Un escaparate de un comercio local, un espacio para poder exponer arte. Crear un vínculo entre ambas partes para encontrarse con una tercera, la ciudadanía. “La cuestión es que, por lo menos, de primeras, te extrañe”, apuntan Yone Estivariz y Sara Berasaluce. Para empezar porque “pararte un momento con el ritmo de vida que se lleva, acercarse y mirar, ya es importante”. Es la propuesta que ambas fotógrafas y gestoras culturales llevan desarrollando desde la capital alavesa en el último lustro. In Situ ArtFestival acaba de celebrar cinco ediciones en las que 45 locales y en torno a medio centenar de artistas, además de miles de personas en su papel de público, han hecho realidad esta idea nacida en el confinamiento.
Cultura y comercio. Cuando el covid tenía a todo el mundo en casa, ambas pensaron algún tipo de propuesta que pudiera unir a los dos sectores, que sirviera para que los y las artistas pudieran mostrar sus creaciones –máxime en una ciudad como Vitoria, donde encontrar espacios al uso para exponer es casi milagroso–, y para que los locales comerciales pudieran tener un empuje en el contexto de una situación marcada por las restricciones de acceso, aforos…
Un total de 45 comercios de la capital alavesa y en torno a medio centenar de artistas han tomado parte en estas primeras cinco ediciones
Además, se buscaba crear algo nuevo en Gasteiz, algo que no se hiciese, más allá de que les apetecía crear algo juntas. Todo eso se mantiene en la esencia de un certamen que cada año selecciona a una serie de creadores y colectivos para que hagan de los comercios participantes sus lugares de exposición. “También buscábamos un propósito que sigue vigente y que pasa por el hecho de que la cultura no sea solo acercarte a un museo o a una galería. Queremos que sea algo que puedas disfrutar a pie de calle, que sea más cercano”.
El quién y el dónde
Natalia Albeniz, Ibon Landa, Alba Tojo… son solo algunos de los nombres que han tomado parte en las ediciones anteriores del certamen y que hoy siguen consolidado su trayectoria profesional. Arco, Relojería Mendoza, Cerrajería Canuto… son solo algunos de los espacios que han accedido a colaborar con la propuesta. “Para todos es un reto”, admiten las impulsoras de la propuesta, conscientes que no siempre ha sido sencillo casar intereses y hacer ver a la primera qué es lo que se busca.
Para los y las artistas supone exponer en un lugar donde no hay una pared blanca y un lugar vacío de otros elementos. “La participación es buena pero es verdad que hay ocasiones en las que a la gente le cuesta adaptarse al espacio. Como su obra no se va a ver en condiciones perfectas, a quien ya tiene una trayectoria le genera cierto prejuicio. La cuestión es atreverse, aceptar el reto y mostrar valentía. Quienes están empezando sí están más en esa línea”.
Para los locales conlleva ceder el espacio de su tarjeta de presentación al público para acoger propuestas artísticas. “¿Qué van a hacer? ¿Durante cuánto tiempo? ¿Tengo que poner dinero? son preguntas que nos han hecho muchas veces” en los primeros contactos. Aquí hay una labor de explicación necesaria, aunque tanto Berasaluce como Estivariz recuerdan que en la primera edición, cuando nadie sabía qué suponía In Situ, la disposición de las tiendas participantes fue total desde el segundo uno.
Aunque las exposiciones son el eje fundamental de la propuesta, también el certamen organiza diferentes citas paralelas
Si surgen problemas entre ambas partes, para eso está la organización, aunque “la convivencia termina apareciendo de una manera muy orgánica y natural”. La intervención en cada escaparate se suele montar en uno o dos días, aunque desde un mes antes, a partir de la selección que hace el jurado de los artistas, se establece una relación directa entre ambas partes.
No solo exponer
De todas formas. In Situ, como ha pasado en esta edición de 2025, no solo es mostrar. A lo largo de estas ediciones ha ido sumando actividades paralelas. Por ejemplo, las visitas guiadas que se hacen a los comercios. Pero también la clausura, que se hace también a pie de calle, en la plaza de la Provincia. Además, se han incorporado otras disciplinas artísticas para llevar a cabo actuaciones puntuales en locales como Margarita me llaman y Amatter.
También se realizan talleres en lugares como la librería Mara-mara, sin perder de vista el programa Introspektivas, en el que toman parte artistas de diferentes perfiles para ofrecer formación y encuentros artísticos, teniendo al centro socio-cultural de Zigoitia como punto de referencia. No todo pasa en Vitoria, de hecho. Se han hecho actividades además en localidades como Murgia. Todo ello está sirviendo asimismo para crear grandes redes de relación por parte de un festival que cuenta con la colaboración de Fundación Vital, uniéndose de manera habitual a ese apoyo el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación Foral de Álava, así como, el año pasado, el Gobierno Vasco.
A todo ello se suma la creación de In Situ Art Gallery, un canal para seguir manteniendo la relación y la visibilización de los artistas que han tomado parte en las ediciones anteriores. “Es una manera de conservar esa familia que se ha ido creando en torno al festival”, más allá de que se suele contar con ellos y ellas para impartir talleres, ofrecer charlas o ejercer de jurado.
El hoy y el mañana
Cada edición supone un año completo de trabajo, un camino que no siempre es fácil porque también, como les pasa a todos los proyectos culturales en Álava, hay que dar pasos al ritmo que marcan los calendarios y las resoluciones de las instituciones. De manera esencial, son Estivariz y Berasaluce quienes llevan el peso de la gestión, aunque con el paso de los años han involucrado a colaboradores para poder realizar distintas tareas relacionadas, por ejemplo, con la presencia en redes sociales. “Llegar a los cinco años es importante. Hay que valorarlo. Hay orgullo de decir: estamos aquí. Sabemos aprender de nuestros errores, adaptarnos, seguir e insistir, que es la clave. Creemos en nuestro festival. Hay que valorar lo positivo y lo bueno” que ha ofrecido hasta ahora y todo lo que todavía tiene por delante.
A la hora de mirar al futuro, y más allá de que tienen claro que sería imprescindible contar con más solidez en cuanto a los apoyos y, por lo tanto, con una mínima estabilidad, apuestan por mantener la dinámica entre artistas y comercios como eje fundamental. A partir de ahí, “el ideal sería ampliar la programación y hacer otras intervenciones en la calle y exposiciones en espacios alternativos”.