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“Artea’ aguanta muy bien el paso del tiempo y es interesante que la vean distintas generaciones”

El Festival de Teatro de Humor de Araia llega este domingo a su final y lo hace recibiendo en el Arrazpi Berri a Ramon Agirre, Joseba Apaolaza y Asier Hormaza con ‘Artea’

“Artea’ aguanta muy bien el paso del tiempo y es interesante que la vean distintas generaciones”Cedida

Más allá de que la programación por pueblos de Álava va a continuar el resto del mes, el Festival de Teatro de Humor de Araia se despide este domingo de su sede de referencia. Lo hace recibiendo en el Arrazpi Berri a un trío de actores bien conocidos como son Ramon Agirre, Joseba Apaolaza y Asier Hormaza, que se han vuelto a reunir, de la mano de Txalo Produkzioak, para recuperar Artea. La cita con el público se va a producir a partir de las 22.30 horas en el polideportivo Arrazpi Berri.

Es un texto muy conocido que ustedes ya llevaron a escena hace unos años en euskera, obteniendo un éxito más que importante. Pero de eso ya ha pasado un tiempo. ¿Por qué recuperar ahora ‘Artea’? 

–Básicamente porque es una buena función. Es un montaje que resiste el paso del tiempo. Es un texto que se hace continuamente, los derechos bailan de unas manos a otras (risas). Es una obra que siempre han querido hacer los grandes espadas. Recuerda la versión de Josep Maria Flotats, Carlos Hipólito y Josep Maria Pou, por ejemplo. O la de Ricardo Darín... Es una función muy reconocida y apetecible. Nosotros la hicimos en su día en euskera y la verdad es que fue un gusto. No es sencillo conseguir los derechos y hace no mucho Txalo decidió proponernos de nuevo retomarla. Así lo hicimos y aquí venimos a Araia.

Para quien todavía no tenga referencias, la obra plantea a tres amigos en torno a una obra de arte que, bueno, digamos que genera controversia. 

–Son tres amigos de toda la vida. Creo que fue Miguel del Arco, que también dirigió esta función en su día, quien comentó que este texto es una deconstrucción de la amistad. Al final, lo que estamos haciendo es contar una riña, lo que pasa es que está muy bien contada. Son tres personajes de un determinado standing. Acomodados, ya sabes. El pretexto de esa riña es que uno de los tres amigos ha decidido gastar un pastón en un cuadro absolutamente blanco. Aunque sí se aborda el tema del arte y hay alguna discusión muy interesante y bonita sobre ello, en realidad, el cuadro es un pretexto para contar esa riña entre tres amigos que a la hora de hacerse daño unos a otros arramplan con todo. Se dan bien.

Retomar el espectáculo

Todo ello en una obra que tiene un ritmo muy vivo, que para los actores también tiene que ser exigente a nivel mental. 

–Es una comedia muy bien dosificada y repartida. Nos vamos turnando. Es verdad que son diálogos muy vibrantes y que hay algún monólogo, como uno que tengo yo, que son muy bonitos. El montaje exige ritmo y vivacidad. Es una obra que se celebra mucho en este sentido también por parte del público. De hecho, ahora que la hemos retomado nos hemos encontrado con algo curioso y es que buena parte de la gente que viene a verla, no conocía la función. Parece que una obra cuando ya la has hecho una vez, no se puede volver a retomar. Pero para nada. Un montaje como Artea aguanta muy bien el paso del tiempo y es interesante que la vean distintas generaciones. Claro, hace 20 años que hicimos Artea, imagina la de gente que ha crecido en este tiempo y no ha visto la obra. 

'Artea'

¿Cómo ha sido retomarla? 

Ha sido un camino mucho más sencillo para nosotros. Además, interpretamos a los mismos personajes, con lo que...

¿Hay amistad entre los tres actores? 

–(Risas) Sí, sí, y entre los tres personajes también. Es lo que suele pasar en las buenas familias, que a veces cuando las cosas se encabronan se pasan por determinados momentos un tanto así.

‘Artea’ tuvo un gran éxito en su día. ¿Una presión añadida a la hora de retomar el camino? 

–No, no. Presión ninguna. La presión, en todo caso, es para quien tiene que vender la función (risas). Pero hay mucha gente que no la ha visto, como decía antes, pero también mucho público que quiere reencontrarse con el texto. En la primera versión el tratamiento era de hika, que es una manera de hablarse más cercana, pero más complicada también. En esta segunda versión decidimos hacerla en zuka. Es quizá la variación más importante. Bueno, y que en la dirección también hemos tenido cambio. En su día, la obra la dirigió Carlos Zabala y ahora ha tomado el relevo Begoña Bilbao. Claro, claro, y se me olvida algo importante. Nosotros tenemos 20 años más (risas). Pero creo que la función está tan bien escrita que pasa por encima de todo

El público

La gente sale del teatro después de haberse reído mucho pero también con varios temas sobre los que pensar. 

Al final, todos compartimos algo con los personajes y ahí está la virtud de Yasmina Reza cuando en su día escribió el texto. Creó tres arquetipos de amigos y estableció una lucha dialéctica universal, en la que todos nos podemos ver reflejados. Habla de nuestras manías, obsesiones... y también de nuestras virtudes. La cultura está para esto también, para que nos veamos reflejados como seres humanos que somos y para reírnos de nosotros mismos. La función permite eso, que salgas del teatro y luego estés un rato charlando sobre lo que has visto, sobre quién tiene la razón... Ante todo, el público pasa un buen rato, eso es así.

Lo que pasa es que estamos en un momento en el que parece que ya no nos reímos de nada. 

Reírse está siempre bien y es importante. Y cuando pasa como con esta obra, que la risa tiene cierta profundidad, mejor que mejor.

Son ya muchos años en esto, pero ¿cómo se lleva esto de estar trabajando un domingo a las diez y media de la noche en mitad de agosto? 

–(Risas) Bien, bien. Ya nos han tocado muchas y muy distintas. Nuestros calendarios siempre son de otra manera. Estamos encantados de poder estar en Araia. Yo ya he estado actuando en el festival, que es una cita más que consolidada y a la que regresamos con muchas ganas.