- La Real anunció ayer por la tarde y casi por sorpresa la renovación de Ander Barrenetxea hasta 2027. Su última revisión de contrato databa de diciembre de 2018, es decir hace dos años, cuando firmó hasta 2025. A nadie se les escapa que la operación es un inequívoca apuesta de futuro, ya que la dirección deportiva tiene una enorme confianza en las posibilidades en una de las últimas perlas que ha producido el vivero txuri-urdin.
Imanol también ha acreditado creer mucho en Barrenetxea, quien a sus 19 años, ya ha participado esta misma temporada en 17 partidos en Liga (dos goles, uno ante el Eibar y otro frente a Osasuna), cuatro de Europa League, los dos de Copa del Rey y en la semifinal de la Champions. A estos buenos registros hay que sumar los de la campaña anterior, en la que intervino en 17 encuentros de Liga y seis de Copa, en la que se convirtió en una pieza clave para la clasificación para la gran final, con tres goles incluidos y dos asistencias (una de ellas en el 3-4 del Bernabéu, en la que al internacional Nacho). El curso de su debut con 17 años, jugó nueve duelos de Liga, con el tanto que logró ante el Madrid como mejor recuerdo. El técnico siempre está muy encima de él y le presiona mucho para que potencie los aspectos en los aún puede mejorar. Como reconocía hace unas semanas en una entevista concedida a este periódico, "Imanol me suele echar muchas broncas por las finalizaciones. Dice que a veces me relajo y que lo que tengo que hacer es chutar de verdad y confiar más en mí. Yo creo que he mejorado mucho en el sentido táctico y mental". El terreno en el que puede progresar, se centraba más en "la comunicación cuando no estoy al 100%, y no lo digo por querer estar siempre, aunque esté tocado. A veces tengo que parar. Y en el campo muchas cosas todavía, ser más decisivo, por decir una".
La realidad es que, a pesar de que Basrrenetxea ya ha logrado hacerse un nombre en la elite, sí que puede sorprender la premura que ha demostrado el club txuri-urdin para prolongar su vinculación. El donostiarra se convierte así en el futbolista de la plantilla con contrato más largo junto al último en llegar, Carlos Fernández. Y la urgencia tampoco se puede buscar en la cláusula, ya que desde 2018 su libertad costaba 60 millones de euros. Lo normal es que se haya subido aún más, aunque desde el club no quisieron confirmar este extremo.