vitoria - Conforme al ideario previsto, los alpinistas Juanito Oiarzabal y Alberto Zerain partirán hoy de madrugada rumbo a la cumbre del Broad Peak (8.051 metros), donde intentarán hacer cumbre este viernes 24 de julio. A lo largo de las próximas horas, los dos alaveses advirtieron vía satélite su intención de subir del campo base al campo 2 directamente. Así, mañana intentará alcanzar el 3 y al día siguiente, previo depósito para un posible campo 4, comenzarán a perfilar todo lo necesario para atacar la cumbre desde el último de los campos instalados, que podrían situarse en torno a unos 7.400 metros. Oiarzabal y Zerain han descansado tres días en el campo base mientras las noticias se sucedían en la cordillera y en el propio monte, también conocido como K3 y la decimosegunda montaña más alta del planeta. A los nervios propios en la expedición alavesa cuando se encuentra tan cerca del objetivo se añaden en las últimas horas los peligros que entraña el alpinismo de máximo nivel. Así, según reconocieron ayer los propios protagonistas, han llegado ya las primeras cimas en el Gasherbrun II y también con ellas los accidentes en el Broad. De hecho, se teme en estos momentos por la integridad de una alpinista coreana que tuvo problemas entre el campo base y el campo 1 debido a la zona de avalanchas. Los vascos han realizado una variante por una arista rocosa para evitar ese valle vulnerable.
De concretarse sus previsiones y si las condiciones climatológicas les son favorables, los dos alaveses culminarían con éxito esta nueva expedición, que forma parte del ambicioso proyecto 2X14X8000 impulsado por Juanito para doblar el número de ochomiles conseguidos a lo largo de su carrera. De conseguir el viernes el Broad le faltarían únicamente tres cimas para completar el círculo: Shisha Pangma, Nanga Parbat y Dhaulagiri, cima por la que reconoce sentir “mucho respeto” debido a su complejidad y donde han fallecido amigos como Pepe Garcés o Juanjo Garra.
Por su parte, de ascender con éxito al Broad, sería un éxito formidable para Alberto Zerain, que ya cuenta con siete ochomiles en su haber. “Tengo una espina clavada en esa montaña, que he visitado dos veces y nunca he podido hacer cumbre por diversas causas -físicas y climatológicas, principalmente-, así que esta vez puede ser la definitiva”, sostenía antes de partir el alpinista alavés, propietario en la actualidad de una empresa de transportes y el primer alavés que ascendió, en 1993, al Everest. Después de aquella gesta, recordaba recientemente en una entrevista con DNA, se mantuvo fiel a su relación con la montaña huyendo de los caminos ya recorridos y tratando de buscar nuevos y grandes desafíos.