fecto insólito el que ha creado el coronavirus. Por un lado se ha cargado de un plumazo la tradición de jugar a la Quiniela, ya que la cancelación de la Liga ha llevado a su vez a suspender las próximas semanas este popular y veterano juego con 74 años de historia a sus espaldas y obligará a resolver de una colorida e ingeniosa manera los resultados ganadores tras la suspensión de todos los partidos que conforman el boleto. Por el otro, el coronavirus ha tenido un efecto palpable en los populares niños de San Ildefonso: de repente, han envejecido unos cuantos años, como se ve en la imagen que acompaña a estas líneas. Quién iba a decir que los chavales iban a pegar este estirón de una semana a otra. La cosas del coronavirus.
Pero habrá que ir por partes. Primero, la Quiniela. Sin fútbol no hay Quiniela. Pero tampoco habrá Quinigol ni Lototurf ni Quíntuple Plus. La Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) va a suspender la venta de la popular Quiniela y sus otras apuestas deportivas debido a las suspensiones y aplazamientos en materia deportiva -caso de la Liga profesional de fútbol o las carreras hípicas- decretados para evitar que se propague el coronavirus.
Pero los resultados de la Quiniela de esta semana (cuya apuesta había salido a la venta antes de decretar la suspensión de los partidos de fútbol) se decidirán mediante un curioso y colorido sorteo que se llevará a cabo el domingo a las 22.00 horas en el Salón de Loterías de Madrid, donde se pondrán en juego los 6.800.000 euros acumulados de bote. Una oportunidad inimaginable para los que no tienen ni idea de fútbol y para los pitagorines amantes de la estadística.
El sorteo sustituirá balones por pequeñas bolas de color: cien para cada uno de las 15 líneas que conforman la apuesta quinielística. Así, de acuerdo a la norma 39B del reglamento, cada partido se introducirán 100 bolas en el bombo con tantas bolas para el l, la X y el 2 como porcentaje de apuestas se hayan realizado por cada signo.
Por ejemplo, si en un partido los apostantes han jugado el 50% al 1, el 30% a la X y el 20% al 2, en el sorteo se dispondrán 50, 30 y 20 bolas con cada signo para extraer el ganador y así con la 14 líneas que conforman la apuesta. Una bola roja significará la victoria del equipo local, una bola azul el empate y una bola amarilla la victoria del visitante. Del mismo modo, en el Pleno al 15 las bolas se repartirán en proporción para cada uno de los resultados 0-1-2-M (en este caso con bolas de color blanco, rojo, amarillo y verde).
Por su parte, El Quinigol con fecha de 15 de marzo será considerado nulo en el caso de que queden excluidos cinco o más partidos del pronóstico y se procederá a la devolución del importe del resguardo.
Pero el otro efecto palpable y curioso que ha dejado el coronavirus en el sector del juego se refiere a la Lotería Nacional. El cierre de colegios y la prohibición de actividad docente y extraescolar en Madrid para evitar la expansión del coronavirus ha provocado que los niños de San Ildefonso, que llevan participando en estos sorteos desde 1771, no puedan extraer ni cantar los números ganadores de la Lotería Nacional. No pudieron este jueves, no podrán hoy, sábado, ni tampoco hasta que se retire la prohibición. Esto ha provocado que Loterías tenga que recurrir a su crecidito personal hasta que concluya la suspensión. Y allí estuvieron, subidos a sus taburetes, mostrando y cantando los numeritos los nuevos y talluditos niños de San Ildefonso ¿por arte de magia? No, por arte de coronavirus.