Bilbao - La guerra por la victoria en la Titan Desert que tenía a Ibon Zugasti con un ojo en la rueda de sus rivales y otro en la de su compañero de equipo Josep Betalú, con el que vivía enfrentado en pleno desierto en una trama de traiciones, sospechas y odio, terminó ayer de la manera más rocambolesca posible: el guipuzcoano se saltó un control de paso obligatorio, el cuarto de la etapa, y fue sancionado con cinco horas.

Así acabó la guerra de la que salió victorioso el checo Ondrej Fojtik (ganó la etapa por delante de un sensacional Zubero y sentenció la general), el más sigiloso sobre las dunas de Marruecos. Y el más correcto.

De los favoritos o aspirantes a ganar la Titan Desert, ayer fue el único que siguió el recorrido marcado por la organización mientras otros como Milton Ramos, cuyas opciones de victoria quedaron sepultadas tras ser sancionado con un total de 15 minutos en la primera etapa, buscaron un camino alternativo que no les funcionó en el mar de dunas que era la decisiva quinta etapa, un reto en la que el riesgo de la navegación por las pistas del desierto tuvo un resultado desigual.

Un espejismo Ramos y Betalú, que fueron por libre, no encontraron el camino que les debía llevar a la victoria de etapa en el caso del segundo y al asalto de la general, en el del primero. La víctima de Ramos debía ser Zugasti, lejos de la cabeza, anclado en la arena, en los tres primeros controles.

Y en meta, de repente, apareció tercero. Un espejismo. No podía ser. Y no fue. Los jueces no tardaron en darse cuenta de que se había saltado el cuarto control. Le penalizaron con un total de cinco horas que le borraron de la general que no debe sufrir cambios en la última etapa. La sexta y última etapa será la más corta de la presente edición, de 67 kilómetros entre Merzouga y Maadid y servirá de homenaje a todos los titanes que han sido capaces de terminar una carrera de gran dureza. - A.L.