En el fondo no lo son tanto. Ni el Fernández de Barrena Ruiz de Eguino es tan salvaje como aparenta o presume. Gamberrete quizá, a lo sumo, un bendito de Dios con el pecho a la ofensiva. Pongámosle al lado a Crespo y quede el asunto zanjado, que seguro le apacigua el envite y los prontos.

Ahí tienen a ambos, Iker y Adrián, enmarcados por cuatro bellezas locales, cuatro estrellas rutilantes cuya luz convierte en joya a esas dos piezas de bisutería; “ya me la he ganado –pienso en alto mientras los dedos deslizan la idea en el ordenador– en cuanto saquen esto en el periódico Iker me arrea”.

Andrea Subero, Chiara Fernández, María Saracibar y Maitane Samaniego posan con su mejor sonrisa tras los chicos. Los seis juntos compartieron unas pocas horas en Benidorm el pasado mes de septiembre, los días 23 y 24, en el Máster Final Torneo IPP cuya fase clasificatoria se celebró en Vitoria en noviembre de 2022.

Nuestros jugadores vivieron la experiencia alicantina como profesionales.

El International Pádel Players trata a los amateurs de toda España como si, por unos pocos días, fueran jugadores del Circuito Profesional, de cualquiera de los tres: el de toda la vida, el de los petrodólares y el tercero en discordia, el monegasco que se ha mezclado con los intereses yanquis de aquella manera.

En un principio, la organización los desperdigó con el resto de participantes en cuanto llegaron al hotel del Club Melia Villaitana, lugar en el que el Deportivo Alavés ya sabe lo que es realizar una pretemporada. Al final pudieron compartir el mismo alojamiento. ¡Qué más querían!

El grupo Sauvage

En lo deportivo, Fernández de Barrena y Crespo, que se habían ganado el derecho a tomar parte en la aventura después de ganar en Pádel Norte en la fase de clasificación, aguantaron hasta semifinales, donde cayeron contra la pareja que ganaría el Máster, viejos conocidos desde el universitario de España. Andrea con Chiara y Maria con Maitane no pasaron de la fase de grupos, “pero lo pasamos de escándalo, tú”. Por el morro, la estancia, el hotel y la fiesta: “como auténticos profesionales”. Bárbaro. Andrea y Chiara acudieron al Máster tras imponerse en la fase de Gasteiz, mientras que las otras dos, María y Maitane, lo hacían en lugar de la pareja que ganó en Vigo, ausente. Ellas se lo perdieron.

Seis en un coche desde Gasteiz, apretujadas, y la “Cubero” –a la chavala del exguardameta del Glorioso, “Tito, sube”, le cambiaron el apellido– que la mandaban a otra villa. Subsanado el inconveniente –”o todos juntos o la armamos”–, aseados y refrescados, se realizó el sorteo del cuadro, la fiesta y una conga masiva –interprovincial e improvisada– para inaugurar la cita.

El pádel es importante pero lo que le rodea mucho más, sobre todo en acontecimientos como este, donde la diversión y la experiencia vital multiplican las emociones.

Iker y Adrián han bajado el pistón entre estudios y trabajo, pero aún guardan las esencias del juego dentro. Trabajadores, segurolas, un poco más alocado el zurdo de la derecha que el diestro del revés, siguen formando una pareja competitiva. Pero el pádel “ya no es una prioridad”. Andrea y Chiara también han echado el freno de mano. Los estudios y la vida universitaria exigen tiempo y restan sesiones de trabajo. María, la nena del letrado Saracibar, y Maitane, la novia de los más pequeños que acuden a sus clases, siguen en la brecha, son habituales de las canchas, y en el juego “continúan igual de alocadas que siempre”.

Seis jóvenes aventureros que viven la vida a pleno pulmón, en su apogeo, pasionales, guerreros, un poco de vuelta aunque acaben de empezar. Algo salvajes. Casi adultos.

Por Ramón Urbina y Adrián Crespo