Luis Enrique Martínez asumió el cargo de seleccionador de España en 2018 como reemplazo de Fernando Hierro, quien a su vez fue sustituto temporal y de urgencia del cesado Julen Lopetegui. El técnico asturiano dejó el cargo entre junio de 2019 y noviembre del mismo año debido a la enfermedad y el posterior fallecimiento de su hija, tiempo en el que ejerció de entrenador su ayudante Robert Moreno, antes de retornar al mando en 2020 tras comunicar a la Federación Española que estaba preparado para regresar al banquillo. Luis Rubiales respetó el puesto tras el paréntesis.

Luis Enrique, anunciando que será ‘streamer’ en Catar. | FOTO: EFE

Desde que se hizo con las riendas de la selección, un ciclo breve pero intenso, Luis Enrique ha permanecido rodeado de polémica principalmente debido a una transición que ha dejado víctimas de peso en el camino. Que si solo lleva a los del Barça por su pasado culé, que si prescinde de los jugadores del Real Madrid por su condición de blancos, que si no lleva a este porque le cae mal, que si lleva a porteros que no hagan sombra a su apuesta por Unai Simón... Un mar de críticas. Un escenario complejo para cualquier entrenador en el que Lucho se recrea con porte altivo.

Fe del cambio que protagoniza es que de su primera convocatoria, que fue en agosto de 2018, solo sobreviven seis jugadores que estarán en la Copa del Mundo de Catar: los defensas Dani Carvajal, César Azpilicueta y José Luis Gayà; el centrocampista Sergio Busquets, y los atacantes Marco Asensio y Álvaro Morata. Asimismo, del grupo de 26 que acudirá al país árabe solo 17 estuvieron en la pasada Eurocopa y solo seis repetirán con respecto al Mundial de Rusia 2018, cuando el listado fue emitido por Lopetegui: Carvajal, Azpilicueta y Jordi Alba como defensores; Busquets y Koke Resurrección como mediocampistas y Asensio en la línea ofensiva.

Las listas de Luis Enrique siempre han causado revuelo. La elección para Catar no ha sido diferente. Pero lo cierto es que su papel al frente del banquillo se puede considerar exitoso: en la Eurocopa de 2020 –celebrada en 2021– alcanzó unas semifinales inesperadas cayendo en los penaltis ante Italia, la campeona a posteriori y que establecería un nuevo récord mundial de partidos seguidos como selección invicta; ese mismo año firmó el subcampeonato en la Nations League, y ha logrado clasificar a España para la Copa del Mundo de 2022 como primera de grupo, así como para la fase final de la Nations League. El mérito es mayor al tratarse de una selección en proceso de reconstrucción que no ha necesitado margen temporal para codearse con algunos de los mejores combinados del planeta.

En cuanto a números, el entrenador de Gijón de 52 años ha dirigido a España en 42 partidos, arrojando un balance de 24 victorias, 12 empates y 6 derrotas en los que el equipo ha anotado 85 goles y ha encajado 33.

Lucho vive ahora pendiente de la actuación en Catar, que podría dar fin a su etapa como seleccionador estatal. Su contrato expira después de la cita mundialista, la primera a la que asiste como entrenador, ya que como jugador disputó tres (Estados Unidos 1994, Francia 1998 y Corea del Sur y Japón 2002). Tampoco arroja luz sobre su futuro. Se desconoce incluso si permanecerá en el cargo en junio de 2023, cuando llegue la fase final de la Nations League. “¿Junio? El futuro no existe”, manifiesta escueto.

Luis Enrique, el ‘streamer’

Quién sabe si entonces seguirá dando rienda suelta a su nueva faceta, la de streamer –realizador de transmisiones en directo en internet–, anunciada en las últimas horas. “¡Hola a todos! Streamers del mundo, apartaos, que voy cuesta abajo y sin frenos. Grabo este vídeo para anunciaros que me he hecho streamer (...). Mi intención es streamear a lo largo del tiempo que estemos en Doha”, comentó el seleccionador en un vídeo publicado en Twitter, donde ahondó: “Es una idea que parte de una manera un poco descabellada, pero creo que puede ser interesante. La idea es simplemente establecer una relación directa con los aficionados a los que les pueda interesar la información sobre la selección, contado desde un punto de vista particular como es el mío y el de mi staff y establecer una relación directa y más espontánea”.

Fiel a su estilo, captador y retador de detractores con valiente personalidad, días atrás proclamó: “Soy el mejor entrenador que hay en la faz de la tierra, ya vendrán las críticas. No tengo duda, no hay seleccionador mejor que yo en la historia del fútbol mundial”. Si bien, acto seguido matizó: “No es verdad, pero me lo creo”. Es decir, asume e incluso añade dosis de la presión que implica su papel, que será examinado sin miramientos, al igual que toda su estancia en el banquillo estatal. “Con todos los palos que nos dan por ahí, no voy a dudar”, advierte. El tiempo le dará o le quitará la razón. Pero sin lugar a dudas, es el protagonista de la transición de España.