Para disfrutar. Con todas las letras. Una etapa espectacular para cerrar la primera semana larga del Tour. Un día para recordar entre los caminos de tierra y gravel de Troyes. Ideal para los que vemos la carrera desde el sofá, pero dura y estresante para los corredores. Existe la duda de si meter una etapa de estas características todos los años en una vuelta de tres semanas. Soy de los que piensan que no han de meterse todos los años. Creo que hay que medir bien para dar con la dosis exacta. Eso sí, el espectáculo al que hemos asistido ha sido inmenso.
He de reconocer que en los últimos años no me ha gustado la forma de correr del Movistar, pero esta vez han estado excelsos en el planteamiento de la táctica y en el desarrollo de la etapa. No han ganado, pero muchas veces no vence el que se lo merece, sino el que es más fuerte y eso es lo que ha pasado en Troyes. Aún así, exhibición de los Movistar, excelente su trabajo. Alex Aranburu lo ha hecho genial. Puede estar orgulloso de cómo ha corrido la etapa. Ha sido valiente el Movistar y creo que han corrido como lo deberían haber hecho al menos en los últimos tres años. Ese es el camino.
En cuanto a los favoritos, hemos asistido a un festival de ataques de Pogacar, siempre ofensivo, pero el Visma ha demostrado que está fuerte y han sabido mantener a Vingegaard muy bien en carrera. Ese era su objetivo y lo han cumplido con creces. A Evenepoel se le ha visto muy bien, pero sí es verdad que era un terreno que le venía muy bien a sus características. Excelentes todos ellos, cada uno con su estilo. No ha habido diferencias al final, pero se ha comprobado que hay tres hombres por encima del resto: Pogacar, el más fuerte, y luego Vingegaard y Evenepoel. Llega el día de descanso, en el que es bueno estar activo y rodar.
Quiero despedir la columna con un sentido agur a Pablo Arregi. Fue el primer abogado de la Asociación de Ciclistas Profesionales y el que logró que se cotizará por nuestro trabajo. Para mí es una gran pérdida. Agur, bihotz bihotzez, Pablo.