me entra mejor en la mano. Si le pegas, haces más daño. Las prefiero. Me gusta que sean exigentes.