bilbao - El pasado 2 de enero Kepa Acero (Algorta, 1980) gastó una de sus vidas y volvió a nacer. El surfista vizcaíno sufrió un grave y aparatoso accidente en Mundaka justo en uno de esos escasos días en los que la ola de izquierda rugía potente y con un par de metros. El pequeño de los Acero perdió el equilibrio sobre su tabla, se precipitó al mar revuelto y se golpeó bruscamente contra el fondo. Se desmayó al instante. Varios riders que se encontraban en el pico en ese momento, varios de sus amigos, consiguieron primero sacarlo a la superficie y, después, llevarle fuera del agua. Y, de ahí, directo al Hospital de Cruces. El primer pronóstico fue muy grave: se había partido el cuello, con una vértebra cervical rota-desplazada y una vértebra dorsal rota. Sin embargo, tras las pruebas médicas, llegó la esperanza. Porque las consecuencias no serían tan pésimas para el getxotarra. Porque la médula espinal del surfista no había sufrido daño. Podía sentir sus extremidades. Y ponerse de pie. Se había librado de milagro de alguna parálisis. Así que el menor de los Acero podrá restablecerse completamente, tras varios meses de recuperación eso sí, después de la operación que se llevará a cabo el próximo miércoles.
“Tuve una caída fatal. Caí de cabeza contra el fondo y en el momento perdí el conocimiento. El único instante que puedo recordar fue bajo el agua, queriendo llegar a la superficie, pero mis manos y mis piernas no atendían a órdenes”, explicó el propio Kepa ayer por las redes sociales. Y es que el accidente tuvo lugar en un tubo cerrado de Mundaka, así que tras caerse, el getxotarra se golpeó la cabeza y se dobló el cuello. “Entonces pensé que nunca saldría. No recuerdo nada más. Luego he sabido que Gaizka e Iñigo (sus compañeros en el agua ese fatídico 2 de enero) me subieron a la tabla y me sacaron de la zona de impacto. Perdí hasta la vista”, recordó el surfista. Después, cuenta el de Algorta, llegó al hospital tras “horas de agonía” en las que el desconcierto y la incertidumbre reinaron en la atalaya de Mundaka. Sin embargo, a su llegada a Cruces, los primeros pronósticos del servicio médico tan solo acrecentaron el temor de Kepa, se había roto el cuello y las consecuencias de ello podían ser muy graves. Sin embargo, afortunadamente, todo terminó siendo un susto del que tardará bastante en recuperarse: “Milagrosamente, la médula espinal no fue dañada, así que puedo dar gracias por poder sentir y mover mi cuerpo, piernas y brazos”, argumentó el surfista vizcaíno. Ahora, el pequeño de los Acero se encuentra hospitalizado, con un collarín que le acompañará los próximos meses, inmovilizándole el cuello; y a la espera de la operación a la que será sometido el próximo miércoles para curar las dos vértebras cervicales dañadas en el susto de Mundaka. “Tengo la sensación de haber vuelto a nacer dos veces en un mismo día, y mi agradecimiento va para todos los que me han acompañado, los que me rescataron, médicos, los que me han aniñado, al azar, que así lo ha querido; y a la vida. Sobre todo, a la vida”, concluyó Kepa.
Acero no fue el único surfista vasco que tuvo recientemente un susto en el mar. El zarauztarra Axi Muniain, experto en olas gigantes, también tuvo que ser rescatado el pasado 22 de diciembre cuando disfrutaba del temporal en la localidad portuguesa de Nazaré. La ola lusa está reconocida como la más grande jamás surfeada.