El espacio Kulturlab de Laudio abre fronteras. Y es que si a inicios de este mes eran seis creadores laudioarras, habituales de su sede de la calle Elexalde, los que viajaban a Zas Kultur –en la capital– con la exposición colectiva Periferia, ahora será la artista e investigadora gasteiztarra Miriam Isasi Arce la que visite sus instalaciones con la muestra Destilar un bosque, rodar agallas. “Con esta exposición, comenzamos a integrar el ciclo de Mujeres Artistas Contemporáneas Alavesas en nuestras exposiciones, intercalándolas con las de artistas locales, considerando ambas estrategias de especial interés para visibilizar y potenciar el arte contemporáneo más próximo”, han explicado desde Kulturlab.
En concreto, la propuesta de esta Doctora en Bellas Artes por la EHU, que realizó su estancia internacional en la UNAM de Ciudad de México, se inaugurará a las 19.30 horas de este jueves y permanecerá en el municipio cabecera de la Cuadrilla de Aiaraldea hasta el próximo 21 de diciembre. En ella, el público se encontrará con un conjunto de evocadoras conexiones en las que naturaleza y memoria laten con fuerza.
“Un intento por la mimesis como razonamiento sintético o destilar un bosque, son objetivos ambiciosos. Mientras establezco mentalmente la unión de las partes, descubro relaciones entre los elementos de la realidad. Combino, raíces con mitos, ramas con conexiones, troncos con memoria, y desordeno de nuevo estas variables en un conjunto de vida. Empirismo ritual que necesita de la subjetividad sensitiva”, ha explicado la autora.
Así, “el roble es el protagonista de este juego de relaciones, texturas y movimientos. Las agallas funcionan como elemento conector entre vegetación y trazo. La tinta ferrogálica como fluido, el serrín como deconstrucción y el carbón como residuo. Tratando de buscar relaciones poéticas. Del todo a las partes”, describe, quien se confiesa interesada por “el lugar donde confluye lo ambiguo, lo absurdo y lo irónico. La experiencia de lo cotidiano, el límite, el proceso como parte importante del todo y situar al espectador en un estado de situación”.
Lo procesual y lo experimental
No en vano, relata, “me hice apicultora en un campo de adormidera, he robado energía a varias instituciones para darle un uso funcional y activar diferentes dispositivos informales, busco metralla de la Guerra Civil y II Guerra Mundial, para luego fundirla en una fragua. Cuestiono los sistemas de poder y me planteo la resistencia como concepto abierto, tan natural como tensar. La posibilidad del código, la ambigüedad entre política y vida es una constante, que para mi se impulsa desde el activismo”.
Y es que estamos ante una artista cuyo trabajo se centra en generar un puente entre lo procesual y lo experimental. Habitualmente sus proyectos se definen en un lugar específico, en el que interviene desde la acción. El territorio y sus especificidades son constantes en sus proyectos, para cuya producción ha recibido el apoyo y subvenciones de Gobierno Vasco, Diputación Foral de Bizkaia, Diputación Foral de Álava, Ayuntamiento de Bilbao, de Vitoria y de Irún, Bilbao Ekintza, Ikertu, Azkuna Zentroa, Centro Cultural Montehermoso, Tabakalera, Instituto Vasco Etxepare, Beca Juan y Pablo de Otaola de Basauri, Fundación Bilbaoarte, Fundación Cristina Enea, MAEC-AECID, (Academia de España en Roma), MUSAC o Artium.
Desde un posicionamiento contemporáneo, genera un discurso que se construye a partir de guiños a la antropología, la historia, el activismo, el parasitismo, el paisaje y la memoria como fuente de alimentación. Buscando los vacíos legales y los espacios de límite, con un tono irónico y absurdo, en los que trata la relación directa del autor con el espacio, a través de la instalación, y unificando el aspecto más vivencial del acto creativo. En los últimos años ha realizado estancias y residencias en La Habana, Bregenz, Buenos Aires, Roma, Ciudad de México, Pekín, Santander, Gijón, León, Vitoria- Gasteiz, Hendaya y Pamplona, que le han dado la oportunidad de realizar diversos proyectos y exposiciones.
Ahora llega a Laudio con su Destilar un bosque, rodar agallas, que podrá visitarse, hasta el próximo 21 de diciembre, los jueves y sábados, de 12.00 a 14.00 y de 18.30 a 20.30 horas, así como los viernes en horario de tarde, y los domingos por la mañana.